Boletín UNAM-DGCS-1215
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RACISMO-RELIGIÓN RELACIÓN QUE FORMA PARTE DE LA CULTURA MEXICANA
La relación
racismo-religiosidad está viva y forma parte de la cultura mexicana, pero de
ella no se habla abiertamente porque se asume como circunstancial, comentó en
entrevista Andrés Medina Hernández, etnólogo del Instituto de Investigaciones
Antropológicas (IIA) de la UNAM.
El investigador
estableció que México ha cambiado, pues se da por un hecho la diversidad de
creencias; sin embargo, no se han logrado erradicar del todo los conflictos derivados
del dominio político y cultural, donde se manipula la religiosidad.
Sin duda México es
un país racista, lo cual es un elemento clave de su política contemporánea,
toda vez que el conflicto entre las diversas religiones está vinculado también
a partidos políticos. Un ejemplo de ello es el ocurrido en la comunidad
Chamula, en Chiapas, donde fueron desplazados varios protestantes, y se tradujo
el hecho como un control de poder, apuntó.
Explicó que el país
se formó como una gran teocracia, con una profunda religiosidad, lo que
contribuyó a exacerbar tanto el conservadurismo como el racismo, por lo
que muchos de los movimientos políticos
se han vinculado con la religión, como el caso del guadalupanismo, y por lo
tanto no permiten ver el profundo conflicto racial en el país.
La religiosidad se
traduce en un lenguaje no explícito en que se manipula o expresa un dominio
político y el propio racismo, acotó Andrés Medina, al tiempo de señalar que en
el caso mexicano no hay relación tan estrecha entre raza y religión, por la
calidad ideológica del cristianismo.
Arguyó que la
nación fue fundada bajo una premisa cristiana, lo cual ha sido el sustento de
su identidad; sin embargo, dijo, es de reconocerse que el fanatismo religioso y
la intolerancia se presentan en muchas zonas del país.
En México sí existe
un profundo racismo que es una especie de acuerdo tácito donde hay censura cada
vez que se habla del tema, agregó.
El investigador del
IIA reconoció que en el país no se ha llegado a un grado tan elevado en la
relación entre racismo y religión, como ocurre en Europa.
Apuntó que junto al
fenómeno colonial se da el de las religiones intolerantes como el cristianismo,
islamismo y judaísmo, que son dogmas que proclaman su propia verdad como
absoluta, lo que propicia el combate entre éstas y otras más.
Recordó que la
tradición religiosa, como la cristiana o musulmana, ha sido de una intolerancia
extraordinaria, en donde en los diversos conflictos, aparentemente por el
poder, se presenta un trasfondo religioso que, a fin de cuentas, llega a tener
más peso.
Las diferencias
raciales son asumidas y manejadas para explotar y esconder algo; no hay
movimientos abiertos basados en la religión, a diferencia del racismo europeo,
donde se trata con una intolerancia y desprecio muy grande a todos aquellos que
no comparten los valores de occidente, concluyó Andrés Medina Hernández.
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Aunque en México
aún no se lega a grados extremos como en Europa, sí existe una clara relación
entre racismo y religión: Andrés Medina Hernández, investigador universitario.