9:00 hrs. Febrero 10 del 2001


Boletín UNAM-DGCS-120

 

LEJANO EL MOMENTO EN QUE LA HUMANIDAD SE PROPONGA COMO META LA PAZ: SANTIAGO GENOVÉS

 

·        Indispensable la honestidad, tolerancia, cooperación y educación para alcanzar esta meta

·        Humanísticamente “vivimos en la Edad de Piedra”

 

Aún está lejana la posibilidad de que hombres y mujeres se encaminen hacia la paz, y prueba de ello es que en la actualidad existen 42 conflictos armados en el mundo, afirmó el investigador emérito de la UNAM, Santiago Genovés.

 

Pese a que el ser que inventó la guerra puede crear la paz, a partir de la Segunda Guerra Mundial se registraron más de 450 conflictos armados en el planeta, precisó.

 

Luego de señalar que en México existe campo fértil para la violencia, porque alrededor de 40 millones de personas son pobres y 12 millones más están en la miseria, el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI) puntualizó que las condiciones sociales, económicas y políticas son las que orillan a secuestrar, robar o matar.

 

El problema, agregó Santiago Genovés, es que “humanísticamente vivimos todavía en la Edad de Piedra, aunque electronizada”, porque sólo se avanza en ciencia y tecnología. Sócrates, Platón y Aristóteles, hombres de hace más de 20 siglos, indicó, nos darían grandes lecciones.

 

El decano del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IA) de esta casa de estudios agregó que la violencia -una de las tres grandes preocupaciones mundiales, junto con la destrucción ecológica y la globalización- es un producto cultural y no un destino biológico.

 

Aclaró que unas sociedades no son más violentas que otras, sino que hay educación mala o para la violencia, por ello, dijo, la solución es instruir con bases pedagógicas y con libertad, así como generar más cultura.

 

La educación, insistió, debe incluir apertura y la cultura tiene que contemplar todo aquello que sólo hombres y mujeres son capaces de hacer.

 

Santiago Genovés indicó que en el mundo occidental priva el aspecto cuantitativo, razón por la cual si se quiere evitar la violencia es necesario cambiar esta visión por valores éticos.

 

De lo que se trata, explicó, es anteponer lo que no se puede medir o pesar, como es la honestidad, el sentido de cooperación y la tolerancia, para llegar a entender más y juzgar menos, pues para generar el clima de tranquilidad es fundamental comprender al otro.

 

El investigador emérito de la Universidad Nacional expuso que la principal situación generadora de violencia es la imitación: “un alto porcentaje de lo que aprendemos es de esta forma. Ante la impunidad de los gobernantes del planeta la gente común cree que puede matar y robar con la misma facilidad”, acotó.

 

Refirió el caso de gemelos idénticos en quienes diversos estudios demuestran que aunque pueden acudir a la misma escuela y usar ropa similar, se descubrió “que uno puede ser monje y el otro homicida”.

 

Por más parecidos que sean, manifestó, las circunstancias para ambos no son iguales. Llevan igual carga biológica, pero dependerá, principalmente, de cómo los eduquen dentro y fuera de la familia.

 

Santiago Genovés recordó que en 1981 participó en el establecimiento de la Primera Declaración sobre la Violencia, aprobada por 150 sociedades científicas en el mundo y por la UNESCO, en la cual se precisa, entre otros aspectos, que “la violencia no está determinada genéticamente, no viene de nuestro pasado animal ni está inscrita en el cerebro ni es hereditaria”.

 

Este concepto, concluyó el también autor del libro El hombre entre la guerra y la paz, le dio un giro de 180 grados a lo que se pensaba: que el ser humano nacía violento.

 

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