06:00 hrs. Diciembre 16 de 2001


Boletín UNAM-DGCS-1203

 

 

 

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INSUFICIENTE LA PRODUCCIÓN DE TEQUILA

 

·        A pesar de que se producen más de 70 millones de litros al año

·        La presión comercial y el auge de esta bebida no respetan el desarrollo natural del agave: García Mendoza

·        Un buen número de estas plantas son atacadas por hongos y enfermedades que disminuyen las poblaciones

 

Los 70 millones de litros de tequila que anualmente produce México -a través de 150 millones de plantas de agave sembradas en 50 mil hectáreas- son insuficientes para cubrir la demanda de este producto, afirmó el biólogo Abisaí García Mendoza, del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.

 

“A pesar de que México concentra el mayor número de especies de agave en América -de un total de 308 familias, el 75 por ciento, 232, tienen presencia en toda su área de distribución protegida por la Norma Oficial- su rendimiento es insuficiente para abastecer el mercado”, señaló el estudioso de la taxonomía, biogeografía y etnobotánica de la familia agavacea.

 

Luego de aclarar que la Norma Oficial es la instancia que establece las características que debe cumplir el territorio donde se produce el  agave tequilero, García Mendoza indicó que el país tiene alta producción para la  exportación, ya que elabora casi el 60 por ciento de la producción mundial de esta bebida.

 

El tequila original, explicó, se extrae del agave tequilana o mezcal azul tequilero y se produce sólo en un territorio protegido por la denominación de origen que en México comprende el estado de Jalisco y algunos municipios de Michoacán, Guanajuato y Nayarit.

 

Pero el problema de la producción de tequila y mezcal se hace más grave porque además de la creciente demanda, un buen número de agavaceas sufren del ataque de hongos y enfermedades que disminuyen las poblaciones y a que las especies no alcanzan a madurar, comentó el biólogo universitario.

 

García Mendoza, quien se encarga de documentar todos los usos que se hacen de los agaves en el país, aseguró que la presión comercial y el auge de esta bebida no respetan los ritmos de producción natural de la planta, toda vez que el proceso adecuado para obtener el extracto alcohólico se inicia cuando los agaves han alcanzado, a los cinco o diez años, su madurez fisiológica.

 

El especialista recordó que los agaves en México se han utilizado desde al menos diez mil años, pero últimamente han destacado el consumo de algunos productos como resultado de la presión comercial, y entre ellos se encuentran las bebidas destiladas.

 

México, agregó el responsable de la colección de agaves del Jardín Botánico del IB de la máxima casa de estudios, no sólo es centro de diversidad biológica, sino cultural de todas estas especies. Se les ha utilizado como bebida, alimento y medicamento. Algunas de ellas, como el pulque, tienden a desaparecer, pero no así las que sufren una fermentación y después una destilación.

 

Los mezcales cada vez son más importantes en México, comentó García, y recordó que la familia agavacea sólo se desarrolla en forma natural en América. Su límite norte de distribución se halla en Alberta, Canadá, y Dakota del Norte, en Estados Unidos.

 

A través de México y Centroamérica se extiende hacia el sur hasta Venezuela y las Guyanas y de ahí por los Andes hasta Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Paraguay. Crece también en todas las islas del Caribe, desde Cuba y las Bahamas hasta Curazao y Aruba frente a las costas de Venezuela.


Esa es el área de distribución natural de la familia de las agavaceas. En esta área de ubicación, México tiene las tres cuartas partes con 11 especies abundantes. Por ejemplo, concluyó, en Oaxaca se siembran diez mil hectáreas con agaves que corresponden, más o menos, a siete millones de plantas y en su  producción y procesamiento se involucran hasta 25 mil trabajadores.

 

 

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La presión comercial y el auge del tequila no respetan los ritmos de producción natural del agave, por lo que hay insuficiencia para cubrir la demanda de este producto, indicó Abisaí García Mendoza del Instituto de Biología de la UNAM