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Boletín UNAM-DGCS-291
Ciudad Universitaria.
06:00 hs. 21 de mayo de 2015


Fernando Álvarez Noguera

       

MÁS DE TRES MIL MILLONES DE HABITANTES DEL PLANETA DEPENDEN DE LA BIODIVERSIDAD MARINA

• Otros mil 600 millones de los bosques, destacó la ONU en el Día Internacional de la Diversidad Biológica, a celebrarse este 22 de mayo
• El acceso al agua, a suelos fértiles, alimentos y turismo está sujeto al manejo ambiental adecuado, basado en el equilibrio y la conservación de los ecosistemas, dijo Fernando Álvarez Noguera, del IB de la UNAM

El desarrollo de las sociedades humanas y la conservación de los ecosistemas naturales deben coexistir para lograr la sostenibilidad del planeta, alertó Fernando Álvarez Noguera, investigador del Instituto de Biología (IB) de la UNAM.

“Existe una controversia entre el llamado progreso y la conservación, un dilema que debería estar superado y atendido con políticas públicas inteligentes que ayuden a mantener un equilibrio entre la explotación de recursos naturales y la preservación del ciclo del agua, de los suelos fértiles, los alimentos, la variabilidad genética de muchas especies animales y vegetales que consumimos e incluso para el sustento de sitios turísticos que sólo así seguirán con la generación de ganancias”, dijo a propósito del Día Internacional de la Diversidad Biológica, a celebrarse este 22 de mayo.

Biodiversidad para sobrevivir

Más de tres mil millones de personas dependen de la biodiversidad marina y mil 600 más de los bosques, destaca la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que este año eligió para el festejo el lema “Diversidad biológica para el desarrollo sustentable”.

La degradación del planeta y la pérdida de biodiversidad amenazan el sustento de más de mil millones de personas que viven en zonas secas y subhúmedas. El destino de la humanidad depende de la riqueza y variedad de los seres vivos. Es esencial para el desarrollo sostenible, para el bienestar de los humanos, y clave para reducir la pobreza, añade en su portal electrónico en referencia a la efeméride.

Todos los organismos que viven en el planeta regulan los ciclos de nutrientes y del agua, además de proveer una serie de servicios ahora llamados ambientales, señaló Álvarez Noguera, biólogo y doctor en zoología.

“Necesitamos alimentos, que son otros seres vivos: plantas y animales. Aunque existen cultivos y manejos para producirlos, éstos dependen de que haya biodiversidad, pues así se garantiza la variabilidad genética”, remarcó.

Por ejemplo, si un gran cultivo de truchas sufre una enfermedad y se pierde, para repoblarlo se requieren individuos silvestres, pero si hemos acabado con ellos en su hábitat natural, no hay marcha atrás para contar de nuevo con esa especie.

“Esa misma preocupación existe con el maíz, del que se estudian muchas variedades silvestres para mejorar los cultivos; eventualmente se tienen que renovar estos últimos con aquéllas, pero si ya no están en la naturaleza, hasta ahí llegamos con ese alimento ancestral”, ahondó.

Respecto al ciclo del agua, fundamental para la vida en el planeta, detalló que la vegetación captura el líquido y propicia la formación de cuencas de captación (ríos o manantiales), gracias a las cuales está disponible.

“Al deforestar la cobertura vegetal, el recurso se evapora y se pierde, el suelo se seca y se rompen ciclos importantes: ya no se regulan las partículas que vuelan en el ambiente, dejan de generarse humedad y lluvia y se interrumpe la captación de agua para los acuíferos”, explicó.

Actualmente contamos con ella en casa, sale de llaves y regaderas, pero si se continúa con la deforestación de cuencas de captación, como ocurre en el Valle de México, el líquido desaparecerá y no habrá dinero suficiente para pagarlo.

“La nueva obra vial llamada Supervía Poniente, que en el Distrito Federal conecta a Santa Fe y el Desierto de los Leones, significó una gran devastación que afectó lo poco que queda de la zona de captación del Valle de México, y eso significará menos recurso para la urbe”, subrayó.

Asimismo, la reciente creación de un campo de golf sobre un cenote en la Riviera Maya contaminará esa caverna que capta agua de manera natural y forma redes de ríos subterráneos, pues recibirá al menos 20 fertilizantes agroquímicos que el pasto requiere para estar verde todo el año, anotó el científico.

Finalmente, consideró que existen avances en la materia, pero aún falta poner en marcha políticas públicas que apoyen el desarrollo sin que éste signifique la destrucción de los ecosistemas naturales y de los aportes vitales que nos otorgan.

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Es necesario poner en marcha políticas públicas que apoyen el desarrollo sin que éste signifique la destrucción de los ecosistemas naturales.

Fernando Álvarez Noguera, del IB de la UNAM.