La tuberculosis es una  enfermedad infecto-contagiosa, crónica, novena causa de muerte en la población  mundial y principal causa de fallecimientos por un solo agente infeccioso, por  encima del virus de la inmunodeficiencia humana (VIH, para el cual ahora existe  mayor control y tratamiento).
            La tuberculosis en  México no se ha logrado erradicar; se ha reducido el número de muertes en más  de 45 por ciento, pero la incidencia se ha mantenido, con una ligera  disminución en el número de casos, aseguró Antonia Isabel Castillo Rodal, del  Departamento de Microbiología y Parasitología de la Facultad de Medicina.
            Se calcula que se  presentan de dos mil a dos mil 500 muertes por año, y según cifras de la  Secretaría de Salud, se reportan más de 19 mil casos nuevos anualmente.
            En el marco del Día  Mundial de la Tuberculosis, que se conmemora este 24 de marzo, dijo que cifras  de 2016 reportaron 10.4 millones de casos nuevos en el mundo (6.2 millones  fueron hombres, 3.2 millones mujeres y un millón de niños); de los cuales, 10  por ciento presentó coinfección con VIH. En ese lapso, las defunciones por  tuberculosis en todas sus formas alcanzaron 1.7 millones, de las que 250 mil  correspondieron a menores de edad y 40 por ciento a enfermos con VIH.
            “A pesar de la cifra  alarmante, la lucha emprendida por la OMS y las instituciones de salud a nivel  mundial lograron reducir el porcentaje de mortalidad hasta un 37 por ciento del  2000 al 2016”, aclaró la experta.
            Éste siempre ha sido un  problema grave de salud. “No hay país que no lo tenga, no importa si es  desarrollado, aunque hace más de un siglo se descubrió la bacteria (Mycobacterium tuberculosis) que produce  la enfermedad”. Ese bacilo ha evolucionado a través del tiempo y hay una resistencia  enorme a los tratamientos de última generación. Eso es un impedimento para su  control.
            Se trata de una  afección de pobres, de personas sin acceso a los sistemas de salud, que viven  en condiciones de hacinamiento y que se acompaña de alteración en el sistema  inmunológico. Antes se presentaba, sobre todo, en lugares lejanos, en  poblaciones olvidadas, pero ahora también se registra en zonas marginadas de  las grandes ciudades.
            Se transmite  fácilmente, a través de la tos, estornudos, incluso platicando. Si el enfermo  no es detectado, en un año puede contagiar de 10 a 15 personas más, sin que  ninguno se percate hasta desarrollar la enfermedad, explicó la universitaria.
            No obstante, indicó que  un tercio de la población mundial está infectada con Mycobacterium tuberculosis; de ellos, sólo 10 por ciento desarrolla  la enfermedad, y “hasta el momento no hay ningún estudio que demuestre que las  personas que tienen la micobacteria, pero que no han desarrollado la  enfermedad, infecten a otros individuos”.
            Si ese mismo grupo de  personas padece alguna otra patología como diabetes, cáncer, desnutrición,  alcoholismo, tabaquismo, tratamiento con corticoides o inmunosupresores, entre  otros, el riesgo de desarrollar la afección se incrementa en más de 15 por  ciento. 
            Castillo Rodal refirió  que 85 por ciento de la tuberculosis es pulmonar y el resto se da en otros  órganos o tejidos. En el primer caso, se caracteriza por tos, expectoración, o  hemoptisis (expulsión de sangre) en casos avanzados; cuando es renal, de hueso  o riñón, hay dolor, fiebre o alteración funcional del órgano respectivo, además  de pérdida de peso y fatiga.
            Esta enfermedad es  curable, el tratamiento dura seis meses y consiste en la administración de un  polifármaco de cuatro medicamentos. Al respecto, la especialista señaló que es  importante que el paciente termine de tomar los antibióticos y que los  familiares del enfermo sean revisados.
            Como prevención se  aplica una vacuna (BCG) en las primeras horas del nacimiento, que protege de  las formas graves como la tuberculosis miliar y meníngea, sobre todo a niños  pequeños, pero no es tan eficiente contra la forma pulmonar. Por ello,  actualmente hay alrededor de 10 vacunas nuevas en estudio, en diferentes fases,  aunque ninguna ha demostrado ser mejor que la existente.
            Para el control,  refirió Antonia Isabel Castillo, no sólo habría que llevar los sistemas de  salud a todos los rincones del mundo, sino que los tratamientos deberían  aplicarse al mismo tiempo, y contar con apoyo económico por los gastos que esto  representa.
            Debido a que es una  enfermedad que en los primeros días puede pasar inadvertida, con malestares  como los de una gripa, el enfermo busca ayuda después de semanas o meses, y de  una pérdida importante de peso, fiebre, sudoración nocturna y mucha fatiga. De  ahí la relevancia de que las personas con tos crónica, de más de 15 días, y con  expectoraciones, visiten a su médico.
            Respecto a la  conmemoración del Día Mundial de la Tuberculosis, comentó que el lema para este  2018 es “Líderes para un mundo libre de tuberculosis”, y su objetivo es  involucrar a todos para acabar con la enfermedad. Es un problema de salud  importante que debe ser atendido de forma mundial, pues si no se elimina, se  complicará.
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