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Boletín UNAM-DGCS-651
Ciudad Universitaria.
15:30 hs. 2 de octubre de 2017


Carolina Escobar Briones

       

INVESTIGACIÓN SOBRE EL RELOJ BIOLÓGICO Y PROBLEMAS GRAVES DE SALUD GANA EL NOBEL DE MEDICINA 2017

• Los investigadores estadunidenses Jeffrey C. Hall, Michael W. Young y Michael Rosbash obtuvieron el galardón por sus descubrimientos respecto a las células reloj
• Si una célula tiene alteraciones provocadas por cambios en los hábitos de sueño y alimenticios pueden dividirse mal y generar tumores, explicó Carolina Escobar, de la Facultad de Medicina de la UNAM

Por sus investigaciones respecto a la relación del ciclo circadiano con las adicciones y el cáncer, Jeffrey C. Hall, Michael W. Young y Michael Rosbash obtuvieron el Premio Nobel de Medicina 2017.

Carolina Escobar Briones, jefa de la sección académica de investigación de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, explicó que los estudios básicos de los médicos estadounidenses han impactado en la forma en cómo se estudia la salud en la actualidad: probaron que alteraciones en el ciclo día y noche (circadiano) de las células pueden desencadenar problemas como el cáncer.

“Si una célula tiene alteraciones en sus genes reloj puede dividirse mal y generar tumores. El cáncer, por ejemplo, es una de las enfermedades que más preocupa y se ha demostrado que presenta una desregulación de los genes reloj”, añadió.

Utilizando a las moscas de la fruta como modelo, los galardonados aislaron los genes reloj –como clock (reloj), time (tiempo), cicle (ciclo) o per1 y 2 (periodo)– que codifican proteínas que se acumulan en las células durante la noche y se degradan en el día, marcando los periodos de sueño y vigilia.

Con gran precisión, estos relojes internos permiten no sólo mantenerse despierto y atento, sino que marcan los ciclos de digestión, la producción de hormonas y el funcionamiento de cada una de las células del cuerpo, todo lo que permite la vida.

“Sabiendo que la mosca tenía estos genes, los galardonados buscaron genes similares u homólogos en los mamíferos, que al igual que en la mosca regulan cada una de las células del organismo”, expuso la profesora del Departamento de Anatomía de la FM.

Gracias a este trabajo hoy sabemos que dichos genes son los verdaderos coordinadores de la salud y sin ellos las células se vuelven poco eficientes, se enferman, se reparan mal y acumulan grasas o lípidos, pues no saben cuándo tener o no actividad.

“Si una persona que trabaja a las 3:00 de la mañana quiere comer en ese horario, sus genes reloj le dicen que en realidad debe descansar, entonces su digestión no es buena, porque el cuerpo no está preparado para ello. Por eso es importante seguir los genes reloj y respetarlos”, dijo la universitaria.

El médico, ejemplificó, tiene que tomar en cuenta estas alteraciones para reconocer que los tratamientos deben ser diferentes si se dan de día o de noche. Este abre otro concepto sobre la salud del ser humano: en función del horario, el ser humano se comporta de manera diferente y su organismo no procesa los estímulos como una constante.

De ahí que un bebé, por ejemplo, pueda presentar fiebre en la noche y al día siguiente estar mejor, pero en la noche vuelva a tener problemas de salud, pues es cuando los patógenos pueden afectarlo en mayor medida.

Entre los factores que alteran a estos genes, la investigadora destacó los cambios en los hábitos alimenticios, dormirse muy tarde o levantarse muy temprano, además de la privación completa del sueño.

Escobar Briones, quien conoce a Michael Rosbash, comentó que desde la UNAM se continúa revisando estos ciclos circadianos, pero en un modelo animal más avanzado: los ratones.

“Hemos demostrado que no dormir bien, tener actividad a deshoras o exponerse a la luz en la noche lleva a que los genes reloj en el cerebro pierdan su ciclo”.

Con esto, el animal comienza a tener conductas deficientes, lo que implica aprendizaje alterado, consumir más alcohol o atracarse con la comida, pues se pierde el control y no sabe cuándo detenerse, lo que deriva en obesidad y sobrepeso, resaltó.

“El trabajo de los premiados sentó las bases para darnos cuenta de que los ciclos circadianos son importantes para que funcionemos en aspectos tan importantes como la conducta y el metabolismo”, finalizó.

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Carolina Escobar, de la Facultad de Medicina de la UNAM.