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Boletín UNAM-DGCS-267
Ciudad Universitaria.
11:00 hs. 18 de abril de 2019


Vanessa Colás Ginés

       

DESCUBREN AFLORAMIENTO DE MICRODIAMANTES EN PUEBLA

• Único en el mundo, se ubica en Tehuitzingo y contiene diamantes de tres micrómetros en rocas llamadas cromititas
• Aunque no pueden extraerse por su pequeñísimo tamaño, demuestran que los diamantes pueden formarse a temperatura y presión menos elevadas que las conocidas hasta ahora, explicó Vanessa Colás Ginés, del IGL de la UNAM
• El hallazgo, publicado en la revista Geology, muestra que los diamantes se pueden formar en la naturaleza en condiciones similares a las utilizadas en la industria de los diamantes sintéticos, en condiciones menos extremas

Un grupo internacional de científicos, al que pertenecen Antoni Camprubí y Vanessa Colás, del Instituto de Geología (IGL) de la UNAM, descubrieron microdiamantes en antiguos depósitos de cromo ya explotados, en Tehuitzingo, Puebla.

El valor geológico de este hallazgo es único, pues permite estudiar los procesos que se producen al incorporar a la superficie terrestre materiales antiguos del manto de la Tierra, la capa interna que se encuentra entre el núcleo y la corteza externa del planeta.

Aunque no pueden extraerse por su pequeñísimo tamaño, de apenas tres micrómetros, los microdiamantes demuestran que pueden formarse a temperatura y presión menos elevadas que las conocidas hasta ahora, explicó Colás, integrante del grupo de investigación Caribbean Research Group, formado por más de una veintena de científicos de diversas universidades de México, España, Australia, Perú, Suecia, Alemania y Cuba. Los resultados de esta investigación fueron publicados en la revista científica 
Geology.

Además de que este descubrimiento genera información científica inédita sobre los materiales del manto terrestre, el hallazgo corrobora que en la naturaleza se pueden formar diamantes similares a los sintéticos que se generan a temperatura y presión menos extremas, detalló la experta.


A flor de piel


Cuando ocurren procesos de subducción entre placas tectónicas (por ejemplo, aquellos que dan lugar a los sismos), una placa queda debajo de otra. “Se cree que el material que parte del material que subduce se puede llegar a incorporar al manto profundo para después volver a salir. Sin embargo, estas microinclusiones de diamantes se encuentran en minerales alterados, lo cual indica que no se formaron durante el reciclado del manto”, indicó.


Estudiosa de las rocas del manto terrestre, Colás comentó que éstas pueden arrastrar determinados minerales que se forman en condiciones de altisima presion y temperatura hacia la superficie terrestre donde afloran actualmente, y que son una especie de suturas que dejan ver materiales muy antiguos e internos del planeta.

“México es un país que tiene abundantes afloramientos de rocas del manto, con más de 20. Representan antiguas suturas del océano. Imaginemos que el Pacífico se cierra y debido a ello las rocas del manto quedan sobre la corteza terrestre y las tenemos aflorando”.

Otros diamantes que se han encontrado en el mundo se han formado en condiciones de alta presión y temperatura, pero los hallados en Puebla están alojados en fracturas que se forman a menores presiones y temperaturas.

“La cromita se forma a mil 200 grados Celsius, y los diamantes a más de mil, pero también necesitan una altísima presión, del orden de gigapascales, y sólo se consiguen en el manto”. “Sin embargo, en Tehuitzingo tanto la alteración de la cromita como los diamantes se formaron a temperaturas por debajo de los 700 grados Celsius, durante la exhumación del manto”, resaltó.

Por último, puntualizó que se creía que “los diamantes sólo eran estables en condiciones de presión y temperaturas muy elevadas, como a unos 130 kilómetros de profundidad, en el manto terrestre; pero que normalmente es muy difícil que se preserven a nivel cortical, donde es estable el grafito, como el de la punta de los lápices”.

Cabe recordar que los diamantes, además de ser usados en la joyería, también tienen aplicaciones como materiales de corte y abrasión, entre otras.

 

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Vanessa Colás Ginés, del Instituto de Geología de la UNAM