06:00 hrs. Diciembre 24 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-1227

 

 

 

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INDOCUMENTADOS MEXICANOS LOS GRANDES PERDEDORES, POR LA SITUACIÓN DE EU

 

·        Serán más vulnerables y se enfrentarán a un ambiente de mayor adversidad, señaló la académica del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, Mónica Verea Campos

·        Por el lado de México, sufrirán las repercusiones de un comercio y turismo menos dinámicos y transfronterizos, acotó

 

 

Ante la situación que vive Estados Unidos, los grandes perdedores serán los mexicanos indocumentados,  al ser cada vez más evidente su vulnerabilidad y por el mayor ambiente de adversidad que los obligará a permanecer menos visibles y a aceptar salarios muy bajos, advirtió la académica del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de la UNAM, Mónica Verea Campos.

 

Los latinos, especialmente los mexicanos que viven en Estados Unidos, sufrirán las consecuencias de una persecución más agresiva porque serán vistos hasta como sospechosos, debido a que se incrementará la vigilancia, de por sí intensificada al pasar de cuatro mil agentes fronterizos en 1993 a nueve mil en el último año.

 

Del lado de México, añadió, los connacionales también sufrirán a corto plazo las repercusiones inmediatas del ya no tan dinámico comercio y turismo transfronterizo, producto, además, de la desaceleración y recesión económica.


Al hablar sobre la situación de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, la especialista consideró inminente la formulación y redefinición de las fronteras, a la luz de los acontecimientos recientes.

 

La desfronterización puesta en marcha durante los años 90 –producto del fenómeno de globalización y regionalización para darle la bienvenida a los bienes y servicios–, será menos visible, pues en forma paralela se reforzará una política más severa de refronterización para rechazar a extranjeros sin documentos.

 

Previó que las consecuencias podrían implicar al modelo tradicional de circularidad migratorio, caracterizado por una migración temporal, para que cambiara por uno de mayor permanencia debido al temor por no poder ingresar nuevamente a territorio estadounidense.

 

Los flujos podrían desviarse de los puntos de cruce tradicionales hacia lugares más remotos y arriesgados, y exponerse peligrosamente como en el de Arizona; sin duda aumentarán las violaciones a los derechos humanos a manos de autoridades fronterizas, lo que estimulará la mayor discriminación en contra de trabajadores indocumentados y de aquellos que parecen extranjeros y no lo son.

 

De 1995 a la fecha, dijo, se registraron más de mil 600 muertes en esta frontera, según datos de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Pero, además, podría incrementarse el costo de tráfico humano a manos de contrabandistas, convirtiéndolo en un negocio más sofisticado y de mayor lucro.

 

La investigadora del CISAN, explicó que después de los ataques terroristas del 11 de septiembre el debate se centró en la necesidad de controlar más sus fronteras, como una medida de seguridad nacional. Hoy la actitud es reforzar la frontera para que ingresen menos inmigrantes.

 

Ante el escrupuloso proceso de revisión de mercancías, como parte de la cooperación antiterrorista entre ambos gobiernos, se darán cuantiosas pérdidas para el turismo, el comercio y, en general, afectará el aspecto económico de ambos lados. La tendencia hacia una frontera más porosa y abierta entre México y Estados Unidos se revertirá para nosotros, aseveró.

 

Dio a conocer que las ventas de los estadounidenses que viven del consumidor mexicano, cayeron más del 60% y en áreas muy cercanas a México hasta en un 90%.


Mónica Verea puntualizó que aun cuando el debate estadounidense en torno a las reformas migratorias se centra en los impactos negativos, hoy los mexicanos constituyen la fuente más importante de inmigrantes legales e indocumentados en ese país, al elevarse su participación de los últimos 30 años del 8 al 28%.

 

De los 8.5 millones de mexicanos que viven en la actualidad en Estados Unidos, señaló que tres millones son indocumentados, cantidad que creció exponencialmente en virtud del crecimiento económico estadounidense de los últimos años como demandante de mayor mano de obra barata.

