El cambio climático y la sobreexplotación de los recursos naturales e hidrocarburos han afectado al planeta; la única opción es utilizar alternativas limpias. Frente a este escenario, la UNAM creó la licenciatura de Ingeniería en Energías Renovables (LIER) y recientemente egresó la primera generación.
En la ceremonia de graduación Antonio del Río, titular del Instituto de Energías Renovables (IER), enfatizó que este hecho inédito cambió la vida de esa entidad.
“Tuvimos que recordar cómo impartir cursos de licenciatura; eso nos reanimó y rejuveneció. Mediante las ayudantías nos reencontramos con el quehacer docente, aspecto que habíamos descuidado”, añadió.
Todos hemos escuchado de la urgencia de lograr un desarrollo sustentable y ustedes escogieron esta carrera con la esperanza de contribuir en este aspecto, aseveró.
La sustentabilidad no es algo sencillo de explicar, lo que sí sabemos es que es una forma de vivir para personas, familias, comunidades, empresas, naciones e incluso civilizaciones. Si no logramos transitar a ella, el destino de nuestra especie está en peligro, expresó Del Río.
A 30 años de abocarnos a clases en el nivel posgrado, la juventud que llegó modificó muchas cosas en este lugar. Ahora tenemos un instituto de investigación más diverso y tolerante, con actividades también en licenciatura. Así cumplimos nuestra tarea de formar personal altamente capacitado, dijo.
El director estuvo acompañado de Octavio García Valladares, coordinador de la LIER; Maribel Fernández Pérez y Miguel Robles Pérez, padrinos de los alumnos y miembros del IER; Sergio Cuevas García, coordinador del posgrado, y Mariano López de Haro, excoordinador.
Potencial mexicano
México es un país con todas las energías renovables; sin embargo, no tenemos personal suficiente para usarlas de forma masiva. Que la Universidad forme recursos humanos para ello es crucial, destacó.
Aunque la carrera se imparte en el campus de Temixco, Morelos, hemos tenido buena respuesta y contamos con matriculados de todas partes de la República, desde Yucatán hasta Baja California Sur.
“Así, la UNAM aporta un beneficio más. Que las personas utilicen otras fuentes que no emitan gases de efecto invernadero es esencial para el país”.
Por su parte, Fernández Pérez señaló que en el cuatrienio inicial de la LIER, la primera generación ha desarrollado nuevas habilidades y capacidades. “El trabajo realizado les permitirá desempeñarse eficientemente en su trayectoria profesional y emprender nuevos retos”.
“Lo más importante no es ese conjunto de conocimientos al que llamamos ciencia, sino su cerebro y corazón. Razonen y busquen las verdades, sea con los métodos aprendidos aquí o con los que descubran, pero háganlo siempre con pasión”, agregó.
Rubén García, uno de los egresados, agradeció a los docentes porque al aceptar este proyecto se convirtieron en padres para muchos inscritos. “Con esta acción apoyan un futuro más promisorio, lleno de ideas vanguardistas e innovadoras”.
Fueron 10 estudiantes los que ingresaron en esta experiencia precursora, de los cuales terminaron cuatro (otros tantos lo harán en el siguiente período). A menos de un lustro de la creación de este plan, la matrícula se duplicó.
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