Boletín UNAM-DGCS-230
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Evelyn Shuster, académica de la Universidad de Pennsylvania, advierte
que puede traer consecuencias socialmente peligrosas
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Existe el riesgo de crear una clase relegada de individuos genéticamente
imperfectos, señaló en el IIJ
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Las personas no deben considerarse sólo como la suma de sus genes,
afirmó Dafna Feinholtz, del Instituto Nacional de Perinatología
El
mal uso de la información genética puede dar lugar a perspectivas deterministas
y reduccionistas que conduzcan a teorías raciales similares a las esgrimidas
por los científicos del nazismo, afirmó Evelyn Shuster, de la Universidad de
Pennsylvania, Estados Unidos.
Al participar en la
Reunión Internacional de Expertos sobre Derecho Genómico, que organiza el
Instituto de Investigaciones Jurídicas (IIJ) de la UNAM, la académica aseguró
que si no existe una perspectiva ética que acompañe las investigaciones sobre
el genoma humano pueden presentarse consecuencias socialmente peligrosas.
Podría llegarse a la
creación de una clase relegada y discriminada por sus características
genéticas, o al extremo de destruir embriones que se consideren genéticamente
inferiores, precisó.
Evelyn Shuster sostuvo
que los estudios sobre el genoma humano no se acompañaron por los espacios de
discusión necesarios sobre las implicaciones éticas acerca del uso de esos
conocimientos, por lo cual la genética puede ser peligrosamente destructiva de
valores y derechos humanos.
Los
seres humanos en la actualidad están reducidos a los genes, su mal
funcionamiento y las interacciones de sus proteínas, pero catalogar a las
personas por sus características genéticas significa limitar sus perspectivas
de vida, puntualizó.
Evelyn Shuster subrayó
que el reducido número de genes en cada individuo no puede considerarse
suficiente para determinar todas las complejidades de la vida.
No hay evidencia
científica suficiente, agregó, para sostener que las enfermedades mentales
puedan estar genéticamente determinadas. Esto pone en duda, enfatizó, el valor
de la genética del comportamiento.
Al hablar ante Manuel
Becerra Ramírez e Ingrid Brena Sesma, investigadores del IIJ; Dafna Feinholtz,
del Instituto Nacional de Perinatología y Jürgen Simon, director del Centro de
Investigación en Biotecnología y Derecho, Evelyn Shuster se pronunció por un
debate democrático a nivel global para desterrar los puntos de vista
deterministas que pretenden reducir la existencia de los individuos a sus
rasgos genéticos.
Se necesita además,
concluyó, un tratado mundial que proteja en contra de la discriminación a
personas consideradas genéticamente imperfectas.
En su intervención,
Dafna Feinholtz habló sobre la importancia de establecer comités de ética que
analicen las implicaciones que pueda tener el uso de la información genética.
El objetivo de estas
instancias, indicó, es que las investigaciones consideren al ser humano como un
todo junto con sus valores, y no pierdan de vista que es mucho más que un
conjunto de genes.
Añadió que un aspecto
fundamental a tener en cuenta es la idea de diversidad. Sobre esta noción, sin
embargo, no existen parámetros acertados, pues la mayoría toman como punto de
partida un modelo de perfección.
Esta idea, consideró
la especialista en comités de ética en investigación en salud y genoma humano,
surge de una definición equivocada de la tolerancia, según la cual se trata de
soportar a quienes son diferentes, no de aceptarlos.
Dafna Feinholtz
manifestó que el conocimiento genético de las personas no solamente debe ser
utilizado en beneficio de éstas y de los grupos familiares y étnicos. Es
preciso, además, asegurar que no se haga un uso discriminatorio de esa
información, concluyó.
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