Boletín UNAM-DGCS-120
LEJANO EL MOMENTO EN QUE LA HUMANIDAD SE PROPONGA COMO META LA PAZ:
SANTIAGO GENOVÉS
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Indispensable la honestidad, tolerancia,
cooperación y educación para alcanzar esta meta
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Humanísticamente “vivimos en la Edad de
Piedra”
Aún está lejana
la posibilidad de que hombres y mujeres se encaminen hacia la paz, y prueba de
ello es que en la actualidad existen 42 conflictos armados en el mundo, afirmó
el investigador emérito de la UNAM, Santiago Genovés.
Pese a que el
ser que inventó la guerra puede crear la paz, a partir de la Segunda Guerra
Mundial se registraron más de 450 conflictos armados en el planeta, precisó.
Luego de señalar que en México existe campo fértil para la violencia,
porque alrededor de 40 millones de personas son pobres y 12 millones más están
en la miseria, el también miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SNI)
puntualizó que las condiciones sociales, económicas y políticas son las que
orillan a secuestrar, robar o matar.
El problema, agregó Santiago Genovés, es que “humanísticamente vivimos
todavía en la Edad de Piedra, aunque electronizada”, porque sólo se avanza en
ciencia y tecnología. Sócrates, Platón y Aristóteles, hombres de hace más de 20
siglos, indicó, nos darían grandes lecciones.
El decano del Instituto de Investigaciones Antropológicas (IA) de esta
casa de estudios agregó que la violencia -una de las tres grandes
preocupaciones mundiales, junto con la destrucción ecológica y la
globalización- es un producto cultural y no un destino biológico.
Aclaró que unas sociedades no son más violentas que otras, sino que hay
educación mala o para la violencia, por ello, dijo, la solución es instruir con
bases pedagógicas y con libertad, así como generar más cultura.
La educación, insistió, debe incluir apertura y la cultura tiene que
contemplar todo aquello que sólo hombres y mujeres son capaces de hacer.
Santiago Genovés indicó que en el mundo occidental priva el aspecto
cuantitativo, razón por la cual si se quiere evitar la violencia es necesario
cambiar esta visión por valores éticos.
De lo que se trata, explicó, es anteponer lo que no se puede medir o
pesar, como es la honestidad, el sentido de cooperación y la tolerancia, para
llegar a entender más y juzgar menos, pues para generar el clima de
tranquilidad es fundamental comprender al otro.
El investigador emérito de la Universidad Nacional expuso que la
principal situación generadora de violencia es la imitación: “un alto
porcentaje de lo que aprendemos es de esta forma. Ante la impunidad de los
gobernantes del planeta la gente común cree que puede matar y robar con la
misma facilidad”, acotó.
Refirió el caso de gemelos idénticos en quienes diversos estudios
demuestran que aunque pueden acudir a la misma escuela y usar ropa similar, se
descubrió “que uno puede ser monje y el otro homicida”.
Por más parecidos que sean, manifestó, las circunstancias para ambos no
son iguales. Llevan igual carga biológica, pero dependerá, principalmente, de
cómo los eduquen dentro y fuera de la familia.
Santiago Genovés recordó que en 1981 participó en el establecimiento de
la Primera Declaración sobre la Violencia, aprobada por 150 sociedades
científicas en el mundo y por la UNESCO, en la cual se precisa, entre otros
aspectos, que “la violencia no está determinada genéticamente, no viene de
nuestro pasado animal ni está inscrita en el cerebro ni es hereditaria”.
Este concepto, concluyó el también autor del libro El hombre entre la guerra y la paz, le dio un giro de 180 grados a
lo que se pensaba: que el ser humano nacía violento.
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