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Boletín UNAM-DGCS-208
Ciudad Universitaria.
13:00 hs. 10 de abril de 2015

 

     

CONDICIÓN LABORAL AUMENTA LA DESIGUALDAD

• Dos quintas partes de la población mexicana viven en pobreza por razones laborales y porque en los últimos 30 años nuestra economía ha tenido un crecimiento raquítico, apuntó Saúl Escobar, investigador del INAH e integrante del Grupo Nuevo Curso de Desarrollo, en un artículo publicado en la revista Economía UNAM

El 40 por ciento de la población mexicana se encuentra en condiciones de pobreza por razones laborales, situación agravada por la caída del salario mínimo, aseguró Saúl Escobar, profesor investigador del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) e integrante del Grupo Nuevo Curso de Desarrollo.

En su artículo, publicado en la revista Economía UNAM, el experto señala que estas percepciones constituyen un indicador del estado financiero de un país, pues su aumento establece crecimiento y su merma, crisis.

Para el autor, en México existen dos etapas definidas en la evolución de estos emolumentos. La primera (de 1954 a 1982) se caracterizó por una pujanza constante reflejada en una economía estable y la segunda (de 1982 a 2014), por dificultades.

Lado negativo de una economía en crecimiento

En la primera fase de 28 años, en México como en otros países, los sueldos aumentaron durante la posguerra como parte de un círculo virtuoso de expansión. Así, una economía estable y el aumento en los pagos reales y el empleo, sobre todo en el ámbito urbano, anunciaban un país que transitaba hacia la modernidad.

Sin embargo, esta situación tuvo su lado negativo. Por ejemplo, se basó en el sacrificio del campo y la agricultura mexicana aportó recursos cuantiosos para el desarrollo urbano industrial.

La modernidad del milagro mexicano se reflejó en altos niveles de pobreza y atraso en áreas rurales. Además, se fortaleció el autoritarismo, pues la oposición política era reducida.

Salario mínimo y pobreza actual

A partir de la década de los 80, la economía comenzó a decrecer. Esta situación lleva 30 años, aún sigue y se caracteriza por una caída del pago mínimo, traducida en miseria y desigualdad no sólo en el campo, sino en el país. Según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política del Derecho Social (Coneval), los trabajadores que reciben estos sueldos viven por debajo del estándar de bienestar.

Entre 2005 y 2014, este ingreso no fue suficiente para satisfacer las necesidades elementales en las zonas urbanas (su cobertura osciló entre 81 y 77 por ciento). Y si se considera no sólo al trabajador, sino a la familia, los índices se desploman.

Escobar enfatizó que según el criterio de la CEPAL, para que un hogar de cuatro miembros (dos de ellos perceptores de recursos) supere el umbral de la pobreza, la relación entre el salario mínimo y el valor de la línea de pauperización debe ser superior a dos.

Para el experto es necesario un cambio en la política salarial para inducir una nueva dinámica donde el crecimiento de la demanda interna aliente la producción y productividad y, en consecuencia, los niveles de empleo e ingresos poblacionales.

Así, un aumento de los salarios mínimos en México tendría dos propósitos: reducir la pobreza y ofrecer mayor protección social a los trabajadores más vulnerables.

Los emolumentos referidos afectan a quienes trabajan en peores condiciones (y en el nivel inferior del mercado laboral, a los más desprotegidos). Revertir esta situación sería un logro, pero continuar así aumentaría el número de mexicanos sin los mínimos de bienestar por los ingresos percibidos a cambio de su trabajo.

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Entre 2005 y 2014, el salario mínimo no fue suficiente para cubrir las necesidades elementales en las zonas urbanas.