• Alicia Bárcena, secretaria Ejecutiva de la CEPAL, obtuvo la Cátedra Maestro Ricardo Torres Gaitán 2015
• El mayor reto de la región es transformar y diversificar el patrón exportador para reducir la dependencia de las materias primas, añadió al recibir el reconocimiento
La Cátedra Maestro Ricardo Torres Gaitán 2015 de la UNAM fue otorgada de manera honorífica a Alicia Bárcena Ibarra, secretaria Ejecutiva de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), por sus méritos académicos y trayectoria en diversos organismos internacionales.
En el acto, realizado en el Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) —y ante Estela Morales, coordinadora de Humanidades de esta casa de estudios, y Juan Carlos Moreno Brid, director adjunto de la sede subregional de la CEPAL—, Verónica Villarespe Reyes, directora de la entidad universitaria, señaló que la labor de la diplomática ha hecho que el organismo vuelva a sus orígenes.
Su trabajo ha fortalecido su misión de contribuir al desarrollo económico de América Latina (AL), coordinar acciones para su promoción y reforzar las relaciones económicas con el mundo, destacó.
Mejoras para América Latina y el Caribe
La igualdad es el horizonte; el cambio estructural con empleo, el camino, y la política, el instrumento, señaló Bárcena, quien añadió que de 2002 a 2008, la región tuvo una etapa de bonanza no aprovechada, lo que en la actualidad plantea una condición compleja y una encrucijada.
En este periodo no se hizo lo suficiente para mejorar los aspectos laboral, educativo, fiscal, inversión, innovación y conocimiento, que hoy operan como reproductores de la desigualdad. Desde 2012, el progreso social se ha estancado, explicó.
Para mejorar esa condición, propuso dar un giro paradigmático en la política económica, es decir, cambiar el modelo de consumo por uno de inversión y considerar la sostenibilidad ambiental como una oportunidad.
La recuperación y el crecimiento de Estados Unidos tienen repercusiones positivas para AL y el Caribe, en especial por las remesas, el turismo y el comercio. En contraste, el desequilibrio fiscal y la falta de competitividad de la Unión Europea impactan de manera negativa en la reducción del comercio global.
Además, en la zona hay dos grandes problemas: inversión insuficiente para el desarrollo y la reducción del espacio fiscal en un contexto de estructura tributaria regresiva, alta evasión y gasto social con bajo impacto redistributivo.
Para Bárcena, la región ha tenido avances significativos como el establecimiento de democracias estables tras las dictaduras y de acuerdos para la estabilización macroeconómica después de la crisis de deuda. Ello ha derivado en una mayor progresividad y universalismo en las políticas sociales y de lucha contra la pobreza, así como en una mayor prioridad política para invertir en lo social y productivo.
Sin embargo, enfrenta restricciones críticas como la pérdida del dinamismo del comercio internacional, volatilidad financiera y alta vulnerabilidad ante fenómenos climáticos, entre otros.
Para promover cambios, propuso reformar la estructura política para alcanzar la igualdad. El mayor reto es transformar y diversificar el patrón exportador para reducir la dependencia de las materias primas, aunque no se debe soslayar la parte social; recomendó proteger los sectores vulnerables y mejorar la distribución del ingreso en el largo plazo, a fin de generar empleo.
“Es fundamental cuidar la biodiversidad frente a los cambios de uso de suelo. Así, se debe avanzar en mecanismos apropiados para mediar en los conflictos socio-ambientales”, subrayó.
Al respecto, planteó una ecuación formada por el Estado, el mercado y la sociedad, pues lo público debe ser un espacio de los intereses colectivos y no una representación de lo nacional.
Para finalizar, ponderó la importancia de crear acuerdos para impulsar un nuevo contrato social, protección de derechos y sistemas de rendición de cuentas, así como instrumentar políticas de Estado –no sólo de gobierno o administración– por la vía de las instituciones.
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