Boletin: UNAM-2000/533
Lugar: Ciudad Universitaria
Fecha: Martes, 05 de Septiembre de 2000
EN PELIGRO DE EXTINCIÓN LAS
SEIS ESPECIES DE FELINOS MEXICANOS
Las seis especies de felinos
mexicanos –jaguar, puma, gato montés, ocelote, jaguarundi y tigrillo- están en
peligro de extinción por diferentes causas, fundamentalmente por la
modificación de su hábitat. A esto se añade que la mayoría de estos no se
reproducen en cautiverio.
En el caso específico del
tigrillo o margay la categoría del peligro de extinción en que se encuentra es
“indeterminada”, debido a que no se cuenta con información suficiente, aunque
se considera a la especie como amenazada, ya que nunca ha sido abundante y no
se reproduce bien en cautiverio. Los ocelotes y jaguarundis también están
peligro.
En aras de mejorar la calidad
de vida, analizar y propiciar la reproducción en cautiverio de ocelotes,
jaguarundis y tigrillos, la Facultad de Medicina, Veterinaria y Zootecnia de la
UNAM lleva a cabo un proyecto para modificar el hábitat del animal y así
propiciar un ambiente atractivo y estimulante, financiado por el Programa de
Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Técnica, de esta casa de
estudios, junto con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
Dulce María Brousset, titular
de este estudio -que al mismo tiempo es su proyecto de doctorado-, trabaja en
coordinación con los doctores Francisco Galindo, como tutor, y Aline S. De
Aluja, responsable del financiamiento.
El proyecto, explicó,
involucra a 34 felinos en total: 14 ocelotes, 14 jaguarundis y 6 tigrillos, lo
que de alguna manera refleja la realidad en que se encuentran las colecciones
zoológicas.
El estudio expone que los
animales en una situación de estrés crónico presentan una falta de adaptación
al cautiverio que se refleja en su imposibilidad de reproducirse, explicó Dulce
María Brousset. "Lo que proponemos, primero, es hacer un diagnóstico y
comparar las situaciones de los animales, sin que esto implique su manejo
directo".
La primera fase del proyecto,
detalló la investigadora, consistió en realizar observaciones directas y
evaluar la hormona del cortisol, que normalmente se secreta cuando hay un
estrés crónico, y en muchas especies se ha utilizado como un indicador de
bienestar, es decir, determina si el animal se encuentra en un ambiente
agradable.
Se utilizó una técnica para
medir el cortisol en heces fecales y por medio de radioinmunoanálisis reconocer
las hormonas y detectar los esteroides reproductivos, para conocer de una manera
más eficaz cuando una hembra está en celo”, indicó la catedrática.
El siguiente paso, agregó, fue
modificar el hábitat del animal mediante técnicas de enriquecimiento ambiental
para que sus actividades sean lo más parecido a las que realizan en libertad.
Dulce María Brousset explicó
que se detectó que en algunos casos el problema de estrés se origina por el
agrupamiento de estos animales en un mismo albergue, pues los zoológicos
prefieren mantenerlos así porque es más atractivo para el público. Sin embargo,
debido a que la naturaleza de los felinos es solitaria está situación les
ocasiona incomodidad, por ello, se propone separarlos y juntarlos sólo cuando
la hembra esté en celo.
En algunos gatos, dijo, la
mayor causa de estrés radica en recibir el alimento una vez al día y como no
tienen nada más que hacer tienden a desarrollar conductas estereotipadas como:
caminar en un patrón repetido e idéntico por horas y sin una función aparente,
otros pueden manifestar agresividad, reaccionar de manera exagerada a
situaciones normales, apatía o automutilación.
La universitaria afirmó que
este problema se podrá solucionar con la sola modificación de los horarios de
alimentación. Además, se aconseja dividir el alimento en varias fracciones
pequeñas durante el día, hecho más parecido a lo que pasa cuando está en
libertad. En el caso de la dieta que los zoológicos les brindan se han incluido
vitaminas y minerales para complementarla.
En la segunda y tercera etapas,
después de haber hecho el diagnóstico, continuó, se determinará el nivel de
bienestar en el que se encuentran los felinos. Posteriormente sugerirán las
técnicas de enriquecimiento ambiental que tengan mayor impacto para mejorar la
calidad de vida de los animales y, a largo plazo, propiciar las condiciones de
reproducción, etapa en la que se encuentra la investigación.
Brousset aseguró que en la
actualidad muchos zoológicos han puesto en práctica estas técnicas, como el
Africam Safari, de Puebla, o la colección zoológica de Chiapas.
Desafortunadamente pocos de ellos evalúan el impacto logrado y se preocupan
solamente por cumplir el requisito ocasionado por la presión del público.
Agregó que no existe una
legislación respecto a los estándares mínimos para el mantenimiento en
cautiverio de los animales y, en algunos zoológicos, se refleja en condiciones
inadecuadas en cuanto a espacio, tipos de ambientes o número de animales en un
mismo albergue.
En el país, apuntó la
catedrática, existen aproximadamente 50 zoológicos, muchos de los cuales
podrían competir a nivel internacional. Gracias a la Asociación de Zoológicos,
Criaderos y Acuarios de la República Mexicana, la tendencia es a mejorar los
servicios, tanto para el animal como para el público que asiste, pues esta
institución interna ha presionado a otras dependencias para mantener estándares
de calidad muy elevados y ha provocado que muchas de las colecciones zoológicas
estén comprometidas con trabajos de conservación de vida libre y con programas
de educación hacia los niños.
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