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Boletín UNAM-DGCS-858
Ciudad Universitaria.
06:00 hs. 25 de diciembre de 2017


Antonio Hernández

       

REALIZA UNAM PROYECTO PARA DETERMINAR INTERACCIÓN BENÉFICA ENTRE PLANTAS Y MICROORGANISMOS

• Existen hongos y bacterias que pueden ayudar a los cultivos de maíz y sorgo para nutrirse mejor, adaptarse a la sequía o evitar enfermedades, indicó Antonio Hernández, académico de la ENES León

Cuando se habla de hongos y bacterias en la agricultura, se piensa en enfermedades que atacan a las plantas y causan pérdidas económicas; sin embargo, estos microorganismos pueden ser benéficos para los cultivos: los protegen de enfermedades y plagas, incluso contribuyen a que se adapten mejor a su ambiente, afirmó Antonio Hernández López, académico de la Escuela Nacional de Estudios Superiores (ENES) unidad León de la UNAM.

Los microorganismos asociados a las plantas viven sobre, dentro y alrededor de ellas; conocerlos es importante para saber cómo las ayudan a capturar nutrientes o a resistir el cambio climático.

Tomando como base este conocimiento, Hernández López y su equipo desarrollan una investigación con enfoque evolutivo. “Estudiamos razas criollas de maíz y de maíz comercial para comparar cuál especie tiene más microbios benéficos asociados”.

La hipótesis es que aquéllas con más diversidad genética, como el maíz silvestre o criollo, tendrán la capacidad de atraer a mayor número de microbios, “a partir de ahí seleccionaremos a los microorganismos y plantas mejor equipadas para esa función”, abundó.

Además, estos organismos no se encuentran por casualidad, la mayoría de las veces las plantas reclutan a sus hongos y bacterias por medio de los compuestos que producen.

“Elegimos al maíz porque es una planta fundamental para los mexicanos, es la base de nuestra alimentación; entonces, identificar variedades criollas que pudieran promover interacciones benéficas es crucial”, reiteró.

“Si logramos aislar algunas cepas que promuevan el crecimiento, la intención es patentarlas y hacerlas accesibles a los agricultores, porque se disminuiría el uso de fertilizantes”.

El experto informó que ya concluyeron con la colecta de microbios y enviaron las muestras de ADN para ser secuenciadas. “Veremos qué microorganismos están presentes, y si tienen potencial haremos cultivos en laboratorio para promover su crecimiento”.

Esta investigación también se aplicará al sorgo, que aunque no es nativo de México, es importante como forraje para la producción pecuaria.

Interacción benéfica

Los microbios están en todas partes: viven en el suelo, en las hojas, en los tallos, y eso les proporciona muchas posibilidades de interacción con los cultivos; en algunos casos pueden ser patógenos y producir enfermedades, pero en la mayoría buscan asociaciones benéficas, indicó el profesor de la licenciatura en Ciencias Agrogenómicas.

Por ejemplo, refirió Hernández López, las raíces producen ciertas sustancias que atraen a algunos hongos y bacterias, y mientras se alimentan de ellas, apoyan a las plantas en ciertas funciones que no pueden hacer por sí solas, como la toma de nitrógeno de la atmósfera.

En el suelo hay algunos hongos que son patógenos para los insectos que se alimentan de las raíces; en las hojas viven bacterias que pueden ayudarlas a combatir infecciones. Estos microorganismos producen sustancias que inhiben el crecimiento de otros que pueden ser dañinos para su hospedero, pues reciben nutrientes de él y no permiten que sea atacado, concluyó.

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