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Boletín UNAM-DGCS-233
Ciudad Universitaria.
06:00 hs. 12 de abril de 2016

 

   

EN MÉXICO HAY MÁS DE 3 MIL VOLCANES MONOGENÉTICOS SUSCEPTIBLES DE REGISTRAR UNA GRAN EXPLOSIÓN

• Este tipo de formaciones geológicas son clave para entender el vulcanismo a nivel planetario, expuso Marie Noëlle Guilbaud, del IGf de la UNAM

En México abundan los volcanes monogenéticos susceptibles de registrar una gran erupción. Se estima que en la Franja Volcánica Transmexicana hay más de tres mil, señaló Marie Noëlle Guilbaud, del Instituto de Geofísica de la UNAM.

“Tan sólo en la sierra Chichinautzin existen unos 220. Si alguno entrara en actividad sería peligroso para la Ciudad de México y Cuernavaca, como lo fue el Xitle para los antiguos habitantes del Valle de Anáhuac”, agregó

A diferencia de los poligenéticos —con varias erupciones, una vida larga y grandes edificios—, los monogenéticos tienen una sola expulsión, una existencia corta y suelen ser pequeños (en el país, la eyección más larga de uno de éstos ha sido la del Paricutín, en Michoacán, con nueve años de duración: de 1943 a 1952).

Las zonas mexicanas más peligrosas son dos: el campo Michoacán-Guanajuato (con mil 100 de estos volcanes —entre los que destacan el Jorullo y el Paricutín— y 400 medianos) y la sierra Chichinautzin.

¿Por qué hay tantos monogenéticos en México?, es una de las preguntas que intenta responder Guilbaud al estudiar este vulcanismo sui generis.

En las zonas de subducción repartidas a lo largo del mundo suelen formarse edificios voluminosos y los de dimensiones reducidas son escasos. México es atípico en este renglón y lo observado en su territorio no corresponde a lo descrito en los libros sobre la materia, planteó el académico.

La subducción de la placa de Norteamérica por las placas Rivera y de Cocos genera sismos y vulcanismo en la Faja Volcánica Transmexicana, donde predominan los monogenéticos (de ahí su interés para los científicos).

Como parte de su investigación, Guilbaud y sus colaboradores tratan de determinar cuántos hay en territorio nacional, qué productos emiten, su edad y cada cuanto hay una erupción monogenética en nuestro país.

En la sierra Chichinautzin estudian el Pelagatos y el Pelado, también las lavas del Xitle; y en el campo volcánico Michoacán-Guanajuato, el Jorullo, el Paricutín, Las Cabras y Las Siete Luminarias, por nombrar algunos.

Entre sus hallazgos sobresale una zona cercana a Tacámbaro, al sur de Morelia, con muchos monogenéticos de creación reciente. En otra área, próxima a Uruapan, está El Metate, de apenas 700 años de edad y uno de los más grandes en esta categoría.

“Su erupción ocurrió antes de la llegada de los españoles a México-Tenochtitlan. Los indígenas debieron haberla presenciado, pero no hay documentos de ella”, aseveró.

En ese volcán escudo, formado por lavas andesíticas, Guilbaud y sus colaboradores establecieron que el mayor volumen de rocas fundidas quedó varios años en la corteza hasta que la intrusión de otra bolsa de magma más caliente le abrió el paso a la superficie, lo que disparó su estallido; asimismo, descubrieron procesos complejos que aún no acaban de entender.

Otro aspecto a destacar es que aunque pequeños, los monogenéticos son capaces de generar erupciones potentes que quizá no liberan material hasta la estratosfera y provocan cambios climáticos como los de mayores dimensiones, pero sí causan afectaciones en los asentamientos humanos.

“El Xitle generó mucha lava; si esto se repitiera, la incandescencia expulsada no causaría muertes, pues la población sería desalojada oportunamente, pero sí enterraría lo que encontrara a su paso. Por otro lado, las cenizas también son peligrosas, pues según la dirección del viento cubrirían diferentes zonas y afectarían el tránsito aéreo, colapsarían techos y taparían drenajes”.

A diferencia de los grandes como el Popocatépetl, el de Colima, el Pico de Orizaba y el Chichón, que expulsan piedra pómez (material poco denso, esponjoso y lleno de gas), los pequeños lanzan tezontle (una roca más negra, pero también llena de gas) y emiten gases como dióxido de carbono (CO2) o de azufre (SO2), con potencial de afectar el clima.

“Estudiar los volcanes monogenéticos de México para saber por qué hay tantos aquí —a diferencia de otros enclaves del mundo— y determinar qué tan largas y seguidas pueden ser sus erupciones, ayudará a entender el proceso del vulcanismo a escala planetaria”, finalizó Guilbaud.

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Uno de los volcanes monogenéticos mexicanos más conocidos es el Paricutín, en Michoacán.