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Boletín UNAM-DGCS-302
Ciudad Universitaria.
20:00 hs. 4 de mayo de 2017


Jaqueline Peschard


Lorenzo Córdova Vianello

       

PROFUNDAMENTE DESFAVORABLE, EL CONTEXTO ACTUAL DE MÉXICO PARA LA DEMOCRACIA

• Para que el Sistema Nacional Anticorrupción funcione hay que castigar, demostrar que se rompe la impunidad, dijo Jacqueline Peschard, académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, y presidenta del Comité de Participación Ciudadana del SNA
• Continuaron los Foros Universitarios “La UNAM y los desafíos de la Nación”, con el tema Democracia y participación ciudadana

Pobreza, desigualdad, impunidad e inseguridad forman parte del contexto en el cual la democracia mexicana tiene que recrearse, y es profundamente desfavorable. La corrupción está enraizada en fallas institucionales de nuestro estado de derecho deficiente, y hay hipercentralización del poder y un débil asociacionismo, afirmaron expertos universitarios.

Al participar en los Foros Universitarios “La UNAM y los desafíos de la nación”, con el tema Democracia y participación ciudadana, Jacqueline Peschard Mariscal, presidenta del Comité de Participación Ciudadana del Sistema Nacional Anticorrupción y académica de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, resaltó que la organización de la población ha sido clave para poner en la agenda pública temas relacionados con derechos ciudadanos, y con formas para que los gobiernos tengan mayor vigilancia sobre el ejercicio de la gestión pública.

A pesar de la insuficiente organización de la sociedad civil, en el ámbito de transparencia y combate a la corrupción ha habido una enorme fortaleza en términos de las organizaciones que han logrado tener la posibilidad de incidir en el diseño mismo de la estructura del Sistema Nacional Anticorrupción (SNA).

Su modelo apuesta a la escasa, pero potente fuerza de la ciudadanía, añadió la también coordinadora del Seminario Universitario de Transparencia en el auditorio Pablo González Casanova de la FCPyS.

Para que el SNA funcione hay que castigar, demostrar que se rompe la impunidad. A mediano plazo, opinó Peschard, lo importante es terminar con inercias y viejas prácticas arraigadas, y hacer que el castigo se convierta en una forma de inhibir las prácticas de corrupción.

Jean François Prud’homme, de El Colegio de México, expuso que no basta con tener elecciones o mecanismos de representación semidirecta o de participación ciudadana para que la suma de todos esos elementos derive en un sistema político más democrático. Más bien, lo que es fundamental es pensar en términos de articulación entre instituciones, procedimientos, garantías y posibilidades.

El académico señaló que para garantizar y profundizar la calidad de la vida democrática es fundamental que los sistemas políticos tengan capacidad no sólo de adaptación, sino de innovación, a fin de responder a las demandas ciudadanas.

Hoy existe el reto de transformar la información en un recurso político eficiente, acotó. El “cuarto poder” en ciertas circunstancias políticas puede tener una fuerza impresionante y ser un poderoso instrumento de circulación de esa información.

Difícilmente podemos esperar que los ciudadanos participen en los asuntos públicos, cuando en muchas circunstancias esa participación conlleva una carga crítica fuerte, cuando se vuelve un acto heroico. “Al final, en sus pequeñas y grandes manifestaciones, debe ser una práctica cotidiana y eso supone la existencia de garantías legales”, refirió.

 Lorenzo Córdova Vianello, presidente del Instituto Nacional Electoral (INE) e integrante del Instituto de Investigaciones Jurídicas, refirió que la impunidad y la corrupción son el principal problema que ha generado una desafección con la democracia, sus instituciones y sus procedimientos.

Si atendemos a los resultados de los informes de la organización Latinobarómetro, somos el segundo país de América Latina con el nivel más bajo de satisfacción con la democracia.

“¿Cómo pretender que haya confianza en los procedimientos y en las instituciones democráticas cuando tenemos pauperización, erosión o, incluso, inexistencia del tejido social? ¿Queremos que nuestra democracia funcione bien? Tenemos que resolver esos grandes problemas estructurales”, sentenció.

Córdova agregó que no basta con tomar decisiones en los espacios institucionalmente previstos para ello para que una democracia sea robusta, sino que esa discusión debe estar acompañada por un debate en el que se propicie la interacción de los ciudadanos. El asociacionismo es una de las características de las democracias deliberativas modernas.

La rendición de cuentas, concluyó, es indispensable para hablar de una democracia, y en ese tema “apenas comenzamos una historia”.

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Lorenzo Córdova, Jacqueline Peschard y Jean François Prud’homme en su participación en los Foros Universitarios “La UNAM y los desafíos de la nación”.