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Boletín UNAM-DGCS-371
Ciudad Universitaria.
11:00 hs. 27 de junio de 2015


Ricardo Saracco

   

DIFÍCIL PARA LOS PACIENTES CON ESQUIZOFRENIA INFERIR EL ESTADO MENTAL DE LAS OTRAS PERSONAS

• También les cuesta trabajo atribuir estados mentales para sí mismos, explicó en la UNAM Ricardo Saracco, del Instituto Nacional de Psiquiatría
• Evalúan a los demás negativamente, les colocan características hostiles y creen que los otros hacen evaluaciones parecidas acerca de ellos, dijo

Los pacientes con esquizofrenia tienen problemas para funcionar en el mundo social y eso los limita a conseguir fácilmente un empleo, establecer buenas relaciones personales o tener pareja. Estudios científicos ponen de manifiesto que tienen dificultades para inferir el estado mental de las otras personas. Pero no sólo eso, también les cuesta trabajo atribuir estados mentales para sí mismos.

Ricardo Saracco, médico adscrito a la Clínica de Esquizofrenia del Instituto Nacional de Psiquiatría (INP), señaló en la UNAM que si “uno les pregunta cómo se sienten, contestan ‘bien’, pero es una respuesta verbal limitada que no expresa la gama de sensaciones que pueden sentir en ese momento. No significa que no sientan, sino que la capacidad para deducirlo o expresarlo está limitada”.

En la conferencia Cognición social en esquizofrenia, ofrecida en el auditorio Ramón de la Fuente del Departamento de Psiquiatría y Salud Mental de la Facultad de Medicina (FM), expuso que los enfermos cuyo pensamiento está francamente desorganizado, tienen aún mayores problemas para atribuir esos estados mentales. En esa condición, difícilmente pueden inferir qué piensa o siente la persona que tienen enfrente.

El experto aludió que, como humanos, tenemos la capacidad de “leer” las intenciones y disposición de los otros. Por ejemplo, si en el metro una persona se acerca mucho a nosotros, intentamos evaluar su intención conforme a cada movimiento y las características de ese entorno social.

Así, parte de la cognición social es inferir los estados mentales de otros; como sus sinónimos se han utilizado la empatía, la función reflexiva y la teoría de la mente, entre otros. Esta última consiste en entender las diferencias que hay en los otros; por ejemplo, individuos con trastornos de personalidad, como el sociopático, son incapaces de ver a los demás como sujetos y los perciben como objetos.

De esa teoría –que permite mentir y engañar, o adivinar– surge el término de intersubjetividad, que enfatiza la habilidad de los seres humanos para coordinar las interacciones mutuas, entre uno y otro ser.

Personas con déficit en la teoría de la mente tienen habilidades limitadas para, por ejemplo, percibir la subjetividad e intencionalidad en los otros, o deducir cómo se van a comportar los demás en determinada situación, expuso Saracco.

Aún más grave: a pacientes esquizofrénicos con sintomatología negativa –falta de energía y motivación, trastornos emocionales como el aplanamiento– les cuesta más trabajo inferir estados mentales de otros. “Parece que ellos nunca llegaron a desarrollar de forma adecuada la teoría de la mente y muestran peores resultados en las evaluaciones”.

El grado de déficit puede variar por los tipos o síntomas del padecimiento, aclaró. La patología mental no es única; como es crónica, cambia de manera constante y las manifestaciones pueden mutar o no.

Se podría decir, acotó el especialista, que la teoría de la mente es independiente de las habilidades cognitivas del sujeto evaluado, como atención y memoria. En realidad, se relaciona con capacidades sociales y un funcionamiento global.

Entre las pruebas desarrolladas para su evaluación se encuentran las del “falso paso”, donde se valora la intencionalidad de la pronunciación, que puede tener cierto fin o no, porque de una misma frase, expresada de forma diferente, se puede deducir un estado determinado. Otras son la destreza para reconocer el estado mental y las emociones complejas mediante la expresión facial, principalmente, a través de los ojos.

Saracco expuso que existe un marco de referencia que permite a las personas saber cómo comportarse, pero “si me cuesta leerlo en los otros, voy a tener una dificultad social”.

La percepción requiere comprensión de los parámetros emocionales, por ejemplo, si alguien está agobiado o no. Si se demanda a un enfermo tener una acción social adecuada “no la va a tener, porque no ‘leyó’ de forma adecuada ese conocimiento social”.

Los pacientes con esquizofrenia evalúan a los demás negativamente; les colocan características hostiles y creen que los otros hacen evaluaciones parecidas de ellos. Muestran un déficit al reconocer y discriminar la expresión facial y pueden atribuirle un sentido negativo, sin tenerlo. Además, poseen una marcada restricción para manifestar afecto y demás emociones.

Por todo ello, un blanco de tratamiento sería una forma de rehabilitación de la cognición social y ya se prueba el uso de oxitocina. “Si mejoramos la capacidad o desempeño social de los pacientes será más probable que puedan conseguir y mantener un trabajo y se relacionen mejor con sus familiares”, concluyó Ricardo Saracco.

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A pacientes esquizofrénicos con sintomatología negativa les cuesta más trabajo inferir estados mentales de otros.
Ricardo Saracco, médico adscrito a la Clínica de Esquizofrenia del INP, ofreció en la UNAM la conferencia Cognición social en esquizofrenia.