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Boletín UNAM-DGCS-310
Ciudad Universitaria.
11:00 hs. 30 de mayo de 2015

 

       

LOS TUXTLAS: UNA VETA DE “ORO VERDE”

• La UNAM, mediante el IB, mantiene un programa permanente de medidas para la conservación y manejo sustentable de la región, considerada reserva de la biosfera

La región de Los Tuxtlas, al sur de Veracruz, representa una veta de “oro verde”, rica en clorofila y oxígeno; un enorme “almacén” de recursos forestales con un gran valor ecológico y comercial, y un manantial para Coatzacoalcos, Minatitlán, Acayucan, San Andrés Tuxtla y Catemaco; 30 por ciento del abasto de agua potable en estas ciudades proviene de su sierra.

Considerada reserva de la biosfera, también es un santuario animal, con bellos paisajes, y hábitat para diversas plantas con potencial médico aprovechado por los lugareños. Comprende 155 mil 122 hectáreas (se conforma por tres zonas núcleo y una de amortiguamiento que abarca más de 80 por ciento del área) y siete municipios (Catemaco, Santiago Tuxtla, San Andrés Tuxtla, Soteapan, Mecayapan, Hueyapan de Ocampo y Pajapan), donde viven más de 21 mil personas.

Por otro lado, es el límite norte de la distribución de la selva alta perennifolia (llamada así por la altura de sus árboles: algunos de hasta 40 metros) o tropical húmeda, de origen amazónico en el continente americano; además, es punto de encuentro entre la vegetación de las zonas templadas de Norteamérica y la vegetación tropical. Por si fuera poco, su selva representa una parada estratégica para las aves migratorias de Norteamérica (un porcentaje significativo inverna allí).

Desafortunadamente, esta región ha estado amenazada por la deforestación, la fragmentación de la vegetación y la desaparición de especies animales y vegetales. Desde la década de los 60 hasta hace algunos años se había perdido 80 por ciento de su vegetación original.

En 1967, la UNAM estableció allí la Estación de Biología Tropical Los Tuxtlas, como respuesta a la seria perturbación de los ecosistemas en la región y, en general, en las zonas cálido-húmedas del sureste de México; de ese modo convirtió 640 hectáreas en un laboratorio natural para inventariar las especies, conocer la problemática de la reserva ecológica y proponer estrategias para salvarla.

Este lugar, dependiente del Instituto de Biología (IB), ha desempeñado un papel estratégico en el inventario de los recursos naturales de esa selva.

Por ejemplo, se ha documentado la existencia de tres mil especies de plantas (30 endémicas) entre árboles, herbáceas, arbustos, trepadoras y epífitas; 128 de mamíferos; 561 de aves (dos locales: el colibrí Campylopterus excellens y la paloma Geotrygon carrikeri); 118 de reptiles (cinco especies y cuatro subespecies propias del lugar); 44 de anfibios (11 endémicas); 50 de escarabajos coprófagos; 135 de libélulas, y 535 de mariposas diurnas.

“Con la información se han integrado colecciones importantes de orquídeas, mamíferos, aves, reptiles, anfibios, insectos, mariposas y arácnidos. También se cuenta con un herbario de la flora regional que incluye colecciones con cerca de nueve mil ejemplares montados y catalogados, así como semillas y maderas”, informó la bióloga Rosamond Coates, jefa de la estación.

Por la antigüedad, calidad y continuidad de las investigaciones efectuadas, Los Tuxtlas es uno de los sitios de la selva húmeda neotropical mejor conocidos del planeta, junto con la Isla Barro Colorado, en Panamá; La Selva, en Costa Rica; San Carlos de Río Negro, en Venezuela, y Río Piedras, en Puerto Rico.

En estas regiones abundan las plantas aprovechables en la industria farmacológica. “Por lo que se refiere a esta región, se posee información del uso medicinal de más de 100 especies, la mayoría no estudiadas a nivel farmacológico”, dijo Coates.

En el estudio de la llamada medicina tradicional aplicada por los pobladores locales se ha asentado que especies como el palo mulato (Bursera simaruba) y el chancarro (Cecropia obtusifolia) son fundamentales para tratar el asma y la diarrea, así como la diabetes y varias enfermedades pulmonares.

Los proyectos de investigación realizados en la estación giran en torno a dos metas principales: completar los inventarios de la biodiversidad florística y faunística de la región, así como recabar información de la biología básica de plantas y animales. También se realizan estudios sobre la riqueza biológica de la región y sobre especies de plantas con valor comercial e importancia económica.

“Estos proyectos apoyan el empleo de especies forestales de interés comercial, como el árbol de pimienta gorda (Pimienta dioica) y el zapote mamey (Pouteria sapota) para diversificar la producción; ello involucra a los pobladores locales en la restauración y conservación de los ecosistemas”, apuntó. Asimismo, hay proyectos a largo plazo sobre demografía de árboles tropicales, productividad primaria de la selva y dinámica de las comunidades de las plantas.

En el caso de la fauna, se han efectuado estudios sobre el comportamiento, la ecología y la conservación de las poblaciones de primates silvestres. Los resultados de las indagaciones (contenidos en más de mil 200 artículos publicados en revistas científicas de alto nivel y en libros) han convertido a la Estación de Biología Tropical Los Tuxtlas en un motor generador de información a largo plazo.

En particular, los estudios sobre fragmentación selvática han aportado datos importantes sobre las poblaciones de flora y fauna (en especial de su estado de conservación), útiles para el diseño de los planes de manejo de la tierra en la región.

Hace varios años, la UNAM, por medio del IB y en colaboración con las universidades de Chicago-Illinois y Autónoma de Morelos, puso en marcha, en comunidades aledañas, un proyecto de investigación básica para la restauración de los recursos bióticos de esta reserva de la biosfera.

“Con este fin, las instituciones de educación superior diseñaron un programa bilateral de conservación y restauración de Los Tuxtlas. En uno de los invernaderos de la estación se comenzaron a cultivar plántulas de futuros árboles tropicales que, al crecer, se siembran para remediar la fragmentación en los paisajes del lugar”, finalizó.

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Los Tuxtlas es un santuario animal y hábitat para diversas plantas con potencial médico aprovechado por los lugareños.