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Boletín UNAM-DGCS-358
Ciudad Universitaria.
11:00 hs. 21 de junio de 2015


Michel R Oudijk


Sebastian van Doesburg

RECONSTRUYEN INVESTIGADORES DE LA UNAM HISTORIA DE LA “TIRA DE IXTEPEJI”, CÓDICE ZAPOTECO

• Contiene textos alfabéticos en zapoteco y español, y plasma la genealogía prehispánica y colonial de los señores de esa población
• Encontrado en un escritorio de la Sociedad Americana de Geografía, en Milwaukee, EU, aumenta de manera significativa la cantidad de textos que permiten estudiar a las comunidades de Oaxaca desde sus propios documentos
• El trabajo de Sebastián van Doesburg, investigador de la Coordinación de Humanidades, y Michel R. Oudijk, del IIFL, concluyó su primera etapa recientemente con la entrega de un facsímil en el Palacio Municipal de Santa Catarina Ixtepeji

En 2012, en el fondo de un cajón de un viejo escritorio de la Sociedad Americana de Geografía, con sede en Milwaukee, Wisconsin, en Estados Unidos, se encontró un gran rollo de algodón. Sin saberlo, el director de la biblioteca de esa agrupación científica dio con el paradero de un códice zapoteco del siglo XVII, perdido desde la época de la Revolución Mexicana.

Hoy, gracias a los esfuerzos de los investigadores Sebastián van Doesburg, de la Coordinación de Humanidades, y Michel R. Oudijk, del Instituto de Investigaciones Filológicas (IIFL), la historia del documento pictórico con textos alfabéticos en zapoteco y español, originario de Santa Catarina Ixtepeji, pueblo del distrito de Ixtlán, en la sierra norte de Oaxaca, ha sido reconstruida.

En la conferencia “La Tira de Ixtepeji. El descubrimiento de un códice zapoteco”, efectuada en el IIFL, su director, Alberto Vital, expuso que este proyecto concluyó su primera etapa recientemente, con la entrega de un facsímil en el Palacio Municipal de Santa Catarina, en el marco de la fiesta de la comunidad.

En tanto, Sebastián van Doesburg calificó el descubrimiento como espectacular, “pues aumenta de manera significativa la cantidad de textos que permiten estudiar a las comunidades indígenas de Oaxaca desde sus propios documentos”.

La mayor parte de los expedientes históricos que tenemos provienen de la administración española, así que los textos de las comunidades sirven como contrapeso para conocer su visión y conceptos, dijo el experto.

Otras fuentes

Van Doesburg relató que en 2012 Michel R. Oudijk recibió un correo de su colega Laura Matthew, en el que le comunicó que había un documento en la Biblioteca de la Sociedad Americana de Geografía que había aparecido cuando el director abrió un escritorio viejo que vino desde Nueva York, antigua sede de la agrupación.

Se refería a un rollo que un profesor universitario, Aims McGuiness, reconoció como de origen mexicano. Laura vio que era un códice y se comunicó con el investigador de la UNAM, quien supo que se trataba del documento oaxaqueño perdido.

Ixtepeji es una comunidad en la sierra norte de Oaxaca, ubicada a una hora de la capital, que durante la Revolución Mexicana se despobló durante unos años y justamente ese episodio parece explicar el extravío.
El universitario señaló que en un libro de 1956, de Rosendo Pérez García, profesor de la comunidad, se informa que en el archivo del municipio existía, hasta principios de siglo XX, “un códice de piel de venado, curtida, como de seis a ocho metros de largo por uno de ancho, con jeroglíficos que explicaban la repartición de tierras que hizo el cacique indígena Coque Lay”, y señalaba “al propio tiempo sus límites, sus sucesores del valle y las montañas”.

Entre 1908 y 1911, un ranchero de apellido Santiago, que entonces desempeñaba el cargo de presidente municipal, para justificar la línea divisoria de las tierras del pueblo sacó el códice, lo llevó a la ciudad de Oaxaca y lo puso en manos de su abogado, quien al ver su importancia lo vendió al cónsul alemán en 35 mil pesos; así desapareció el documento.

En otro escrito que se conservó por años en el archivo del municipio se decía que, habiendo sido invitado por Hernán Cortés para aniquilar a los mexicas, el cacique Coque Lay participó con 200 hombres y juntos lograron poner al español en el trono de Moctezuma. El conquistador confirmó el título de cacique al indígena, quien quedó al frente de 40 pueblos. Su hijo, al bautizarse, se llamó Juan Juárez Diego de Zárate.

Esa afirmación es contraria a documentos más tempranos, del siglo XVI, que mencionan la alianza entre Ixtepeji y Cuilapan “para resistir la conquista”, abundó el experto en el estudio de la documentación producida por las comunidades indígenas del norte de Oaxaca.

Al trabajar en los archivos de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, la encargada me llamó para identificar una fotografía del Fondo de Alfonso Caso, que decía en la parte trasera: un códice desconocido tomado de una placa fotográfica, proporcionada por Rickards, que no era alemán, sino vicecónsul británico, relató van Doesburg.

