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Boletín UNAM-DGCS-156
Ciudad Universitaria.
11:30 hs. 18 de marzo de 2015

 

 

 

 

ACADEMIA Y AUTORIDADES DEBEN UNIRSE PARA VIGILAR LA EVOLUCIÓN DEL POPOCATÉPETL

• Sus repercusiones, en un caso mayor, no se limitarían al territorio nacional, pues podrían llegar a Estados Unidos y Cuba y obligar al cierre de aeropuertos, señalaron especialistas reunidos en el IGf de la UNAM

A dos décadas de que “Don Goyo” diera muestras de reactivación, expertos de la UNAM consideraron fundamental que investigadores y autoridades trabajen de la mano para vigilar la evolución del Popocatépetl, especialmente en un caso mayor.

En el marco del Simposio 20 Años de Actividad Eruptiva del Popocatépetl, Hugo Delgado Granados, del Departamento de Vulcanología del Instituto de Geofísica (IGf) de esta casa de estudios, subrayó que es indispensable llevar información a la gente para prepararla ante cualquier eventualidad.

Al respecto, expuso que es imposible hacer predicciones a partir de la experiencia humana, pues si preguntamos a los ancianos de la zona responderán “no pasa nada”, aunque al observar geológicamente los alrededores se aprecia algo distinto.

“En algún momento estallará. No sabemos cuándo, pero será de grandes proporciones y hay que estar preparados. Por ello, es necesario respetar las áreas aledañas y no construir en lugares prohibidos. Lo importante es enfatizar la relación con lo social y mantener una comunicación accesible y rápida”, aseveró.

Cultura de la prevención

Al inaugurar el acto en el Auditorio Ricardo Monges López del IGf, Arturo Mendoza, director de esa entidad, agregó que “desde el punto de vista geológico esta actividad es algo terrible; sin embargo, es una etapa de tantas que ha tenido el volcán”.

El académico señaló que cerca de 70 mil personas viven en las faldas del coloso; no obstante, un siniestro mayor afectaría a la zona conurbada, conformada —según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) de 2010— por más de 20 millones de individuos.

Rossana Bonasia, que realiza una estancia posdoctoral en el Centro de Geociencias (CGeo) de la UNAM, explicó que según las condiciones climáticas y época, las cenizas pueden provocar afectaciones serias y llegar a Estados Unidos y Cuba. “Esto causaría problemas en los aeropuertos más importantes y obligaría a cancelar vuelos”.
 
Por su parte Carlos Valdés, titular del Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), detalló que el conocimiento de un volcán se logra a través de la investigación científica. “Las autoridades tienen la responsabilidad de transformar la información de los estudios en acciones útiles y crear conciencia entre la población vulnerable. Hasta el momento la experiencia ha sido satisfactoria, pero es preciso aumentar los sistemas de monitoreo, tecnologías de procesamiento y agilizar la difusión”, añadió.

Para finalizar, Gerardo Carrasco, director del CGeo, recordó que existen otros cráteres que requieren atención. Un ejemplo es el de Colima, más activo que el Popocatépetl. “No debemos descuidar a los demás”.

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Se calcula que 70 mil personas viven en las cercanías del volcán, pero de hacer erupción, afectaría a los 20 millones de habitantes de la zona conurbada.