Boletín UNAM-DGCS-1227
Pie de foto al final del boletín
INDOCUMENTADOS MEXICANOS LOS GRANDES PERDEDORES,
POR LA SITUACIÓN DE EU
·
Serán más vulnerables y se enfrentarán a un ambiente de mayor
adversidad, señaló la académica del Centro de Investigaciones sobre América del
Norte de la UNAM, Mónica Verea Campos
·
Por el lado de México, sufrirán las repercusiones de un comercio y
turismo menos dinámicos y transfronterizos, acotó
Ante la situación
que vive Estados Unidos, los grandes perdedores serán los mexicanos
indocumentados, al ser cada vez más
evidente su vulnerabilidad y por el mayor ambiente de adversidad que los
obligará a permanecer menos visibles y a aceptar salarios muy bajos, advirtió
la académica del Centro de Investigaciones sobre América del Norte (CISAN) de
la UNAM, Mónica Verea Campos.
Los latinos,
especialmente los mexicanos que viven en Estados Unidos, sufrirán las
consecuencias de una persecución más agresiva porque serán vistos hasta como
sospechosos, debido a que se incrementará la vigilancia, de por sí
intensificada al pasar de cuatro mil agentes fronterizos en 1993 a nueve mil en
el último año.
Del lado de México,
añadió, los connacionales también sufrirán a corto plazo las repercusiones
inmediatas del ya no tan dinámico comercio y turismo transfronterizo, producto,
además, de la desaceleración y recesión económica.
Al hablar sobre la
situación de los migrantes mexicanos en Estados Unidos, la especialista
consideró inminente la formulación y redefinición de las fronteras, a la luz de
los acontecimientos recientes.
La
desfronterización puesta en marcha durante los años 90 –producto del fenómeno
de globalización y regionalización para darle la bienvenida a los bienes y
servicios–, será menos visible, pues en forma paralela se reforzará una
política más severa de refronterización para rechazar a extranjeros sin
documentos.
Previó que las
consecuencias podrían implicar al modelo tradicional de circularidad
migratorio, caracterizado por una migración temporal, para que cambiara por uno
de mayor permanencia debido al temor por no poder ingresar nuevamente a
territorio estadounidense.
Los flujos podrían
desviarse de los puntos de cruce tradicionales hacia lugares más remotos y
arriesgados, y exponerse peligrosamente como en el de Arizona; sin duda
aumentarán las violaciones a los derechos humanos a manos de autoridades
fronterizas, lo que estimulará la mayor discriminación en contra de
trabajadores indocumentados y de aquellos que parecen extranjeros y no lo son.
De 1995 a la fecha,
dijo, se registraron más de mil 600 muertes en esta frontera, según datos de la
Secretaría de Relaciones Exteriores. Pero, además, podría incrementarse el
costo de tráfico humano a manos de contrabandistas, convirtiéndolo en un
negocio más sofisticado y de mayor lucro.
La investigadora
del CISAN, explicó que después de los ataques terroristas del 11 de septiembre
el debate se centró en la necesidad de controlar más sus fronteras, como una
medida de seguridad nacional. Hoy la actitud es reforzar la frontera para que
ingresen menos inmigrantes.
Ante el escrupuloso
proceso de revisión de mercancías, como parte de la cooperación antiterrorista
entre ambos gobiernos, se darán cuantiosas pérdidas para el turismo, el
comercio y, en general, afectará el aspecto económico de ambos lados. La
tendencia hacia una frontera más porosa y abierta entre México y Estados Unidos
se revertirá para nosotros, aseveró.
Dio a conocer que
las ventas de los estadounidenses que viven del consumidor mexicano, cayeron
más del 60% y en áreas muy cercanas a México hasta en un 90%.
Mónica Verea
puntualizó que aun cuando el debate estadounidense en torno a las reformas
migratorias se centra en los impactos negativos, hoy los mexicanos constituyen
la fuente más importante de inmigrantes legales e indocumentados en ese país,
al elevarse su participación de los últimos 30 años del 8 al 28%.
