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Boletín UNAM-DGCS-397
Ciudad Universitaria.
06:00 hs. 9 de julio de 2015


Baldomero Esquivel Rodríguez

   

ANALIZAN EN LA UNAM LA QUÍMICA DE LAS PLANTAS

• Según estudios, del total de entidades químicas usadas para tratar enfermedades humanas, los productos naturales que se aíslan de ellas o de microorganismos representan del 48 a 50 por ciento

México es el país con la cuarta biodiversidad vegetal más rica en el mundo, después de Brasil, Colombia y China. La mayor parte de las plantas que crecen aquí son de origen nacional; el resto fueron introducidas como consecuencia de la Conquista. En el Instituto de Química (IQ) de la UNAM se estudian, en mayor medida, las nativas, pero también algunas que provienen del exterior.

“Analizamos, sobre todo, las plantas no medicinales y, en menor medida, las medicinales. Éstas representan aproximadamente 10 por ciento de las que crecen en el país”, dijo Baldomero Esquivel Rodríguez, secretario técnico del IQ.

Muchas de uso medicinal con valor comercial se pueden encontrar en los mercados; sin embargo, ahí suelen sufrir un proceso de adulteración, o bien, se venden picadas, lo que impide su plena identificación.

“Por ejemplo, en México se les da a los infantes anís estrella para los cólicos. Con relativa frecuencia es adulterada con otra especie muy tóxica que físicamente se le parece. Sólo un experto puede diferenciar una de otra. Ahora bien, nosotros estudiamos plantas provenientes de mercados, siempre y cuando un especialista nos garantice su autenticidad y pureza. Cuando se trabaja con ellas, hay que ser cuidadosos”, advirtió.

La mayoría de las que se estudian en el IQ son recolectadas en los sitios donde crecen: selvas, montañas o las orillas de una carretera, entre otros. Para ello, se apoyan en el Herbario Nacional (HN), que depende del Instituto de Biología (IB) de esta casa de estudios y tiene una muestra representativa de la vegetación del país, con una serie de datos útiles, como la localidad de origen de cada especie y la época del año en que florea.

En cualquier análisis resulta fundamental saber exactamente con qué plantas se trabaja, pues aunque casi todas las que hay en México sólo crecen aquí, algunas quizá ya fueron analizadas por investigadores extranjeros o son originarias de otros países.

“Para tener la certeza de que no se ha estudiado antes, o para enterarnos de lo que se ha descubierto en relación con una planta, necesitamos conocer su identidad, hasta el género y la especie, y eso no lo hacemos nosotros, sino los especialistas del HN. Por eso frecuentemente vamos a esos sitios acompañados por algunos de ellos”, indicó Esquivel Rodríguez.

Desde la época prehispánica se usan plantas medicinales en México para curar todo tipo de enfermedades y malestares. De muchas de éstas se tienen registros históricos; incluso en algunos códices aparecen dibujadas con una descripción que permite saber para qué eran útiles. Eso ha llevado a los químicos a analizarlas y buscar los compuestos que les confieren actividad biológica y las hacen eficientes.

“Contamos con una serie de bioensayos que nos ayudan a saber si una sustancia es antiinflamatoria o si inhibe la división de células cancerosas, por nombrar dos casos. Así podemos confirmar si aquellas con cierta fama curativa contienen realmente compuestos que justifiquen su uso desde el punto de vista científico”, apuntó el académico.

Por ejemplo, los químicos toman las que se han empleado comúnmente para combatir la diarrea y las estudian para ver si en verdad contienen compuestos que desencadenen un efecto favorable. Hasta la fecha han encontrado varias sustancias que le dan una justificación científica al uso de no pocas plantas.

Además de los laboratorios de productos naturales, el IQ tiene uno de pruebas biológicas donde se ensayan esas sustancias. Esto constituye un proceso básico. Antes de que se puedan transformar en un fármaco, deberán pasar por diversas etapas que ya no están directamente relacionadas con la actividad de los químicos.

Por lo general lo que hace que una planta cure es un compuesto específico o la mezcla de varios. Por eso ahora surge la tendencia a no purificar los principios activos, sino a vender sus extractos. El campo de los fitofármacos está sustentado en esto. “En lugar de separar el principio activo, se pretende garantizar que esté presente incluso en una mezcla de compuestos”.

De acuerdo con Esquivel Rodríguez, todas las investigaciones orientadas en aprovechar y conservar la biodiversidad vegetal del país deben considerarse prioritarias.

“Es oportuno señalar que, según estudios, del total de entidades químicas usadas para tratar enfermedades humanas, los productos naturales que se aíslan de plantas o de microorganismos representan de 48 a 50 por ciento”, añadió.

En el IQ se planea estudiarlas bajo una perspectiva más rápida e integral, con una técnica llamada metabolómica. Así, en vez de separar componentes individuales para conocer el perfil químico, se podrá trabajar con las mezclas de compuestos mediante una serie de procedimientos que tiene que ver con el tratamiento estadístico de datos y deducir dicho perfil sin tener que usar más allá de unas hojas.

“En la actualidad se traen varios kilogramos de una planta y se dejan secar. Dos kilogramos de una fresca se convierten en uno al secarse. Con la metabolómica, técnica que el Instituto tendrá a mano a finales de año, reduciremos sensiblemente lo que requerimos. Esto tiene una connotación importante en cuanto a la conservación. Con una cantidad cada vez más reducida podremos hacer el estudio, y si en el perfil químico encontramos sustancias con una actividad sobresaliente, podremos trabajar con porciones mayores”, finalizó Esquivel Rodríguez.

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En México, las plantas medicinales representan aproximadamente 10 por ciento de las que crecen en el territorio.
Baldomero Esquivel Rodríguez, secretario técnico del IQ.