En su informe final, la Comisión de universitarios que llevó a cabo el análisis del caso del Espacio Escultórico y el Edificio “H”, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS), concluyó que el proyecto y construcción del referido inmueble fue realizado respetando la normatividad internacional y la normativa universitaria, por lo que determinó “no considerar su demolición parcial o total” y que cualquier acción en el edificio “deberá ser reversible, no permanente y no invasiva”.
Asimismo, señaló que la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA) debe contar con más apoyos y respeto para la conservación de especies y paisaje, incrementando la vigilancia y mantenimiento de su gran extensión.
“Debe promoverse, igualmente, la consideración del Espacio Escultórico para su Declaración como Monumento Artístico Nacional integrado al Paseo de las Esculturas, para buscar su conservación”, estableció.
Para ello, recomendó restaurar este conjunto escultórico en todos sentidos, desde la limpieza en la parte central, hasta la restauración arquitectónica de los volúmenes piramidales que lo envuelven, así como diseñar un plan de administración, manejo de acceso, horarios y control, que permitan la contemplación de los visitantes en relación con la naturaleza y el sitio.
La Comisión estableció que en la construcción del Edificio “H” se cumplieron todas las disposiciones técnicas, constructivas y funcionales requeridas, así como la observancia estricta de la normativa jurídica para el concurso de obra que señala la Universidad, y de acuerdo al Plan Rector 1995 y 2005 de la propia Universidad.
Dejó en claro que el Edificio “H” se encuentra fuera de la zona de la REPSA, creada en 1983, por lo que no hay incumplimiento del Reglamento de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel de Ciudad Universitaria, según el cual no es posible realizar intervenciones en la misma.
En el texto, dicha Comisión explicó también que, al momento de su construcción, en 1979, el Espacio Escultórico fue concebido como un “espacio circular que hundido en su parte central por su conformación nos recuerda inquietantes similitudes con lo que el náhuatl llamaban los antiguos xico, centro u ombligo” (Lily Kassner).
Es decir, resaltó, se pensó que el magma o lava era lo escultórico y los muros confinantes la parte limitante. “El exterior del anillo sería otra superficie circular de 60 metros en la que se dejaría un jardín natural” (Manuel Felguérez). No es un espacio que sirva de observatorio del contexto, es un espacio íntimo cerrado y profundo hacia abajo, hacia la lava. “Ahí quedó perpetuado el rugir de la tierra, ahí contemplamos el movimiento ondulado, los surcos, escarpados filosos, pétreos. Esa ebullición candente que arrasó con el terreno natural imponiendo al mineral, descubriendo su belleza”.
Para las determinaciones y recomendaciones realizadas por esta Comisión, el eje de la discusión se concentró en el análisis de la normatividad aplicable para constatar su construcción con apego a derecho, la concepción del Espacio Escultórico y las limitaciones de actuación a las que se enfrenta la Universidad.
En el informe se precisó también que la Universidad cuenta con una normativa y un plan de gestión para la conservación de todo su patrimonio, reforzado con la reciente integración del Comité de Análisis para las Intervenciones Urbanas, Arquitectónicas y de las Ingenierías en el Campus C.U. y los Campi de la UNAM, para realizar acciones de control, revisión e instrumentación de las obras nuevas y restauraciones en esos espacios.
La Comisión estuvo integrada por el arquitecto Marcos Mazari Hiriart, el doctor Luis A. Álvarez Icaza, el doctor Luis Zambrano, la doctora Louise Noelle Gras, el arquitecto Raúl Delgado Lamas, el arquitecto del paisaje Pedro Camarena, la escultora Yvonne Domenge y el doctor Luis Arnal Simón, quienes llevaron a cabo un total de cuatro reuniones donde se analizó la situación del Edificio “H”, así como diversas propuestas para dar cauce a las inquietudes generadas respecto de su construcción y permanencia.
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