De los 8.5 millones
de mexicanos que viven en la actualidad en Estados Unidos, señaló que tres
millones son indocumentados, cantidad que creció exponencialmente en virtud del
crecimiento económico estadounidense de los últimos años como demandante de
mayor mano de obra barata.
Anotó que 13
millones más, de origen mexicano, conforman la comunidad mexicano-americana, en
la que representan al 21% de la población mexicana y al 7% de la
estadounidense.
Las comunidades de
mexicanos, apuntó, mantienen entre ambas naciones vínculos importantes de todo
tipo: políticos, sociales, culturales y, principalmente, económicos, pues
envían alrededor de ocho mil millones de dólares anuales, determinantes para el
bienestar cotidiano de muchos municipios en México.
Pero, planteó,
estas divisas disminuirán porque habrá un menor flujo de inmigrantes hacia
Estados Unidos y además como consecuencia del desempleo generado por la recesión.
Las demandas de
naturalización de nuestros connacionales, expuso la investigadora del CISAN,
aumentaron en forma significativa al aumentar las admisiones de los familiares
de los residentes mexicano-americanos
permanentes.
Informó que
alrededor del 20%, de las 350 mil admisiones anuales de inmigrantes temporales
legales en Estados Unidos, se destinaron a los mexicanos. Ello demuestra que
los connacionales colaboraron con el crecimiento económico de Estados Unidos en
general, y con la región del sureste en particular. Además, los empleadores
estadounidenses demostraron su preferencia por contratar mano de obra vecina,
que sea disponible, dócil, leal y productiva, siendo ésta una tendencia
creciente.
El debate
estadounidense sobre el tema de la inmigración, remarcó, estará vinculado con
el del terrorismo. Las discusiones entre México y Estados Unidos en esta
materia darán un viraje en tendencia y actitud, pues no sólo se lanzará una
lucha frontal en contra de los múltiples ingresos de extranjeros en forma
ilegal, sino también de los que entran con documentos en forma temporal y
prolongan su estancia de manera ilegal.
Verea Campos
expresó que ligada a las iniciativas terroristas, hoy se revive una propuesta
emitida hace ocho años a raíz de los actos terroristas de 1993 en Nueva York.
Los congresistas estadounidenses solicitan mayores controles fronterizos y la
elaboración de leyes de migración más severas que las existentes. Es decir, hay
que reforzar la seguridad nacional, sobre todo en las fronteras marítimas o
terrestres.
Están preocupados
porque al realizar el cambio de visa, se produjeron problemas en los cruces
fronterizos. El Servicio de Migración y Naturalización calculó que 5.5 millones
de ciudadanos mexicanos no podrán atravesar la frontera para internarse en ese
país, hasta que sustituyan sus tarjetas por las nuevas micas láser emitidas por
la dependencia, acotó.
El Departamento de
Estado y el Servicio de Migración y Naturalización, dijo, iniciaron el proceso
de renovación de visas en 1998, y hasta enero del 2000 se aprobaron casi cuatro
millones de visas láser infalsificables, válidas por 10 años.
Alrededor del 50%
de los indocumentados que se encuentran en Estados Unidos ingresaron con visa,
ejemplificó, pero con el tiempo ésta expira, convirtiéndose en forma automática
en indocumentados.
Con respecto a la
actitud de México, la especialista resaltó que en la actualidad es poco
probable que se apruebe un acuerdo migratorio que incluya seguridad fronteriza,
regularización de indocumentados, programa de trabajadores huéspedes,
desarrollo regional y extensión de visas, y menos la propuesta foxista de abrir
en forma paulatina las fronteras para convertirnos en una comunidad real al
estilo europeo, donde los trabajadores fluyan.
Mónica Verea manifestó
la necesidad de crear un sistema migratorio mexicano bien manejado, en forma
ordenada, legal y segura, que garantice los derechos humanos y laborales de los
trabajadores, de forma tal que se cree una frontera compartida y no dividida
como se vislumbra.
--o0o--
PIE DE FOTO
Mónica Verea Campos, académica del Centro de Investigaciones sobre América del Norte de la UNAM, dijo que ante la actual situación que vive Estados Unidos, los mexicanos serán más vulnerables