“Empecé a reconocer algunas palabras; las glosas en el códice estaban en zapoteco y era un documento que trataba de una familia de caciques con apellido Juárez o Zárate. Los datos eran suficientes para establecer que la foto debió ser del códice perdido de Ixtepeji”. La imagen coincidiría también con la última parte de la recién descubierta Tira en Milwaukee.

Con la información confirmada “nos trasladamos en febrero de 2013 a la comunidad de Santa Catarina Ixtepeji, donde las autoridades estaban sorprendidas de recibir noticias de un documento del que no tenían idea. De ese modo, se estableció una relación de trabajo con la comunidad que culminó el año pasado con la entrega del facsímil”.

Se encontró, entonces, que el responsable de llevar el documento de Oaxaca a Nueva York fue Adolf Edwin Place, ingeniero estadounidense, interesado en las minas mexicanas, en particular oaxaqueñas, quien regresó a su país con las tropas que invadieron Veracruz, en 1914. Así, la Tira llegó a la “Gran Manzana” y en 1917 fue vendida a la Sociedad.

Nadie le prestó atención porque la agrupación científica estaba dedicada a suministrar los mapas necesarios para la Primera Guerra Mundial. “Lo pusieron en un cajón y ahí se quedó; en los años 70 toda la biblioteca fue movida a Wisconsin en grandes camiones, incluido el viejo escritorio. Pasaron 100 años para que alguien volviera a abrir el cajón y ver qué había dentro; así se dio el descubrimiento”.

El documento

Oudijk refirió que el documento, que se utilizó para varios procesos judiciales, tiene textos alfabéticos en zapoteco y en español, que contienen las fechas 1691, 1709 y 1718. Otros constatan que en el primer año (1691) la Tira fue presentada a las autoridades españolas por Domingo y Diego de Zárate para pedir el derecho de montar a caballo, como caciques de Ixtepeji que eran.

El pliego plasma la genealogía prehispánica y colonial de los señores de Ixtepeji. Aparecen personajes descendientes de Coque Lay, el mismo que hasta 1956 era recordado como su “gran antepasado”, el que ayudó a los españoles, el ‘indio conquistador’. “Todo esto va contra la idea común de que los españoles fueron los conquistadores y los indígenas quienes sufrieron la conquista. En realidad fue un esfuerzo conjunto entre ambos grupos, generalmente con los últimos tomando el papel más importante.

En la parte genealógica, donde está Coque Lay y sus descendientes, también aparecen mujeres, identificadas junto con su lugar de origen, a través de textos en zapoteco. “Los matrimonios de los gobernantes no eran por amor, sino políticos; se establecían alianzas entre linajes y era importante registrar de dónde venían ellas”, refirió el integrante del Seminario de Lenguas Indígenas. El establecimiento de redes políticas durante el periodo prehispánico permitió a Ixtepeji mantenerse como centro político en la región.

El códice, abundó el filólogo especialista en historia zapoteca, tiene dos capas de información, una sobre otra; si se quita la parte histórica, queda la geográfica, con poblados como Ixtepeji, San Miguel del Rio, Jaltianguis, Calpulalpan y Atepec. Por supuesto, aparecen las tierras del linaje, probablemente el motivo para que se hiciera el documento.

La Tira es una historia representada dentro de un mapa. Se observa un camino, como indicación de un viaje o migración de unos personajes que se dirigen a San Pedro Nexicho. Lo que ocurrió fue que entre 1521 y 1523, un grupo de gente de Ixtepeji se fue y se internó en la sierra para fundar el pueblo de Yabago.

Alrededor de 1573, Ixtepeji se mudó de su lugar original a uno nuevo, a tres kilómetros. Unos años después, en 1576 o 1577, hubo una epidemia en Yabago y los habitantes decidieron regresar a su lugar de origen, Ixtepeji el viejo, que en ese momento estaba abandonado. Sobre las ruinas fundaron el pueblo de San Pedro Nexicho.

El linaje antiguo vivía en Ixtepeji el nuevo y los caciques le dijeron a los de San Pedro que podían vivir ahí, pero dejándoles claro que esas tierras eran de ellos. Para eso hicieron el documento original, para llevar un registro, reiteró Michel R. Oudijk.

En el siglo XVII llegó al poder Domingo de Zárate, quien necesitaba legitimar su posición “En nuestras investigaciones tenemos razones para pensar que él no era del linaje. Tomó el documento original y lo copió, añadió su genealogía y así creó la actual Tira de Ixtepeji. A la vez, legitimó su posición y sus derechos sobre las tierras”. Después se añadieron varios textos relacionados con los linderos de los pueblos, finalizaron los universitarios.

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La Tira de Ixtepeji no sólo fue utilizada como instrumento de legitimización por parte de los caciques, sino también como registro de tierras y linderos.
Donación del facsímil en Santa Catarina Ixtepeji. De izquierda a derecha, Michel R. Oudijk; Mario Santiago Castellanos, presidente de Ixtepeji; Ewa E. Barczyk, directora de la Biblioteca de la Universidad de Milwaukee; Marcy Bidney, directora de la Biblioteca de la Sociedad Americana de Geografía, y Sebastián van Doesburg. Foto cortesía Fidel Ugarte