06:00 hrs. Diciembre 20 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-1215

 

 

 

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RACISMO-RELIGIÓN RELACIÓN QUE FORMA PARTE DE LA CULTURA MEXICANA

 

 

 

La relación racismo-religiosidad está viva y forma parte de la cultura mexicana, pero de ella no se habla abiertamente porque se asume como circunstancial, comentó en entrevista Andrés Medina Hernández, etnólogo del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IIA) de la UNAM.

 

El investigador estableció que México ha cambiado, pues se da por un hecho la diversidad de creencias; sin embargo, no se han logrado erradicar del todo los conflictos derivados del dominio político y cultural, donde se manipula la religiosidad.

 

Sin duda México es un país racista, lo cual es un elemento clave de su política contemporánea, toda vez que el conflicto entre las diversas religiones está vinculado también a partidos políticos. Un ejemplo de ello es el ocurrido en la comunidad Chamula, en Chiapas, donde fueron desplazados varios protestantes, y se tradujo el hecho como un control de poder, apuntó.

 

Explicó que el país se formó como una gran teocracia, con una profunda religiosidad, lo que contribuyó a exacerbar tanto el conservadurismo como el racismo, por lo que  muchos de los movimientos políticos se han vinculado con la religión, como el caso del guadalupanismo, y por lo tanto no permiten ver el profundo conflicto racial en el país.

 

La religiosidad se traduce en un lenguaje no explícito en que se manipula o expresa un dominio político y el propio racismo, acotó Andrés Medina, al tiempo de señalar que en el caso mexicano no hay relación tan estrecha entre raza y religión, por la calidad ideológica del cristianismo.

 

Arguyó que la nación fue fundada bajo una premisa cristiana, lo cual ha sido el sustento de su identidad; sin embargo, dijo, es de reconocerse que el fanatismo religioso y la intolerancia se presentan en muchas zonas del país.

 

En México sí existe un profundo racismo que es una especie de acuerdo tácito donde hay censura cada vez que se habla del tema, agregó.

 

El investigador del IIA reconoció que en el país no se ha llegado a un grado tan elevado en la relación entre racismo y religión, como ocurre en Europa.

 

Apuntó que junto al fenómeno colonial se da el de las religiones intolerantes como el cristianismo, islamismo y judaísmo, que son dogmas que proclaman su propia verdad como absoluta, lo que propicia el combate entre éstas y otras más.

 

Recordó que la tradición religiosa, como la cristiana o musulmana, ha sido de una intolerancia extraordinaria, en donde en los diversos conflictos, aparentemente por el poder, se presenta un trasfondo religioso que, a fin de cuentas, llega a tener más peso.

 

Las diferencias raciales son asumidas y manejadas para explotar y esconder algo; no hay movimientos abiertos basados en la religión, a diferencia del racismo europeo, donde se trata con una intolerancia y desprecio muy grande a todos aquellos que no comparten los valores de occidente, concluyó Andrés Medina Hernández.

 

 

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Aunque en México aún no se lega a grados extremos como en Europa, sí existe una clara relación entre racismo y religión: Andrés Medina Hernández, investigador universitario.