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Boletín UNAM-DGCS-066
Ciudad Universitaria.
11:00 hs. 2 de febrero de 2015


Ana Celia Martínez Hernández

   

 

CON TESIS DE MAESTRÍA, UNIVERSITARIA OBTIENE RECONOCIMIENTO EN ESPAÑA

• Ana Celia Martínez, estudiante del Posgrado en Estudios Mesoamericanos de la UNAM, obtuvo el Premio Tenerife al Fomento y la Investigación de la Artesanía de España y América 2014
• En su trabajo, la joven propone estrategias para recuperar e impulsar la industria de las artesanías elaboradas con izote, fibra de tradición prehispánica

En septiembre del año pasado, Ana Celia Martínez Hernández presentó en la Coordinación de Estudios de Posgrado la tesis Izote, iczotl. Fibra de identidad, tradición y permanencia, para obtener el grado de maestra en Estudios Mesoamericanos. Meses después, el trabajo ganó el Premio Tenerife al Fomento y la Investigación de la Artesanía de España y América 2014.

El jurado del galardón, reunido en la sala Siete Islas del cabildo insular tinerfeño, decidió en forma unánime conceder el sitio de honor a la mexicana por considerar su propuesta superior a las de los otros finalistas: Tras las huellas del diseño, de Colombia, y El timple del olvido, una especie al borde de la desaparición, de Canarias.

Las investigaciones referidas reunieron calidad y aportaron a la innovación, comercialización y rescate artesanal, pero la de Martínez Hernández destacó por su planteamiento científico, al combinar líneas históricas, etnográficas y biológicas, así como una exposición del proceso textil, subrayó el comité evaluador.

Por su esfuerzo, la también diseñadora textil recibió la mención honorífica Premio Proyecta 2010 de la Red Iberoamericana de Investigación Textil, por ejecutar estrategias de rescate, fomento, documentación y difusión de esta tradición ligada a nuestra historia.

Una fibra ligada a la historia

El izote se extrae de la Yucca aff. Jaliscensis (Trel) Trel., planta agavácea endémica de la región de Zumpahuacán, Estado de México. Era tan apreciado en la época prehispánica que llegó a figurar en códices e incluso fray Bernardino de Sahagún lo describió como un insumo “esencial en la elaboración de mantas suaves, tejidas de diferentes maneras”, explicó la universitaria.

“Este proyecto de investigación permite plantear las bases para demostrar que fibras como la estudiada y los productos elaborados con ellas no son únicamente objetos que responden a la satisfacción de una necesidad, sino que representan la expresión concreta de su ideología, creencias, mitos y la relación con su entorno”, expuso.

La tradición del izote y el mundo que lo circunda son una reserva que contribuye a demostrar la diversidad de la cultura mesoamericana y la versatilidad de las materias primas con las que México cuenta para hacer frente a la situación actual de agotamiento de recursos.

Situación actual del izote

Hacia 2010, el manejo del izote se concentraba en menos de 15 artesanos zumpahuaquenses mayores de 50 años, por lo que la maestra se planteó documentar el proceso, el contexto histórico y etnográfico de su trabajo para identificar alternativas para su posible rescate y fomento. 

Por ello, en su análisis contempló aspectos como la clasificación de la planta, usos, reproducción, distribución, contexto textil de la fibra, tipos de tela, telares y procesos técnicos que van desde la obtención de la fibra y materiales para elaboración de piezas, hasta documentación de la tecnología local, externa y corporal, así como la extracción de la fibra, su hilado, tejido y acabados.

Las piezas de izote son elaboradas en telares de cintura y permiten cerrar la tela por los cuatro lados, lo que otorga resistencia y hace innecesario el uso de dobladillos para finalizar el lienzo.

Tradicionalmente, el material se ha usado para manufacturar morrales. Ahora con el curso-taller para los jóvenes de esa comunidad, Ana Celia Martínez Hernández les ha mostrado el camino para diversificar sus diseños y productos (como carteras, portafolios, gorros e incluso piezas artísticas exhibidas en espacios como la Bienal de Arte Textil Contemporáneo Aire2011).

“Se trata de una tradición en vías de conservación, porque quienes se dedican a esta actividad —junto con la investigadora— se han esforzado por difundir su saber a jóvenes y mujeres zumpahuaquenses, así como difundirla dentro y fuera de la República, lo que hace factible pensar en un proyecto de recuperación”.

Con productos derivados del trabajo con esta comunidad mexiquense colindante con Morelos y Guerrero, la ganadora del Premio Tenerife ha promovido la exposicion y venta de izote en sitios como el Centro de Estudios Mayas del Instituto de Investigaciones Filológicas o el Jardín Botánico de esta casa de estudios, así como en la Universidad Iberoamericana, el Museo Textil de Oaxaca o el Centro Cultural de San Agustín Etla (Oaxaca).

Una tradición que se adapta a los nuevos tiempos

Es un material tan versátil que la portada de 20 ejemplares de la tesis fueron forrados con la tela de esta fibra (en la tapa posterior se empleó piel) y, para evidenciar su potencial cromático, la universitaria editó la mitad de los ejemplares a color, pues también realizó una documentación fotográfica.

El texto incluye reflexiones generales en torno a su labor y desglosa las características de Zumpahuacán, como ubicación, toponimia, etnicidad, economía, relación de los artesanos con el izote, principios teóricos, metodología, definiciones de cultura, tradición, costumbre y permanencia.

Ahora ha impreso, como segunda edición, los ejemplares necesarios para entregarlos en breve a los zumpahuaquenses que participaron en la investigación.

“El panorama del desarrollo textil es amplio. Los artesanos conservan sus fibras y sus técnicas, así como relatos de tradición oral que permiten que esta fibra tenga en su contexto un acervo de tradición y conocimiento de nuestra historia. Por su parte, diseñadores e ingenieros tienen en el país un vasto campo de experimentación, pero desafortunadamente no lo toman en cuenta, pues optan por materiales y tecnologías extranjeras en vez de considerar las locales”, concluyó.

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Las piezas de izote son elaboradas en telares de cintura. Tradicionalmente, el material se ha usado para manufacturar morrales, pero Ana Celia Martínez Hernández pretende que, además de las piezas tradicionales, se puedan experimentar otras propuestas como carteras, portafolios, gorros o hacer hilos de izote con algodón o lana.

 


Ana Celia Martínez Hernández se tituló como maestra en Estudios Mesoamericanos con la tesis Izote, Iczotl. Fibra de identidad, tradición y permanencia.