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Boletín UNAM-DGCS-016
Ciudad Universitaria.
06:00 hs. 4 de enero de 2016


Benjamín Ruiz Noyola

   

NECESARIO, REDOBLAR ESFUERZOS PARA OBLIGAR A NORCOREA QUE SE ADHIERA A TRATADOS INTERNACIONALES

• Benjamín Ruiz Noyola, académico de la FQ, señaló que los ensayos nucleares de ese país se han convertido en costumbre para chantajear a potencias occidentales
• Es una práctica que realiza cada tres o cuatro años esa nación, sostuvo el experto en armas de destrucción masiva

Los ensayos nucleares de Corea del Norte se han convertido en una costumbre para chantajear a las potencias occidentales; es una práctica que realiza cada tres o cuatro años esa nación; por ello, es necesario redoblar esfuerzos para obligarla a adherirse a los tratados internacionales sobre desarme.

De esa manera, la comunidad internacional estaría en posibilidad de presionar con mayor facilidad por el incumplimiento de esos tratados, expuso Benjamín Ruiz Noyola, académico de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM y experto en armas de destrucción masiva.

“Mientras esa nación no sea un Estado parte de esos acuerdos, no se le puede exigir nada, excepto un poco de coherencia y decencia, que sabemos que no las tiene”, subrayó.

Independiente de si se trató del ensayo de una bomba de hidrógeno a escala o no, “lo que sí queda demostrado con el sismo de 5.2 que se registró en la zona, derivado de la prueba, es que cuentan con la tecnología y la posibilidad de generar una bomba nuclear, y eso es preocupante”.

La generación de energía que se produce en una explosión nuclear, como la que origina la H (de hidrógeno), es sumamente alta –mayor a la derivada de las bombas atómicas lanzadas en Hiroshima y Nagasaki–, superior a los tres mil grados centígrados, con efectos altamente destructivos.

Al estallar una bomba termonuclear se compactan los núcleos de uranio o de plutonio y se genera la explosión nuclear de fisión. Se trata de una técnica mucho más complicada que da como resultado un arma muy potente, cuyo poder es devastador; la energía liberada se mide en megatones (1000 kilotones, unidad de masa que equivale a mil toneladas de dinamita al explotar).

Existen otras armas con capacidades diferentes cuya función es destruir sólo a los seres vivos, pero dejan todo lo demás intacto, como el caso de las químicas o biológicas, detalló.

En cambio, el poder destructivo de la bomba de hidrógeno es arrasar con todo, no sólo con edificios y personas, sino con la naturaleza. Los efectos del calor primero carbonizan todo lo que esté en un determinado radio, pero además envía aire caliente que, por lo menos, deshidratará. “Las consecuencias son pavorosas y los sobrevivientes, si los llegara a haber, tendrían problemas con secuelas psicológicas permanentes”.

En los últimos nueve años esa nación ha llevado a cabo pruebas nucleares, ante las cuales la comunidad internacional ha manifestado su rechazo y represalias, sobre todo Estados Unidos; este país le entregó una buena cantidad de dinero al gobierno norcoreano a cambio de dejar de lado sus pruebas nucleares, pero en 2009, 2013, y ahora en 2016, se repitió el tema.

“No me extrañaría que dentro de unos cuatro o cinco meses nos enteremos de que EU entregue dinero a Corea del Norte con el compromiso de cesar sus pruebas y el desarrollo de armas de este tipo”, concluyó Ruíz Noyola.

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La generación de energía que se produce en una explosión nuclear, como la que origina la bomba H (de hidrógeno), es sumamente alta, superior a los tres mil grados centígrados, con efectos altamente destructivos.
Benjamín Ruiz Noyola, académico de la FQ de la UNAM y experto en armas de destrucción masiva.