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Boletín UNAM-DGCS-435
Ciudad Universitaria.
15:00 hs. 27 de junio de 2016

 

   

INDAGAN CENTENARES DE MUESTRAS OBTENIDAS DEL SECTOR MARINO DEL CRÁTER CHICXULUB

• Tras la Expedición 364 en esa región, investigan en el mar cómo se formó el anillo de picos tras el impacto del meteorito, las extinciones y cómo se recuperó la habitabilidad en el planeta
• Jaime Urrutia Fucugauchi, del Instituto de Geofísica de la UNAM, es el líder del proyecto, en el cual participan 33 científicos de 11 países

Centenares de muestras de diversos tipos de rocas, algunas muy antiguas, han sido recolectadas en la parte central del cráter Chicxulub, vestigio de la caída de un meteorito en esa zona de la península de Yucatán (hace 66 millones de años) y huella del antes y después de la vida en la Tierra, pues provocó la extinción del 75 por ciento de las especies al final del Cretácico, entre ellas los dinosaurios.

El líder del proyecto, en el que colaboran 33 científicos de 11 países, es Jaime Urrutia Fucugauchi, investigador del Instituto de Geofísica (IGf) e integrante de la Junta de Gobierno de la UNAM.

Como si fuera un rompecabezas científico de la antigüedad, los vestigios preservados en el cráter Chicxulub son investigados en un sitio sobre el anillo de picos, en el sector marino de la zona central de la estructura.

En el lugar (a 30 kilómetros de Puerto Progreso, Yucatán) se instaló y operó una plataforma de perforación, desde donde se horadó dentro de las secuencias de rocas, sobre y en el interior del cráter. Aquí trabajó un grupo de 12 científicos, que incluyó, por parte de México, a Ligia Pérez Cruz, del IGf, quien estuvo a cargo del Laboratorio de Geoquímica.

Los investigadores a bordo realizaron los estudios iniciales en los núcleos de perforación y mediciones de propiedades físicas y químicas con sensores introducidos en el pozo. Los datos y observaciones aportan las piezas que los científicos deben leer e interpretar para saber qué pasó y cómo se modificaron las formas de vida planetaria y los procesos de formación del cráter.

“Los cientos de cilindros de muestras son piezas del rompecabezas de donde obtenemos información inédita”, resaltó Urrutia Fucugauchi, también presidente de la Academia Mexicana de Ciencias (AMC).

Varios son los retos en esta etapa del proyecto, explicó. El primero es saber cómo se formó el anillo de picos en el cráter (una formación montañosa que caracteriza los cráteres complejos en la Luna y otros cuerpos planetarios). Otro es entender los efectos del impacto en la zona de colisión y a escala global, y los mecanismos de extinción de organismos terrestres y marinos.

También se busca entender cómo se recuperó la vida después de eventos climáticos extremos, abruptos y globales, y saber sobre las comunidades de microorganismos que viven en las rocas a profundidad dentro de la corteza.

El proyecto se enmarca en el Programa Internacional de Descubrimiento de los Océanos (IODP, por sus siglas en inglés), cuyos integrantes se reunirán próximamente en Alemania para debatir la estrategia a seguir y analizar en sus laboratorios cerca de ocho toneladas de muestras. Parte de los hallazgos y resultados se debatirán en septiembre y octubre en la reunión del grupo en los laboratorios de la Universidad de Bremen.

El anillo de picos

La primera idea que viene a la mente es pensar en Chicxulub como una piedra gigante que, al caer violentamente al agua, salpicó y formó ondas que se congelaron. Pareciera que la roca deformada a altas presiones y temperaturas en fracciones de segundo se comporta como un fluido que luego se enfría y se hace sólido, comentó Pérez Cruz, integrante de la Expedición 364 y vicepresidenta de la Unión Geofísica Mexicana.

Sin embargo, el anillo de picos alrededor del cráter es deformado y diferente a otras estructuras que constituyen el cráter. La perforación ha aportado muestras de las diferentes unidades que constituyen la estructura debajo del anillo, incluidas rocas del basamento excavadas y levantadas en el impacto y formación del cráter.

Los nuevos datos permitirán dilucidar las condiciones y los mecanismos involucrados en la construcción del anillo de picos; los científicos diseñarán modelos numéricos para analizar esa formación.

En la Expedición 364 (realizada en abril, mayo y principios de junio) se obtuvieron muestras de rocas dentro del anillo, pues se hicieron las primeras perforaciones del material que eyectó entonces.

Mientras los científicos continúan y amplían sus trabajos de investigación, el gobierno de Yucatán (en especial la Secretaría de Medio Ambiente estatal) promueve la protección de la zona de Chicxulub como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

“Para los científicos se requerirían más permisos y sería más difícil la investigación en la zona, pero siempre es bueno contar con un área protegida, y más el cráter, que contiene evidencias de un evento único en el planeta”, opinó Jaime Urrutia.

La protección mundial también tranquilizaría a los comuneros locales, que se han opuesto a este proyecto por las consecuencias ambientales que tendría.

“Hemos hecho una perforación limpia, el agua se refiltró y se obtuvieron muestras encapsuladas, lo que elevó los costos y permitió una operación controlada de perforación y recuperación de núcleos minimizando los impactos ambientales. Los aspectos técnicos resultaron muy interesantes y útiles en la planeación y diseño de proyectos de perforación futuros”, finalizó el investigador.

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Centenares de muestras de diversos tipos de rocas, algunas muy antiguas, han sido recolectadas en la parte central del cráter Chicxulub. Foto Cortesía Jaime Urrutia Fucugauchi