Boletín UNAM-DGCS-167
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Por un lado, vándalos ajenos a la
institución acuden a los planteles y agreden a la comunidad
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Por el otro, minorías del CGH
simulan asambleas e interrumpen clases contra la voluntad mayoritaria
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La Universidad combate el
vandalismo: ha expulsado a una treintena de seudoestudiantes en los últimos
meses
Hoy, la UNAM enfrenta el asedio de
algunos grupos que, aunque antagónicos en apariencia, convergen en lo que
parece ser su propósito fundamental: atraer la atención de los medios de
información mediante la provocación y la violencia, para intentar afectar el
desarrollo de las actividades académicas de la institución.
Por un lado, han aparecido con singular
frecuencia y descaro grupos totalmente ajenos a la Universidad que se presentan
armados con diversos proyectiles ante las puertas de los planteles
universitarios y, sin el menor recato, agreden a estudiantes, profesores y
trabajadores, para luego desaparecer tranquilamente, con el mismo desenfado con
el cual llegaron.
Y por el otro, se manifiestan también grupos
auténticamente minoritarios de lo que queda del Consejo General de Huelga que
ven en la provocación externa tierra fértil que les permite capitalizar
políticamente. Simulan asambleas e interrumpen clases de manera arbitraria,
bajo el argumento de que se solapa a los vándalos. Nada más falso.
El secretario general de la Universidad y el
director general del Colegio de Ciencias y Humanidades, informaron ayer que en
los últimos meses han sido expulsados de la institución más de una treintena de
seudoestudiantes, de los cuales al menos 18 estaban matriculados en el plantel
Naucalpan del CCH.
Apenas ayer, también, ambos funcionarios anunciaron la expulsión de tres vándalos más del referido plantel, derivado de los ataques sufridos por esa comunidad el lunes pasado.
La Universidad Nacional ha mostrado en
repetidas ocasiones su decisión de combatir y erradicar la violencia y el
vandalismo de sus planteles, haciendo uso, hasta el límite, de las herramientas
que la legislación universitaria le confiere; sin embargo, la UNAM insiste en
que esta lucha debe ser compartida y concertada entre todas las instituciones
educativas que padecen el problema y las autoridades responsables de la
seguridad pública.
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