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Boletín UNAM-DGCS-540
Ciudad Universitaria.
11:00 hs. 14 de agosto de 2016


Tomás Pérez

       

Tomás Pérez Suárez, integrante del CEM del IIFL de la UNAM.

     

CADA HALLAZGO EN EL ÁREA MAYA ES UNA PIEZA MÁS DE UN ROMPECABEZAS INCONCLUSO

• El reciente descubrimiento de un sistema de canales bajo el Templo de las Inscripciones, en Palenque, ayuda a armar un panorama más completo de esa cultura, consideró Tomás Pérez, del Centro de Estudios Mayas de la UNAM

En el área maya cada hallazgo es una pieza de un rompecabezas inconcluso que, día con día, ayuda a armar un panorama más completo de esa cultura.

Recientemente fue descubierto un sistema de canales bajo el Templo de las Inscripciones, en Palenque, Chiapas (a cargo del arqueólogo Arnoldo González), que permitirá entender una especie de “geografía del inframundo”, señaló Tomás Pérez Suárez.

El integrante del Centro de Estudios Mayas (CEM) del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL) sostuvo que en ese caso, aunque no va a cambiar la historia de los mayas, sí se aportan datos importantes que permiten establecer nuevas formas de entender la comunicación con el inframundo y los sistemas acuáticos.

El investigador recordó que Alberto Ruz, descubridor de la tumba de Pakal el Grande en la mencionada edificación –a mediados del siglo pasado–, encontró durante el proceso de liberación de la escalera que baja a la cripta un zoclo hueco que sale desde la cámara y llega hasta el piso del templo, al cual llamó psicoducto o conducto del alma.

Por ahí, supuestamente, el alma del gobernante podía salir a la superficie y los de afuera comunicarse con él. Ese tipo de conductos también se han detectado en otras construcciones, como El Osario, en Chichén Itzá, “pero ninguno tan elaborado como el de la tumba de Pakal”. No obstante, faltaba establecer la conexión hacia el inframundo.

Palenque se localiza en una parte de la Sierra Norte de Chiapas, con muchos manantiales. La ciudad es un lugar que mana agua, vital no sólo para un pueblo agrícola, sino para la cosmovisión mesoamericana, donde el inframundo se asocia con lo acuático.

Uno de los topónimos o locativos que se usan para esa antigua urbe es Lakam Ha’ (grande, agua, “las grandes aguas”). De la zona arqueológica nacen arroyos que forman ríos como el Murciélagos, “de donde se derraman aguas que van a dar a sistemas hidrológicos que corren a la llanura costera del Golfo, sobre todo de Tabasco”.

Además, se conocen grandes obras hidráulicas. En Palenque existe, incluso, un arroyo abovedado, una corriente de agua que corre por una bóveda maya subterránea de casi dos metros de altura, del cual se desconoce dónde empezaba porque se ha desplomado, pero que sale en la parte norte, hacia el Juego de Pelota, y en cuya salida hay una gran escultura de un cocodrilo. Los acueductos más tempranos se ubican en la zona llamada de La Picota.

Los mayas, señaló Pérez Suárez, se caracterizaron por hacer grandes obras hidráulicas, como canales y represas, desde el Preclásico; los acueductos, incluso, vienen desde los Olmecas.

Aunque no es novedad la existencia de canales de agua en la zona, inclusive de mayores dimensiones y calidad, lo descubierto recientemente por integrantes del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) cobra importancia porque nace al pie del Templo de las Inscripciones, debajo de la cripta, e indica que antes de la construcción ahí manaba agua. La creación del sistema de canales debió darse por cuestiones prácticas, de desalojar el líquido, o por un simbolismo religioso.

El universitario refirió que para los antiguos mayas las dos entradas al inframundo eran las cuevas y las superficies acuosas; por ello, los canales podrían haber establecido una conexión con el mundo de los muertos.

De ese modo, la cripta de Pakal no representa un punto bajo, sino medio, de donde sale comunicación por el psicoducto hacia la parte superior, y a través del sistema de canales –de sólo 40 por 50 centímetros– hacia la parte inferior. Hasta ahora no se sabe dónde terminan los ductos, pero lo más seguro es que atraviesan toda la plaza.

Pérez Suárez opinó que los descubrimientos continuarán, aunque los trabajos no se vean físicamente por estar debajo de la superficie, o porque no están abiertos al público. Los mayas aún tienen mucho por decir.

La primicia del trabajo de Arnoldo González, arqueólogo del INAH y responsable del proyecto Palenque, se dio en el reciente 10º Congreso Internacional de Mayistas, organizado por el CEM del IIFL, en Izamal, Yucatán, realizado del 26 de junio al 2 de julio.

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El descubrimiento de un sistema de canales bajo el Templo de las Inscripciones, en Palenque, Chiapas, ayuda a entender lo que se podría llamar la “geografía del inframundo”.