Boletín UNAM-DGCS-1210
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PROGRESA COMIENZA A DAR RESULTADOS POSITIVOS EN MATERIA DE NUTRICIÓN
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Así lo indicó el doctor Ignacio Méndez Ramírez, quien colaboró en
el análisis de la más reciente Encuesta
Nacional de Nutrición
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Necesario dar continuidad al programa; beneficia a la población en
extrema pobreza
Ha mejorado la
nutrición de cientos de familias mexicanas en extrema pobreza, gracias al
programa gubernamental Progresa. A cuatro años de su operación, su apoyo ha sido
significativo también en los ámbitos de educación y salud, de ahí la necesidad
de darle continuidad.
Así
lo aseguró el doctor Ignacio Méndez Ramírez, del Instituto de Investigaciones
en Matemáticas Aplicadas y Sistemas (IIMAS), quien se ha encargado, junto con
otros especialistas, de analizar la más reciente Encuesta Nacional de
Nutrición, y de la evaluación del aspecto nutricional del programa Progresa.
El
especialista en estadística señaló que el análisis de la parte nutricional del
programa se realiza mediante el seguimiento de las familias y comunidades
beneficiadas. Se valoran los cambios del patrón de nutrición actual con
respecto al inicio del programa. Así, se observa una mejora que, aunque es
mínima, porque no se cambia la situación de manera radical de un año para otro,
sí representa un cambio benéfico.
Luego de hacer
muestreos y evaluaciones estadísticas, se confirma que hay indicios de que el
Progresa funciona. Los niños están menos desnutridos según los indicadores de
peso con respecto a la edad y talla.
“Es
probable que los indicadores estadísticos que registraban una mejora, aunque
mínima, fueron los que ayudaron a la decisión de no eliminar el Progresa que,
por el contrario, fue reforzado”.
Sin embargo, el
científico reconoció, que debido a que el Programa, puesto en marcha el 8 de
agosto de 1997, es un proyecto integral, falta tiempo para asegurar que su
funcionamiento sea el adecuado.
El programa
proporciona un suplemento alimenticio con micronutrientes, fundamentales para
una correcta alimentación para niños y niñas menores de 5 años y para mujeres
embarazadas o que estén en periodo de lactancia.
Este consumo diario
proporciona el 100 % de los micronutrientes requeridos por día, lo que permite
atacar el grave problema de desnutrición infantil desde la etapa de gestación y
durante los primeros años de vida, fase de crecimiento en la que la mala
nutrición conlleva graves secuelas.
Asimismo, incluye
ayuda económica mensual de 125 pesos, con el propósito de que todos los
miembros del hogar tengan una alimentación adecuada.
El doctor Méndez
Ramírez mencionó que la información estadística obtenida de éstos y otros
programas y encuestas, permitirá orientar la toma de decisiones del gobierno
para encaminar las acciones tendientes a resolver este grave problema.
Así ocurrió luego
de que él y otros especialistas del país participaron en la Encuesta Nacional
de Alimentación en el Medio Rural (1996), donde se estudió a 43 mil niños de
861 localidades, de 500 a dos mil 500 habitantes.
Dicho estudio
reveló que: en Baja California el 82 % de los menores tienen una nutrición
normal en contraste con el 37 % de Chiapas; en tanto, el porcentaje de
desnutrición preocupante en esas mismas entidades, es de 0.2 y 2.3 %,
respectivamente.
Las cifras que
arroja la Encuesta Nacional de Nutrición, cuya base de datos está a cargo del
Instituto Nacional de Salud Pública, indican que de la población total del
país, 17.7 %, presenta talla baja para su edad, como impacto de la
desnutrición, mientras que el 7.5 tiene bajo peso.
Las encuestas han
confirmado que en el sur de México hay mayores problemas de desnutrición, En
estados como Chiapas, Oaxaca, Guerrero y Tabasco, el 29 % de la población tiene
una talla menor a la normal; en tanto que en el norte es de 7 %.
Otra característica importante,
señaló el doctor Méndez, es la prevalencia de anemia o insuficiencia de
hemoglobina, que es de 27.2% en niños menores de cinco años, sin variaciones
significativas entre regiones.
Por otra parte, el
sobrepeso u obesidad se detectó en 5.3 % de los menores; en el norte el 7 % de
los niños presentan este problema, en tanto que en el resto del país es de
entre 4 y 5 %.
El especialista
refirió la complejidad de hacer una encuesta de estas dimensiones: se trata de
40 mil cuestionarios con decenas de preguntas cada uno, referentes a
antropometría (medición de las personas), edad, sexo, peso y talla. Además se
describe el consumo de alimentos para establecer el valor nutricional de lo que
ingieren las familias.
No se omiten aspectos
como composición familiar y migración, así como las características básicas de
la vivienda; el saneamiento, disposición de agua y eliminación de excretas,
información que se suma a la que se obtiene de cada individuo.
Al
ser cuestionarios tan amplios, el manejo de la información requiere mayor
cuidado. “No porque una investigación utiliza la estadística significa que es
científica; para serlo, requiere evitar errores al momento de captar la
información y durante todo el proceso hasta obtener conclusiones”.
“La calidad
estadística de la muestra implica que los errores de estimación sean pequeños.
Lo importante es que lo que digamos esté cerca de la verdad, con una
probabilidad elevada”, abundó el estadístico.
Se espera que el
programa Progresa siga teniendo éxito. De ser así, la disminución de la
desnutrición tendría efectos en otros rubros: decrecerían las enfermedades,
sobre todo infecciosas, y la tasa de abandono de las escuelas, concluyó.
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PIES DE FOTO
Ignacio Méndez Ramírez, investigador de la UNAM, señaló que el impacto del Programa Progresa en la nutrición de los beneficiarios es mínimo, pero sí representa un cambio positivo, por lo que debe tener continuidad.