Boletín UNAM-DGCS-1240
Pies de foto al final del boletín
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La ex directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social indicó que se
vienen arrastrando viejos esquemas
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Para reforzar la imagen de la policía se requiere un cambio de actitud
en los cuerpos policiacos y en la conducta de la ciudadanía
La ciudad de México no tiene una
política real de seguridad pública, dijo la ex directora de la Escuela Nacional
de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Nelia Tello Peón, a pesar que desde hace
más de siete años, las autoridades han destinado presupuestos significativos a
ese rubro, pero no han obtenido grandes avances y se vienen arrastrando viejos
esquemas.
Aun cuando se han
hecho esfuerzos por instituir programas para la profesionalización de los
cuerpos policiacos, se carece de una política de seguridad pública realmente
definida; hasta hoy no se ha visto. Tampoco hay un modelo de prevención ni la
suficiente capacitación y protección para los elementos de la policía, añadió
la investigadora universitaria.
Debido a los
actuales índices de corrupción y delincuencia es difícil hablar de seguridad
porque los cambios registrados en la policía son superficiales. Las políticas
de seguridad no presentan cambios ni se usan racionalmente los recursos,
insistió Tello Peón.
Señaló que en la
ciudad de México aumenta la inseguridad y la violencia, sin observarse la
eficacia de las instancias encargadas de atender esos aspectos.
Estos programas, comentó, son
“lluvia sobre mojado”. Se habla de mayor entrenamiento a los policías, desde la
gestión de Oscar Espinosa Villarreal, época desde la que existen nuevos programas de selección y
evaluación que se aplican en el Distrito Federal, con los cuales sí se han
observado cambios, aunque insuficientes.
Con cada nuevo
gobierno, las autoridades enfrentan un fenómeno difícil de erradicar de un solo plumazo. Desde hace varios años
aparecieron programas en los que se informa a la población, con bombo y platillo,
que se va a destinar un presupuesto a la capacitación, entrenamiento y equipo
para los policías.
Apuntó que los
mismos guardianes reconocen que son corruptos, pero no por sí mismos, sino
porque pertenecen a un sistema del cual no podrían formar parte si no lo
fuesen; además, corresponsabilizan al ciudadano de esta corrupción.
Destacó que uno de los graves problemas
durante la formación de los policías es que se asumen con la misma imagen que
la sociedad tiene de ellos. En este proceso de profesionalización carecen de
una explicación de cuál es su función social.
Inclusive, agregó,
en la Secretaría de Seguridad Pública se ha pensado distinguir entre el policía
auxiliar, el de seguridad pública y el de la bancaria, apoyado en los colores
de los uniformes lo que ayudaría también a la población en general.
Sin embargo, dijo,
las inquietudes de la gente no tendrían que estar centradas tanto en el color
de los uniformes; quizá se les distinguirían si tuvieran claras sus funciones.
La ex directora de la ENTS de la UNAM
reconoció los esfuerzos realizados por las autoridades por cambiar la imagen y
actitud de los uniformados. Aunque, agregó, “el problema radica en cómo se
planean dichos esfuerzos y hacia dónde se dirige, porque se están aplican sin
modificar de raíz la función, el perfil y las políticas”.
Al inicio del 2001,
dijo, se habló de un programa en el cual la policía se iba a acercar a la
población. Esos acercamientos esporádicos, sin cambio de perfil real y de
modelo de prevención, tampoco operarían porque se tiene desconfianza hacia los
uniformados y éstos hacia la población.
Añadió que ha caído
en incumplimiento de sus obligaciones un importante número de policías, lo cual
pone de manifiesto que no están debidamente capacitados y no cuentan con el
equipo y apoyo necesarios para desempeñar sus funciones.
Como ciudadanos se
desea tener un mínimo de calidad de vida, la cual no se alcanza porque no se
camina seguro por las calles; a lo que hay que sumar que el grado de violencia
con que se efectúan los delitos ha aumentado.
Sólo se tiene la
aparente atención al problema referente a las deficiencias de los cuerpos de
seguridad; sin embargo no se han visto resultados para solucionar dichas
deficiencias, porque no se modifican las políticas. No se es proactivo se es
reactivo; se vienen arrastrando las mismas políticas a las cuales sólo “se les
ponen parches”.
Cada día se incrementan los espacios
donde ni la policía misma puede entrar. Ante ese problema de inseguridad la
población reduce sus espacios de convivencia cada día más, concluyó
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PIE DE FOTO
En la ciudad de
México se carece de una política real de seguridad pública, afirmó la
exdirectora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, Nelia Tello
Peón