06:00 hrs. Diciembre 28 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-1240

 

 

 

Pies de foto al final del boletín

  

CARECE LA CAPITAL DEL PAIS DE UNA POLÍTICA DE SEGURIDAD PÚBLICA: NELIA TELLO PEÓN

 

·        La ex directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social indicó que se vienen arrastrando viejos esquemas

·        Para reforzar la imagen de la policía se requiere un cambio de actitud en los cuerpos policiacos y en la conducta de la ciudadanía

 

La ciudad de México no tiene una política real de seguridad pública, dijo la ex directora de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, Nelia Tello Peón, a pesar que desde hace más de siete años, las autoridades han destinado presupuestos significativos a ese rubro, pero no han obtenido grandes avances y se vienen arrastrando viejos esquemas.

 

Aun cuando se han hecho esfuerzos por instituir programas para la profesionalización de los cuerpos policiacos, se carece de una política de seguridad pública realmente definida; hasta hoy no se ha visto. Tampoco hay un modelo de prevención ni la suficiente capacitación y protección para los elementos de la policía, añadió la investigadora universitaria.

 

Debido a los actuales índices de corrupción y delincuencia es difícil hablar de seguridad porque los cambios registrados en la policía son superficiales. Las políticas de seguridad no presentan cambios ni se usan racionalmente los recursos, insistió Tello Peón.


Señaló que en la ciudad de México aumenta la inseguridad y la violencia, sin observarse la eficacia de las instancias encargadas de atender esos aspectos.

 

Estos programas, comentó, son “lluvia sobre mojado”. Se habla de mayor entrenamiento a los policías, desde la gestión de Oscar Espinosa Villarreal, época desde la que  existen nuevos programas de selección y evaluación que se aplican en el Distrito Federal, con los cuales sí se han observado cambios, aunque insuficientes.

 

Con cada nuevo gobierno, las autoridades enfrentan un fenómeno  difícil de erradicar de un solo plumazo. Desde hace varios años aparecieron programas en los que se informa a la población, con bombo y platillo, que se va a destinar un presupuesto a la capacitación, entrenamiento y equipo para los policías.

 

Apuntó que los mismos guardianes reconocen que son corruptos, pero no por sí mismos, sino porque pertenecen a un sistema del cual no podrían formar parte si no lo fuesen; además, corresponsabilizan al ciudadano de esta corrupción.

 

Destacó que uno de los graves problemas durante la formación de los policías es que se asumen con la misma imagen que la sociedad tiene de ellos. En este proceso de profesionalización carecen de una explicación de cuál es su función social.

 

Inclusive, agregó, en la Secretaría de Seguridad Pública se ha pensado distinguir entre el policía auxiliar, el de seguridad pública y el de la bancaria, apoyado en los colores de los uniformes lo que ayudaría también a la población en general.

 

Sin embargo, dijo, las inquietudes de la gente no tendrían que estar centradas tanto en el color de los uniformes; quizá se les distinguirían si  tuvieran claras sus funciones.

 

La ex directora de la ENTS de la UNAM reconoció los esfuerzos realizados por las autoridades por cambiar la imagen y actitud de los uniformados. Aunque, agregó, “el problema radica en cómo se planean dichos esfuerzos y hacia dónde se dirige, porque se están aplican sin modificar de raíz la función, el perfil y las políticas”.

 

Al inicio del 2001, dijo, se habló de un programa en el cual la policía se iba a acercar a la población. Esos acercamientos esporádicos, sin cambio de perfil real y de modelo de prevención, tampoco operarían porque se tiene desconfianza hacia los uniformados y éstos hacia la población.


 

Añadió que ha caído en incumplimiento de sus obligaciones un importante número de policías, lo cual pone de manifiesto que no están debidamente capacitados y no cuentan con el equipo y apoyo necesarios para desempeñar sus funciones.

 

Como ciudadanos se desea tener un mínimo de calidad de vida, la cual no se alcanza porque no se camina seguro por las calles; a lo que hay que sumar que el grado de violencia con que se efectúan los delitos ha aumentado.

 

Sólo se tiene la aparente atención al problema referente a las deficiencias de los cuerpos de seguridad; sin embargo no se han visto resultados para solucionar dichas deficiencias, porque no se modifican las políticas. No se es proactivo se es reactivo; se vienen arrastrando las mismas políticas a las cuales sólo “se les ponen parches”.

 

Cada día se incrementan los espacios donde ni la policía misma puede entrar. Ante ese problema de inseguridad la población reduce sus espacios de convivencia cada día más, concluyó

 

 

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En la ciudad de México se carece de una política real de seguridad pública, afirmó la exdirectora de la Escuela Nacional de Trabajo Social de la UNAM, Nelia Tello Peón