06:00 hrs. Diciembre 30 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-1247

 

 

 

Pies de foto al final del boletín

DAÑA UN HONGO LA PRODUCCIÓN DE GRANOS Y ANIMALES

 

·        La toxina que produce afecta células vegetales y animales;  además ocasiona baja de rendimiento en las plantas

·        Sus efectos tóxicos dañan a los animales y disminuye de manera importante la producción de maíz, destacó Francisco Javier Plasencia de la Parra, profesor de la Facultad de Química de la UNAM

 

La seguridad alimentaria  podría estar en riesgo por los efectos tóxicos en animales propiciados por el hongo Fusarium moniliforme, ya que éste parásito se hospeda en el maíz alertó Francisco Javier Plasencia de la Parra, profesor de la Facultad de Química de la UNAM.

 

La presencia del hongo Fusarium moniliforme es peligrosa porque ocasiona la baja importante en el rendimiento del maíz. De ahí la importancia de desarrollar métodos para determinar su incidencia, proyecto en el cual trabaja Plasencia de la Parra.

 

Recordó el especialista, el descubrimiento de la toxina que produce el hongo (la fumonisina) se hizo en equinos, los cuales padecían síntomas de degeneración encefálica, casi se les licuaba el cerebro, lo cual siempre estaba asociado al consumo de maíz mohoso.

 

El desarrollo de este proyecto, señaló el experto, ha contribuido a abrir el área de fitopatología molecular, en la cual se ha trabajado realmente poco, porque tradicionalmente el estudio de las enfermedades de las plantas se ha hecho más en campo y en relación con sus aspectos prácticos.

 

En el caso de los animales, hay especies de mamíferos que son más susceptibles que otras; en porcinos produce una edema pulmonar y en animales de laboratorio, como ratas, produce cáncer de hígado. En humanos su consumo se ha asociado con la alta incidencia de cáncer esofágico. Por eso, dijo, es importante determinar los niveles de esta toxina en alimentos.

 

Al ser reciente el hallazgo de la fumonisina, en 1988 en Sudáfrica, el investigador de la FQ indicó que no se tiene mucha información en México sobre su incidencia, en contraste con otras toxinas producidas por hongos con más de 40 años de estudio. Plasencia de la Parra, empezó a estudiarla en 1997, en colaboración con la doctora Marina Gavilanes Ruiz, también de la misma facultad.

 

Resaltó que la mazorca de maíz puede tener dos destinos, ya sea que se utilice como semilla, para generar una planta nueva, o como grano para alimento humano o animal, y si está muy infectada, obviamente que causa daños.

 

Al entrar el maíz en el proceso de nixtamalización, hace que la toxina sufra un cambio en su estructura química, permitiendo que el compuesto que se forme siga teniendo actividad biológica. De este modo, el enfoque es desarrollar los métodos analíticos. Por ello, insistió, se requiere estudiar no sólo el grano, sino también los productos de maíz nixtamalizado, como la tortilla.

 

El Fusarium moniliforme está presente en el Estado de México y Sonora, zonas en las que el investigador ha estudiado su manifestación. Las características de las poblaciones de este hongo pueden ser diferentes. En cuanto a patogenicidad y por la cantidad de toxinas producidas, hay unas más agresivas con la planta que otras.

 

Al estudiar la virulencia del hongo a partir de un compuesto que produce la toxina fumonisina –particularmente por sus efectos  bioquímico y molecular–, explicó que hay cepas de Fusarium que la producen en grandes cantidades y otras que lo hacen en bajo volumen o no la producen. Sobre estas diferencias comentó que la mayoría de las cepas de maíz de Sonora producen la toxina en cantidades más o menos altas, mientras que las del Estado de México lo hacen en una menor proporción.

 

Plasencia de la Parra estudia, además, el proceso de respuesta de la planta a la infección ante la presencia de la toxina. "Las plantas -indicó- no tienen un sistema inmune, pero han desarrollado procesos fisiológicos y mecanismos que les permiten sobrevivir a infecciones. De hecho, han sido muy exitosas al defenderse de microorganismos patógenos".

 

En este sentido, encontró que con una pequeña dosis de la toxina –la cual hace lento el desarrollo– se induce en la planta una serie de respuestas en forma selectiva, es decir, se activan unos procesos de defensa y otros no. Falta por analizar la razón  por la cual la respuesta no es generalizada.

 

Otro de sus descubrimientos ha sido que a ciertas dosis de la toxina, la planta induce un proceso de muerte celular y altera la membrana plasmática de las células vegetales.

 

 

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PIE DE FOTO

 

El hongo Fusarium moniliforme, cuya principal planta hospedera es el maíz, puede ocasionar que baje el rendimiento de éste, señaló Francisco Javier Plasencia de la Parra, profesor de la Facultad de Química de la UNAM.