Cuatro nuevas especies de agaváceas, una de  ellas presente en códices indígenas, pero sin estar documentada por la ciencia,  fueron descubiertas por expertos de la UNAM.
            Abisaí García Mendoza, curador de la Colección  Nacional de Agaváceas y Nolináceas del Instituto de Biología (IB), explicó que  las nuevas especies descritas en la revista Acta Botánica Mexicana, son  originarias del sur del país, y existen ejemplares de todas ellas en el Jardín  Botánico de la Universidad.
            Oaxaca es el estado con mayor diversidad  mundial de agaves, al contar con al menos 40 especies de las 159 endémicas de  nuestro territorio. Le siguen Sonora, Durango y Jalisco, mientras que países  completos como Venezuela tienen sólo una.
            “Con el incremento de la demanda de mezcal en  el país, se están aprovechando especies que antes no se usaban, sin saber que  algunas son nuevas para la ciencia, lo que pone en riesgo su sobrevivencia”,  alertó el especialista.
            Al igual que la sábila, una especie traída de  África al nuevo mundo por los españoles, el agave se utiliza de manera  tradicional como planta medicinal: para el control de la diabetes y para curar  golpes al restablecer rápidamente el flujo sanguíneo, entre otros.
            “Rabo de  león”, en códice indígena
            Las cuatro nuevas especies descritas en enero  de 2019 son: Agave quiotepecensis, A.  gypsicola, A. megalodonta y A. lyobaa.
            El caso más curioso es el de Agave quiotepecensis, endémica de  Oaxaca, y conocida localmente como “rabo de león”, especialmente en los  distritos de Cuicatlán y Teotitlán, en la cuenca media y alta zona del río  Papaloapan. “Rabo de león” se muestra en el Lienzo de Quiotepec y Cuicatlán, y  forma parte del glifo del lunar. Hasta 2018 no se sabía que era una especie  única. 
            “Quiotepec es un pueblo oaxaqueño; su nombre en  náhuatl significa ‘cerro de quiotes o magueyes’, de ahí el nombre de quiotepecensis. Esta especie es nueva  para la ciencia, antes sólo se conocía como ‘agave’, ahora es A. quiotepecensis”, detalló el  investigador.
            Agave  gypsicola,  mejor conocida como ‘maguey blanco’ (xavi kuiji), endémica de Tlaxiaco; florece  entre enero y marzo.
            “Gypsi se refiere al yeso, y cola es  habitante, entonces es habitante de los yesos, porque crece en una zona donde  los suelos son, literalmente, de talco de yeso, y las plantas que crecen ahí  son altamente especializadas”, comentó García Mendoza.
            Agave  megalodonta, mejor conocida como ‘maguey espumoso’, se ubica en la  cuenta del río Balsas. Recibe su nombre debido al gran tamaño de sus espinas al  margen de la hoja. Ocasionalmente los habitantes de la zona la usan en la  producción de mezcal.
            “Es una especie amenazada; se ubica en los  límites entre los estados de Guerrero, Oaxaca y Puebla, y podría verse aún más  afectada por la actividad humana”, alertó el universitario.
            Y finalmente A. lyobaa, originaria de Tlacolula, Oaxaca. Recibió esa  denominación en honor a la ciudad prehispánica de Mitla, cuyo nombre en  zapoteco es Lyobaa, que significa  “lugar de tumbas” o “lugar de descanso”; puede ser admirada por los visitantes  de esa zona arqueológica. Es conocida por los habitantes del municipio como shtob bnjih (maguey del duende) o maguey  coyote.
            “Esta especie está amenazada por la industria  del mezcal, pues se usan las poblaciones silvestres con ese fin. No tenía  nombre científico, hasta este año. Ahora los mezcaleros y el gobierno saben que  la tienen que cuidar, propagar y regular su uso”, concluyó.
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