06:00 hrs. Diciembre 19 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-1213

 

 

 

 

LA GLOBALIZACIÓN OBEDECE A VIEJAS PRÁCTICAS IMPERIALISTAS

 

·        México carece de auténtica representación de los intereses del pueblo, dijo en entrevista el investigador del IIEc, John Saxe-Fernández

 

El principal problema de  la globalización es la referencia de poder en que se da, y tiene como ingredientes esenciales las viejas prácticas coloniales e  imperialistas, por lo que no se trata de algo nuevo o inédito, afirmó John Saxe-Fernández, del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc).

 

En entrevista, el investigador universitario comentó que la globalización ocurre en un marco donde se privilegian las variables políticas con los dados cargados hacia algunas naciones de manera asimétrica.

 

Por ello, destacó, en este fenómeno es  determinante observar cómo se desenvuelve el poder por parte de algunas naciones, así como las contradicciones  propias del capital.

 

A la pregunta acerca del posible adelgazamiento de poder del Estado como consecuencia de la globalización, el investigador indicó que en ningún  momento éste deja de ser un elemento  crucial como organizador de los procesos de internacionalización económica.


El Estado es el que organiza, planifica y ejecuta programas, “no existe ninguna firma que opere  fuera del marco de regulación del Estado metropolitano con el apoyo del periférico que también es  hegemonizado por ciertas clases”, agregó.

 

Explicó que sin la presencia de los instrumentos de Estado, hegemonizados por un sector de la población para favorecer a una clase, no es posible la  globalización, toda vez que ésta ocurre en el contexto del poder y el órgano estatal es uno de los actores fundamentales.

 

Sin embargo, acotó el investigador, uno de los requisitos fundamentales dentro de una lógica globalizadora exitosa, es la existencia de un Estado articulado que represente el interés público mexicano, pero nuestro país adolece de ello.

 

Se requiere de un gobierno nacional y lo que tenemos ahora, enfatizó, es uno de clase con grandes intereses, en relación con otros que están fuera del país, como ocurre en el caso del petróleo.

 

Dijo que hay grandes intereses de clase con Estados Unidos que buscan la privatización  de Petróleos Mexicanos y la Comisión Federal de Electricidad, por ejemplo.

 

Explicó que la división de Pemex, en varias empresas, es totalmente contraria a lo que las grandes firmas internacionales petroleras hacen. “El Banco Mundial (BM) viene a  proponer y aplicar esquemas  de financiamiento vía préstamos, los cuales no son meramente de tipo financiero, sino político; opera en nuestros  países como un verdadero partido político que incide en la  correlación de fuerzas hacia dentro del gobierno mexicano”.

 

Lo anterior demuestra que estos movimientos no obedecen a fuerzas abstractas de la globalización, sino a actores de clase e instituciones específicas.

 

Más aún, abundó, la gravedad también radica en la privatización o extranjerización de complejos económicos territoriales de grandes dimensiones, como los involucrados en la operación de Ferrocarriles Nacionales, toda vez que colocar ese manejo territorial en manos de empresas transnacionales es un grave error que se debió aprender luego de la experiencia con Texas, al ceder parte del territorio.

 

Sostuvo que dentro del proceso globalizador en el que se encuentra la nación, es necesario tomar en cuenta las agendas de Estados Unidos y la de México, porque la primera es expansionista y se centra en los intereses de corto plazo de sus empresas.

 

Mientras que en la segunda, si hubiera un gobierno nacional debería tener como punto fundamental posturas para evitar riesgos para la soberanía del territorio; adoptar como propia la propuesta hecha por el juez español Baltazar Garzón, en el sentido de que se debe impulsar la elaboración y  aprobación de una Convención Internacional sobre Terrorismo y en ese contexto, tratar los asuntos policiaco-militares con Estados Unidos, mas no fuera de él.

 

El investigador advirtió que si no vemos al proceso de la globalización desde una perspectiva de clase, difícilmente podrá entenderse, ya que el Estado de la Unión Americana  no representa los intereses de la población estadounidense, sino los de una clase que se favorece por un activismo  extraordinario.

 

Respecto al papel del desarrollo tecnológico como una pieza fundamental en el fenómeno de la globalización, John Saxe aclaró que si bien es cierta su rapidez en cuanto a  mayores flujos y volúmenes de información, no se debe olvidar que desde 1860 los mercados mundiales estaban integrados on-line, es decir, el australiano, el londinense, el de Nueva York y los europeos operaban a 300 mil  kilómetros por segundo, que es la velocidad de la información por los cables submarinos.

 

De tal manera que ya había una integración tecnológica muy importante; ahora lo que existe es un aumento de la facilidad y una disminución en los costos, concluyó.

 

 

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