La UNAM está presente en San Gregorio Atlapulco, Xochimilco. Varios grupos de cuatro o cinco jóvenes de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, pertenecientes a las carreras de Medicina, Enfermería, Odontología, Psicología y Biología, se esparcen por las calles y rincones de ese poblado para asistir a sus habitantes, aún muy lastimados por el pasado sismo.
Un tenue celaje gris envuelve el perímetro de la zona principal debido a las viviendas e inmuebles derrumbados que no han sido removidos; ello, aunado a un manto opaco de nubes que provoca lluvias vespertinas, han complicado el abordaje de los brigadistas. Aun así, los universitarios lograron, en sus primeras ocho jornadas (del 21 al 28 de septiembre), realizar aproximadamente un millar de intervenciones, en donde han participado casi un centenar jóvenes.
Gloria Vázquez Leyva, secretaria técnica de la carrera de Médico Cirujano de la FES Zaragoza, y quien encabeza la brigada, informó que los abordajes se llevan a cabo con dos estudiantes de cada carrera y un docente.
Las cicatrices han borrado el número de los inmuebles. Lo que fue antes del sismo la taquería de la señora Zeferina Pérez, ahora es la sede médica, desde donde opera el control de los voluntarios pumas.
“Tenemos un puesto fijo y salimos dos o tres brigadas a recorrer las calles, casa por casa. Se han realizado de 120 a 140 intervenciones por día, con atención médica y dotación de medicamentos, porque los centros de salud están cerrados; y atención psicológica para niños, jóvenes y adultos mayores”.
El problema actual, subrayó la académica, es el polvo que está suelto por los derrumbes, lo que ha agudizado los padecimientos crónico-degenerativos de la población.
“Los casos más graves son los de diabéticos que presentan complicaciones, los pacientes con amputaciones o que padecen escaras graves y tienen que acudir al hospital, pero no lo hacen por miedo a perder sus pertenencias”.
Brigadeo
Sergio Rafael Galicia Cruz, egresado de Enfermería, vive en Chimalhuacán, Estado de México; su madre le inculcó la profesión y su bisabuelo sugirió la vocación cuando “resucitó y se convirtió en el curandero de Chalcatongo, Oaxaca”, relató.
“Es importante demostrar que la FES Zaragoza es una institución que se dedica a la promoción de la salud; como estudiantes debemos mucho a la sociedad, y tenemos que hacer una retribución, sobre todo en estos momentos que se necesita”, comentó tras atender a José Manuel Montero, con traumatismos en pómulos y piernas.
El entorno rebosa de polvo y carece de agua potable, principal demanda de los habitantes, y no sólo de ellos, también de los perros que circundan el pueblo, con evidentes fracturas en sus extremidades, hambrientos y con los ojos nublados por las infecciones.
Las brigadas universitarias también alivian la psique. Ofrecen consultas de aproximadamente 15 minutos, proporcionan calma y lo que los habitantes nombran “alimento espiritual”.
Militares custodian el perímetro de la iglesia que yace mutilada, sin campanario; y en cartulinas pegadas en las puertas de cada casa se puede leer: “San Gregorio te da las gracias, héroe desconocido…”.
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