Boletín UNAM-DGCS-1204
CULTIVO IN VITRO
DEL ENCINO PARA REFORESTAR
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Se podrán cultivar miles de plantas en cualquier momento: Sergio
González
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Han desaparecido el 50 por ciento de los bosques de México en las
últimas décadas, afirmó el investigador universitario
Frente a la gran
deforestación que en los últimos años han sufrido los bosques en territorio
nacional, investigadores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala
trabajan, desde hace un año, en el cultivo de tejido del encino como
alternativa de reforestación.
Sergio González
Moreno, profesor de la FES Iztacala, indicó que una de las estrategias para
reforestar esas regiones es propagar la semilla a través del cultivo de
tejidos. De esa forma, se podrían cultivar miles de plantas en cualquier
momento, sin esperar la producción de bellotas.
Se calcula que en
las últimas décadas, los bosques de México han disminuido en 50 por ciento, con
una deforestación concentrada en los trópicos húmedos, lo que provoca que los
bosques se vuelvan menos productivos y estén sujetos a interacciones
ambientales negativas.
Agregó que han
estudiado distintas condiciones de cultivo en diversas plantas, y se
determinaron las condiciones óptimas para el desarrollo por cultivo de tejidos
de una de las especies, aunque se busca resolver algunos problemas de
contaminación endógena por hongos.
Aseguró que la
deforestación por tala inmoderada, por incendios o cambio de uso de suelo para
agricultura o desarrollo urbano, genera problemas que impiden el desarrollo de
plantas para reforestación.
Ello causa que un
medio húmedo, sombreado y de temperatura moderada se transforme en un ambiente
seco, de alta exposición a la luz y de mayor temperatura. Las plantas de pino o
encino utilizadas para reforestación en este nuevo ambiente sufren de inmediato
la combinación de estrés hídrico, térmico y lumínico, lo que impide su
desarrollo.
De acuerdo con
algunos estudios, la regeneración natural de las especies de encinos se ha
reducido por la constante deforestación de los bosques para la obtención de
madera, carbón y productos químicos; la formación irregular de los frutos y
semillas, plagas y enfermedades durante la germinación, entre otras causas.
El especialista
agregó que no es fácil reforestar una zona dañada, ni se debe introducir
cualquier especie, sino reforestar con las mismas que ahí se desarrollan. Por
ello, durante esta investigación se
recolectan y cultivan las plantas de las mismas especies de la región en
la que se trabaja, como es la de Chapa de Mota, en el Estado de México.
Ahí, añadió, hay
muchas especies de encino, pero las que se han manejado (quercus rugosa, quercus
castaneda y quercus disófila) son ideales porque durante la etapa de colecta
los árboles tienen una cantidad importante de semillas, y permiten avanzar en
la investigación.
Mencionó que
comúnmente en el cultivo de plantas de encino para reforestación se depende de
la producción bianual de bellota de distintas especies, con una viabilidad de
pocos meses, y en muchos casos con problemas de plagas que reducen la
sobrevivencia.
"Lo que
tratamos de hacer es establecer la sensibilidad-tolerancia de las distintas
especies de encino a estos tres tipos de estrés: hídrico, térmico y salino, que
tienen efectos directos en la fotosíntesis".
Explicó que el
equipo de investigación ha concluido que el encino más sensible a los tres
tipos de estrés es disófila, y el más resistente, rugosa.
Por otro lado,
también se han analizado las características del almacenamiento y conservación
de las bellotas para reducir la pérdida de viabilidad. En este sentido,
"se han determinado las mejores condiciones de temperatura y humedad para
dos de las especies".
Una vez que se
posee la bellota es fácil cultivarla y propagarla. El problema es que su
factibilidad es muy corta, por lo que para cultivar el encino se deben conocer
los sitios donde hay especies de buena cantidad, aunque algunas variedades
tienen el fruto cada dos años, lo cual limita su disponibilidad.
En cuanto a las que
dan fruto cada año, se pierde muy rápido su potencial, y si no están
almacenadas en condiciones adecuadas, en dos o tres meses ya no germinan, lo
cual también obstaculiza la reforestación.
Lo mismo ocurre,
dijo, si la colecta se hace con la bellota tirada, porque un porcentaje muy
elevado presenta plagas o se seca rápido y ya no germina, de ahí que sea mejor
la colecta con el fruto fijo en el árbol.
Comentó que una
planta de encino requiere seis meses -lapso en el que registra una talla de 30
o 40 centímetros- para desarrollarse y utilizarse en la reforestación.
En las zonas
boscosas, concluyó, los encinos se desarrollan bien porque hay hojarasca,
humedad, la temperatura no es tan alta y la luz no es directa, pero en las
partes abiertas la exposición a la luz es mayor, hay más evaporación y sequía,
la temperatura es más alta, lo que impide que no se desarrollen bien.