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Boletín UNAM-DGCS-032
Ciudad Universitaria.
13:00 hs. 17 de enero de 2015

 

   

 

AL SER RETIRADOS, LOS BRACKETS PUEDEN DAÑAR EL ESMALTE DENTAL

• Algunos sistemas adhesivos causan microfracturas que propician aparición de placa bacteriana y, a futuro, caries
• Jacqueline Adelina Rodríguez Chávez, estudiante asociada al IF de la UNAM, analiza la influencia de la orientación cristalina de los prismas del esmalte y tipo de adhesivo en la pérdida al momento de quitar los frenillos

Los brackets son aditamentos usados para alinear los dientes; sin embargo, al ser despegados pueden dañar el esmalte dental, aseguró Jacqueline Adelina Rodríguez Chávez, estudiante asociada al Instituto de Física (IF) de la UNAM.

Por los componentes de los sistemas de adhesión, al desprenderlos podrían causar microfracturas, acumulación de placa bacteriana y, eventualmente, caries.

Un buen tratamiento no debe provocar daño a las piezas, pero en el mercado hay sistemas que, pese a estar aprobados clínicamente, pueden generar afectaciones, añadió Rodríguez Chávez, cirujana dentista por la Universidad de Guadalajara (UdG).

En el sillón, el ortodoncista suele enfocarse al paciente, sin saber qué sistemas adhesivos de los frenos constituyen la mejor opción ni qué pasará con los dientes con tal o cuál material.

Como a simple vista no se ve, la universitaria emplea un microscopio electrónico de barrido para determinar si hay pérdidas de esmalte con esquemas de uso común, trabajo realizado en la Clínica de Ortodoncia de la División de Estudios de Posgrado e Investigación de la Facultad de Odontología (FO) de la UNAM.

En el Laboratorio Central de Microscopía del IF, estudia —como parte de su tesis doctoral en Ciencias Médicas Odontológicas y de la Salud— la influencia de la composición química y orientación cristalina del esmalte en la pérdida al retirar los brackets.

También busca determinar cuál sistema adhesivo (Transbond MIP 3M, Transbond Plus 3M, Enligth ORMCO y Stylus Ahkimpeach) es el más adecuado para su aplicación en la clínica.

Para ver cómo se fractura el esmalte al desprendimiento, Rodríguez Chávez realiza análisis cristalográficos del esmalte dental, constituido en un 95 por ciento de material inorgánico, cuatro por ciento de agua y uno o dos de material orgánico.

Como la estructura básica (materia inorgánica) está formada por cristales de hidroxiapatita —cuya estructura hexagonal se compone de átomos de hidrógeno, fósforo, calcio y oxígeno—, elabora modelos para ver cómo se organizan y rompen sus enlaces.

Éstos se cotejan con las imágenes de la superficie (se utilizaron 100, extraídas de pacientes de la Clínica de Ortodoncia), tomadas antes y después del retiro, proceso que debe ajustarse a normas y protocolos.

Los dientes deben tener —como máximo— seis meses de haberse extraído; son limpiados, puestos en una solución fisiológica y almacenados a cuatro grados de temperatura. Deben ser premolares y de pacientes de entre 13 y 15 años, pues erupcionan entre los 11 y 13 años de edad y no han tenido contacto con flúor u otras soluciones; “eso influirá en cómo se rompan los cristales o se pierda el esmalte”.

En el estudio se emplearon brackets metálicos (hay también cerámicos, linguales o de autoligado), los más usados en el consultorio. Rodríguez Chávez se ha decantado por los convencionales (Gémini de 3M) desde que hizo la especialidad en Ortodoncia y la maestría en Ciencias (biomateriales) y ahora, en el doctorado, continúa con ellos para dar continuidad a su trabajo.

Como estos frenillos tienen diferente tipo de malla (sencilla, doble y en canales) se eligieron, con base en una encuesta en residentes, los Gémini de 3M, que pertenecen a la primera categoría. Se colocaron con el método convencional (de tres pasos: grabado, adhesivo y resina) y el de autograbado (de dos: grabado con adhesivo y resina).

Este proceso consiste en poner ácido fosfórico en el diente por 15 segundos (lo ideal es usar cronómetro porque tiempos mayores de aplicación pueden ocasionar daños al esmalte). Luego se coloca el adhesivo, después la resina y los brackets y, posteriormente, con una lámpara, se fotopolimeriza y se provoca una reacción química.

Una vez colocados, son sometidos a una temperatura de 37 grados para simular las condiciones de la boca. A las 24 horas de haber sido puestos, se desprenden con una máquina de pruebas universales Instron, para determinar la fuerza necesaria. Posteriormente, se verifica si hubo caída de esmalte.

Vía microscopía electrónica de barrido, a altos aumentos, se constata dónde hay pérdida y se analizan los planos cristalinos preferenciales de ruptura de los cristales de hidroxiapatita.

Después, se toman fotos para clasificar cuál diente, de qué grupo, tuvo afectaciones, y con AutoCAD (software usado por los arquitectos) se hacen mediciones para determinar si la pérdida es estadísticamente significativa. Asimismo, con base en las observaciones, se hacen interpretaciones cristalográficas para saber dónde son más débiles los enlaces químicos.

Un resultado preliminar es que ninguna muestra en la que se aplicó el sistema adhesivo Enligth ha presentado merma al quitar estos aparatos. Si se presenta este daño, advirtió Rodríguez Chávez, pueden ocasionarse fracturas micro y, con el tiempo, macro, lo que deriva en acumulación de placa bacteriana. Si el paciente no se cepilla los dientes, eso propiciará ácidos que atacarán la pieza y generarán caries.

El esmalte, reiteró, no se regenera y aunque hay resinas para restañar la dentina, aún no se consigue hacerlo con algún biomaterial para el tejido adamantinado referido, porque la orientación de sus cristales es compleja.
 
¿Qué pueden hacer los odontólogos? Por ser el que presenta mejores propiedades al no ocasionar merma, según su estudio, Jacqueline Rodríguez Chávez recomienda el sistema adhesivo Enligth.

¿Que brackets usar? Con un paciente que no puede acudir cada cuatro semanas a consultorio, sino dos veces al año, se aconsejan los de autoligado. En cambio, si el individuo habla mucho o es diabético (en consideración de que los metálicos ocasionan más lesiones en mucosa) los cerámicos son los más recomendables, porque no causan llagas ni molestias. “Todo depende de las necesidades de cada persona”, concluyó.

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Debido a los componentes de los sistemas de adhesión con que se pegan los brackets, al ser desprendidos podrían causar microfracturas en el esmalte, acumulación de placa bacteriana y, eventualmente, caries.