 

Anotó que 13 millones más, de origen mexicano, conforman la comunidad mexicano-americana, en la que representan al 21% de la población mexicana y al 7% de la estadounidense.

 

Las comunidades de mexicanos, apuntó, mantienen entre ambas naciones vínculos importantes de todo tipo: políticos, sociales, culturales y, principalmente, económicos, pues envían alrededor de ocho mil millones de dólares anuales, determinantes para el bienestar cotidiano de muchos municipios en México.

 

Pero, planteó, estas divisas disminuirán porque habrá un menor flujo de inmigrantes hacia Estados Unidos y además como consecuencia del desempleo generado por la recesión.

 

Las demandas de naturalización de nuestros connacionales, expuso la investigadora del CISAN, aumentaron en forma significativa al aumentar las admisiones de los familiares de los residentes mexicano-americanos  permanentes.

 

Informó que alrededor del 20%, de las 350 mil admisiones anuales de inmigrantes temporales legales en Estados Unidos, se destinaron a los mexicanos. Ello demuestra que los connacionales colaboraron con el crecimiento económico de Estados Unidos en general, y con la región del sureste en particular. Además, los empleadores estadounidenses demostraron su preferencia por contratar mano de obra vecina, que sea disponible, dócil, leal y productiva, siendo ésta una tendencia creciente.

 

El debate estadounidense sobre el tema de la inmigración, remarcó, estará vinculado con el del terrorismo. Las discusiones entre México y Estados Unidos en esta materia darán un viraje en tendencia y actitud, pues no sólo se lanzará una lucha frontal en contra de los múltiples ingresos de extranjeros en forma ilegal, sino también de los que entran con documentos en forma temporal y prolongan su estancia de manera ilegal.


Verea Campos expresó que ligada a las iniciativas terroristas, hoy se revive una propuesta emitida hace ocho años a raíz de los actos terroristas de 1993 en Nueva York. Los congresistas estadounidenses solicitan mayores controles fronterizos y la elaboración de leyes de migración más severas que las existentes. Es decir, hay que reforzar la seguridad nacional, sobre todo en las fronteras marítimas o terrestres.

 

Están preocupados porque al realizar el cambio de visa, se produjeron problemas en los cruces fronterizos. El Servicio de Migración y Naturalización calculó que 5.5 millones de ciudadanos mexicanos no podrán atravesar la frontera para internarse en ese país, hasta que sustituyan sus tarjetas por las nuevas micas láser emitidas por la dependencia, acotó.

 

El Departamento de Estado y el Servicio de Migración y Naturalización, dijo, iniciaron el proceso de renovación de visas en 1998, y hasta enero del 2000 se aprobaron casi cuatro millones de visas láser infalsificables, válidas por 10 años.

 

Alrededor del 50% de los indocumentados que se encuentran en Estados Unidos ingresaron con visa, ejemplificó, pero con el tiempo ésta expira, convirtiéndose en forma automática en indocumentados.

 

Con respecto a la actitud de México, la especialista resaltó que en la actualidad es poco probable que se apruebe un acuerdo migratorio que incluya seguridad fronteriza, regularización de indocumentados, programa de trabajadores huéspedes, desarrollo regional y extensión de visas, y menos la propuesta foxista de abrir en forma paulatina las fronteras para convertirnos en una comunidad real al estilo europeo, donde los trabajadores fluyan.

 

Mónica Verea manifestó la necesidad de crear un sistema migratorio mexicano bien manejado, en forma ordenada, legal y segura, que garantice los derechos humanos y laborales de los trabajadores, de forma tal que se cree una frontera compartida y no dividida como se vislumbra.

 

 

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Mónica Verea Campos, académica del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, dijo que ante la actual situación que vive Estados Unidos, los mexicanos serán más vulnerables