Boletín UNAM-DGCS-1063
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Los científicos universitarios premiados en
la reunión de la UNESCO aseguraron que la ciencia mexicana compite con éxito
ante los países desarrollados
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Necesario que la iniciativa privada invierta
más en investigación básica y aplicada, señaló Baltasar Mena
La
calidad de la producción científica en México está a la altura de los países
del primer mundo, coincidieron en afirmar los investigadores universitarios
Susana López Charretón, Carlos Arias Ortiz y Baltasar Mena Iniesta,
recientemente galardonados en la Conferencia General de la Organización de las
Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), y donde
tres de los siete reconocimientos otorgados este año correspondieron a
mexicanos.
Susana
López Charretón, académica del Instituto de Biotecnología (IB), quien forma
parte del equipo de investigadores de esa dependencia que recibieron el premio bianual
Carlos J. Finlay, señaló que los científicos mexicanos compiten exitosamente
con sus colegas de todo el mundo para obtener el apoyo de las instituciones
internacionales.
A
ello se añade, continuó, la ayuda que para el desarrollo de las investigaciones
se obtiene tanto de la Universidad Nacional, como del Consejo Nacional para la
Ciencia y la Tecnología (Conacyt).
Por
su parte, Carlos Arias Ortiz, secretario académico del IB, aseguró que el
impacto de la producción científica mexicana es proporcionalmente mayor al de
muchas otras naciones desarrolladas.
México
contribuye con el punto seis por ciento al total mundial de artículos
científicos publicados, explicó, pero la repercusión de estas obras se ubica al
mismo nivel que países como España, Canadá o Corea, cuya producción en este
rubro es hasta cinco veces mayor que la mexicana.
El
secretario académico del IB sostuvo que gracias al entorno profesional que
ofrecen las instituciones académicas del país, en particular la UNAM, es
posible conjuntar grupos de investigación de buena calidad y competitivos a
nivel internacional.
A
este respecto, Baltasar Mena Iniesta, del Instituto de Investigaciones en
Materiales (IIM), destacó que la UNAM es, en todo el mundo, una de las
instituciones donde más y mejor talento se puede hallar, aún cuando la
proporción de científicos por habitante sea en nuestro país considerablemente
inferior a la de las naciones desarrolladas.
En
México hace falta, precisó, que las empresas asuman su responsabilidad en el
desarrollo tecnológico, para lo cual es necesario que inviertan en
investigación científica básica y aplicada. El porcentaje del Producto Interno
Bruto que en los países desarrollados se destina a la investigación proviene,
en gran medida, del sector industrial y no del gobierno, puntualizó.
El
científico universitario, galardonado con el Premio Ciencia 2001 de la UNESCO,
destacó que en la actualidad ya se impulsan nuevas políticas para fomentar la
participación de las industrias en el desarrollo de la actividad científica
mexicana y así no depender exclusivamente de los recursos proporcionados por el
sector público para tal fin.
Los
científicos universitarios obtuvieron dos de los tres premios que recibió
México de un total de siete que fueron otorgados en la sesión del pasado 19 de
octubre de la Conferencia General de la UNESCO, en la sede de este organismo
ubicada en París, Francia. El otro galardonado fue el también mexicano Mauricio
Terrones Maldonado, del Instituto Potosino de Investigación Científica y Tecnológica,
quien recibió el premio bianual Javed Husein para jóvenes científicos por sus
trabajos en nanoestructuras de carbón.
Los
académicos del Instituto de Biotecnología fueron galardonados con el premio
Carlos J. Finlay que se otorga cada dos años a las contribuciones más
sobresalientes en el campo de la microbiología. En esta ocasión, el
reconocimiento estuvo motivado por la destaca labor de los investigadores
universitarios en el estudio del rotavirus que produce las infecciones
gastrointestinales, una de las principales causas de muerte en menores de edad.
A
este respecto, Arias Ortiz indicó que las enfermedades gastrointestinales son
la tercer causa de muerte infantil en todo el mundo y produce alrededor de
cinco millones de decesos al año. De éstos, un millón es ocasionado por el
rotavirus.
En
la actualidad, agregó, gracias a las medidas adoptadas por las autoridades
sanitarias mexicanas a principios de la década de los 90, con motivo de la
aparición del cólera en Latinoamérica, la cifra de muertes por ese tipo de
infecciones se redujo de 25 mil a cinco mil anuales.
Por
su parte, Baltasar Mena Iniesta fue galardonado con el Premio Ciencia de la
UNESCO 2001, que se entrega cada dos años en reconocimiento a las
contribuciones más destacadas al desarrollo tecnológico en países miembros del
organismo internacional. Las investigaciones de Mena Iniesta llevaron a la
construcción del silo hexagonal para el almacenamiento de granos, dispositivo
que permite reducir prácticamente a cero las pérdidas generadas por un mal
manejo con posterioridad a su cosecha.
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