La obra de Roger Bartra es indispensable en nuestra cultura. Del arado al ajolote o al cerebro, marca un trayecto para entender la vida social y política en México y, más allá, hacia asuntos del interés general humano”, afirmó Francisco Valdés Ugalde, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM.
En su participación en el evento Diálogos sobre la obra de Roger Bartra, consideró que entre las características más valiosas de su trabajo se encuentra la imaginación que, como decía Einstein, “es más importante que el conocimiento, pues sin ella éste no avanza tanto como cuando se tiene aquélla”.
Si algo se debe reconocer en las publicaciones y trayectoria de Bartra es este vínculo indisoluble entre su capacidad imaginativa y su esfuerzo por conocer, con un toque de valentía para saltar de un tema a otro, resaltó.
En el acto realizado en el IIS, Sara María Lara Flores, investigadora de esa entidad, habló sobre los escritos de juventud del sociólogo. “Desde edad temprana fue extremadamente crítico. Como estudiante de la ENAH no podía resistir la tentación de abordar diversos asuntos, actividad que ha procurado hacer siempre a profundidad”.
En aquella época escribió La tipología y la periodificación en el método arqueológico, donde hacía una crítica a las estrategias de sus maestros para explicar la historia de Mesoamérica; ahí discutía la simplicidad, por ejemplo, de los métodos utilizados para definir las etapas de desarrollo, que consistían en clasificar artefactos como si se tratara de cubos de diferentes colores o arreglados por secuencias.
Él planteaba, en cambio, que todo objeto es producto del trabajo humano y, como tal, una expresión de la actividad determinante del desarrollo de las sociedades, refirió.
El evento —realizado para celebrar el doctorado honoris causa otorgado recientemente por esta casa de estudios al investigador— estuvo moderado por Manuel Perló Cohen, director del IIS, quien refirió un texto de Bartra que aunque no es de los más representativos ni citados, en alguna época generó una discusión muy interesante en las ciencias sociales: El modo de producción asiático.
El escrito contiene un punto de vista heterodoxo y diferente a lo que nos enseñaban en la Facultad de Economía. “Para mí era una forma de plantear una crítica al esquematismo imperante en muchos medios universitarios. Esta visión me ayudó a pensar que dentro del marxismo se podían ver las cosas de manera diferente, no lineal. Además, es un libro donde se habla de autores mexicanos, franceses y alemanes”, afirmó.
En su oportunidad, Beatriz Urías Horcasitas, del mismo instituto, se refirió a las polémicas que Bartra generó en los años 80 a través de su participación en publicaciones como El Machete, Nexos y La Jornada Semanal.
“Este periodo es importante porque nos ayuda a entender la historia de nuestro país. En esta época el académico transitó de una tradición marxista y de los estudios agrarios hacia una crítica al estructuralismo y un cuestionamiento sobre la democracia”.
Otro volumen destacado es La jaula de la melancolía, con una interpretación sugerente sobre las concepciones acerca de la identidad y metamorfosis del mexicano. “Este título vuelve a provocar fuertes reacciones en los círculos intelectuales nacionales y lo proyecta como un autor internacional”, enfatizó en la Sala de Usos Múltiples del IIS.
Al hacer uso de la palabra, el homenajeado subrayó que en su trayectoria ha decidido dar saltos “para no pasarme la vida en un solo tema o área; he rechazado la especialización. Esto es un reto porque en los medios académicos esta última es bien vista y ha rendido buenos frutos”.
Sin embargo, me ha gustado cambiar de temas y por eso he ido de la antropología a los estudios agrarios, después a la identidad nacional, luego al ser político mexicano, posteriormente a la mitología europea para terminar en el estudio de la relación entre las redes neuronales y las simbólicas en los entornos culturales.
Cada vez que hago esto hay un reto porque debo empezar casi de cero y acumular energía para iniciar una nueva carrera. Al valorar que ya di lo que podía en cada campo doy otro salto y vuelvo a empezar, concluyó.
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