06:00 hrs. Diciembre 16 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-1204

 

 

 

CULTIVO IN VITRO DEL ENCINO PARA REFORESTAR

 

·        Se podrán cultivar miles de plantas en cualquier momento: Sergio González

·        Han desaparecido el 50 por ciento de los bosques de México en las últimas décadas, afirmó el investigador universitario

 

Frente a la gran deforestación que en los últimos años han sufrido los bosques en territorio nacional, investigadores de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala trabajan, desde hace un año, en el cultivo de tejido del encino como alternativa de reforestación.

 

Sergio González Moreno, profesor de la FES Iztacala, indicó que una de las estrategias para reforestar esas regiones es propagar la semilla a través del cultivo de tejidos. De esa forma, se podrían cultivar miles de plantas en cualquier momento, sin esperar la producción de bellotas.

 

Se calcula que en las últimas décadas, los bosques de México han disminuido en 50 por ciento, con una deforestación concentrada en los trópicos húmedos, lo que provoca que los bosques se vuelvan menos productivos y estén sujetos a interacciones ambientales negativas.

 

Agregó que han estudiado distintas condiciones de cultivo en diversas plantas, y se determinaron las condiciones óptimas para el desarrollo por cultivo de tejidos de una de las especies, aunque se busca resolver algunos problemas de contaminación endógena por hongos.

 

Aseguró que la deforestación por tala inmoderada, por incendios o cambio de uso de suelo para agricultura o desarrollo urbano, genera problemas que impiden el desarrollo de plantas para reforestación.

 

Ello causa que un medio húmedo, sombreado y de temperatura moderada se transforme en un ambiente seco, de alta exposición a la luz y de mayor temperatura. Las plantas de pino o encino utilizadas para reforestación en este nuevo ambiente sufren de inmediato la combinación de estrés hídrico, térmico y lumínico, lo que impide su desarrollo.

 

De acuerdo con algunos estudios, la regeneración natural de las especies de encinos se ha reducido por la constante deforestación de los bosques para la obtención de madera, carbón y productos químicos; la formación irregular de los frutos y semillas, plagas y enfermedades durante la germinación, entre otras causas.

 

El especialista agregó que no es fácil reforestar una zona dañada, ni se debe introducir cualquier especie, sino reforestar con las mismas que ahí se desarrollan. Por ello, durante esta investigación se  recolectan y cultivan las plantas de las mismas especies de la región en la que se trabaja, como es la de Chapa de Mota, en el Estado de México.

 

Ahí, añadió, hay muchas especies de encino, pero las que se han manejado (quercus rugosa, quercus castaneda y quercus disófila) son ideales porque durante la etapa de colecta los árboles tienen una cantidad importante de semillas, y permiten avanzar en la investigación.

 

Mencionó que comúnmente en el cultivo de plantas de encino para reforestación se depende de la producción bianual de bellota de distintas especies, con una viabilidad de pocos meses, y en muchos casos con problemas de plagas que reducen la sobrevivencia.

 

"Lo que tratamos de hacer es establecer la sensibilidad-tolerancia de las distintas especies de encino a estos tres tipos de estrés: hídrico, térmico y salino, que tienen efectos directos en la fotosíntesis".

Explicó que el equipo de investigación ha concluido que el encino más sensible a los tres tipos de estrés es disófila, y el más resistente, rugosa.

 

Por otro lado, también se han analizado las características del almacenamiento y conservación de las bellotas para reducir la pérdida de viabilidad. En este sentido, "se han determinado las mejores condiciones de temperatura y humedad para dos de las especies".

 

Una vez que se posee la bellota es fácil cultivarla y propagarla. El problema es que su factibilidad es muy corta, por lo que para cultivar el encino se deben conocer los sitios donde hay especies de buena cantidad, aunque algunas variedades tienen el fruto cada dos años, lo cual limita su disponibilidad.

 

En cuanto a las que dan fruto cada año, se pierde muy rápido su potencial, y si no están almacenadas en condiciones adecuadas, en dos o tres meses ya no germinan, lo cual también obstaculiza la reforestación.

 

Lo mismo ocurre, dijo, si la colecta se hace con la bellota tirada, porque un porcentaje muy elevado presenta plagas o se seca rápido y ya no germina, de ahí que sea mejor la colecta con el fruto fijo en el árbol.

 

Comentó que una planta de encino requiere seis meses -lapso en el que registra una talla de 30 o 40 centímetros- para desarrollarse y utilizarse en la reforestación.

 

En las zonas boscosas, concluyó, los encinos se desarrollan bien porque hay hojarasca, humedad, la temperatura no es tan alta y la luz no es directa, pero en las partes abiertas la exposición a la luz es mayor, hay más evaporación y sequía, la temperatura es más alta, lo que impide que no se desarrollen bien.

 

 

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