Boletín UNAM-DGCS-1218
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LA HEGEMONÍA MUNDIAL, DETRÁS DEL CONFLICTO AFGANO: LETICIA CAMPOS
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La lucha es por el control de los recursos energéticos y su explotación,
indicó la especialista en energía del Instituto de Investigaciones Económicas
de la UNAM
· Los países aliados en la llamada guerra contra el terrorismo no son productores de petróleo, sino consumidores
Lo que estamos viendo detrás de la guerra
contra Afganistán, no sólo es la búsqueda de un hombre o la lucha contra el
terrorismo, sino la batalla por la hegemonía mundial, que va a implicar una muy
profunda reestructuración económica, política y geográfica, señaló Leticia
Campos, investigadora especialista en energía, del Instituto de Investigaciones
Económicas de la UNAM.
Sea cual fuere el resultado del
conflicto, agregó, es difícil que beneficie a la humanidad.
Con excepción de Rusia, explicó, los
países que se han aliado en la llamada guerra contra el terrorismo no son
productores, sino consumidores de petróleo, y por ello buscan controlar los
energéticos y su explotación, para no utilizar sus reservas o importar cada vez
mayores cantidades de esos recursos.
Para la también
directora de la revista latinoamericana de economía Problemas del Desarrollo,
una manera de disminuir precios es mediante la ofensiva militar.
“Detrás de la guerra de Afganistán está
el interés de Estados Unidos por obtener recursos energéticos a bajo precio, de
una de las regiones más ricas del mundo en ese rubro: Asia Central”. De ahí que
la invasión a Afganistán tiene un gran significado, pues es la única vía para
extraer los recursos energéticos de esa zona hacia el Mar Arábigo, sin pasar
por Irán, indicó.
Agregó que si bien es cierto que los
atentados del 11 de septiembre van a agudizar la crisis económica
norteamericana, se debe recordar que en el momento de la invasión de Estados
Unidos a Afganistán, nuestr país vecino se hallaba en un grave estancamiento
económico.
Se habló de que en el primer trimestre
del 2001 registraron tasa casi cero de crecimiento, en el segundo y tercero un
crecimiento de cero, y para el último de este año, se calcula una caída del 5
%, sobre todo por la severa reducción del consumo en los hogares
estadounidenses, la quiebra de empresas y el consecuente desempleo.
Para salir de esa crisis, “Estados Unidos
ha dinamizado una de las industrias más importantes de su economía: la militar,
y ya hasta los analistas
norteamericanos aseguran que la recuperación vendrá en el 2002, gracias al
aumento del gasto militar, a la invasión a Afganistán y a la posibilidad de
obtener los vastos recursos energéticos de Asia Central, en beneficio de
Norteamérica y de las empresas transnacionales que operan con esos recursos”,
explicó Leticia Campos.
Otras oportunidades de recuperación que
en septiembre pasado no se contemplaban son: el aumento del gasto
gubernamental, atraer grandes inversiones, elevar el consumo y ofrecer
estímulos monetarios y fiscales a instituciones no formales.
Sin embargo, agregó la investigadora universitaria,
esta política militar y energética estadounidense se enfrenta a la oposición,
no formal, de Rusia, quien pretende el control de los principales gasoductos y
oleoductos que estaban dentro de su territorio, pues con ellos proveía de
energía a China y a una parte de Europa, aunque en este continente están
interesados en construir gasoductos y oleoductos que crucen el Mar Caspio y el
Mediterráneo, hasta Turquía.
Explicó que China desea petróleo para
continuar con su dinamismo, y para ello necesita la construcción de un
oleoducto que se extendería por Asia Central y el sureste asiático.
China, añadió, es el único país con poder económico mundial que, a diferencia de
Estados Unidos, Rusia y las naciones de Europa, presenta tasas de crecimiento anual
del 7 al 10 por ciento. Nuestro vecino del norte tiene un crecimiento cero en
este año, especificó.
“Lo que estamos viendo es que, detrás de
la guerra de Afganistán, no sólo está la búsqueda de un hombre o la lucha
contra el terrorismo, sino una batalla por la hegemonía mundial, que va a
implicar una muy profunda reestructuración económica, política y geográfica”,
concluyó Leticia Campos.
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PIE DE FOTO
Leticia Campos,
del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, señaló que la batalla
por la hegemonía mundial domina la escena del conflicto afgano