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Boletín UNAM-DGCS-028
Ciudad Universitaria.
14:00 hs. 14 de enero de 2015


Armando Peralta


Pedro Camarena

   

 

HEXACÓPTERO DE LA UNAM PERMITIRÁ QUE DIVERSOS PROYECTOS ACADÉMICOS TOMEN VUELO

Huitzilin-2, un dron de seis hélices, ha facilitado el monitoreo de la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel y ha apoyado iniciativas del Instituto de Geografía

Desde hace un par de meses, la UNAM cuenta con un hexacóptero, aeronave no tripulada y operada a control remoto que servirá en distintas labores dentro de Ciudad Universitaria y, en particular, en la Reserva Ecológica del Pedregal de San Ángel (REPSA).

El aparato DJI S-800 EVO, fabricado en China, es operado por Pedro Camarena Berruecos y Saúl Rodríguez Palacios, de la SEREPSA (siglas de la Secretaría Ejecutiva encargada de esta área biodiversa y protegida).

Con un peso aproximado de siete kilogramos, Huitzilin-2 cuenta con seis aspas y una cámara Sony NEX-7. El dron tiene capacidad para fotografiar y filmar, y la montura de la cámara puede inclinarse en el ángulo requerido para tomas cenitales. Funciona con baterías recargables LiPo, que proporcionan hasta 15 minutos en el aire.

El artefacto puede elevarse mil 500 metros y alcanzar una velocidad de 16 metros por segundo en desplazamientos horizontales y cuatro en verticales, aunque para las labores universitarias suele requerirse una celeridad menor (6-8 m/seg en el primer caso y dos m/seg en el segundo).

También tiene dos radiocontroles, una antena, sistema de posicionamiento global (GPS, por sus siglas en inglés), controles de vuelo y un radiotransmisor para mandar señal de video, así como un tren de aterrizaje y un dispositivo de telemetría que registra altura, posición, velocidad y niveles de energía almacenados en la pila.

Para su operación en campo, es posible descargar en una laptop un programa para los trazos seleccionados, los cuales serán alimentados al cerebro computacional del hexacóptero, georreferenciado con coordenadas.

La aeronave no tripulada puede desarmarse para facilitar su transporte y para ello se desprenden las seis aspas con sus respectivos motores, el tren de aterrizaje (donde está la montura de la cámara fotográfica, que permite giros de 360 grados) y el soporte de la batería.

Hasta el momento se ha empleado para conformar ortomosaicos del espacio universitario, sobrevolar las 237 hectáreas de la REPSA y monitorear sus límites, flora, fauna y otros aspectos. Las colaboraciones han sido exclusivamente con el Instituto de Geografía (IGg), pero en breve apoyará a otras entidades.

Volar en silencio

En operación, el sonido emitido por el hexacóptero es apenas perceptible, por lo que es más fácil verlo que escucharlo debido a sus dos leds rojos en las aspas delanteras y verdes en las restantes.

El dron capta imágenes aéreas desde 10 a 300 metros de altura, lo que ha permitido inspeccionar los caminos y veredas que atraviesan la REPSA, así como monitorear la fauna, flora y presencia humana, algo casi imposible desde tierra.

La adquisición del aparato fue gestionada por Luis Zambrano, secretario ejecutivo de la reserva, y por la Coordinación de la Investigación Científica de esta casa de estudios.

Para pilotearlo se impartieron capacitaciones en la SEREPSA, así como prácticas de vuelo en la ciudad de Colima en 2012. Pedro Camarena realizó estas actividades con equipos no tripulados de control remoto (helicópteros y drones), después de insistir en el uso de esta tecnología para el monitoreo y manejo tanto de la reserva ecológica como del campus de Ciudad Universitaria.

Además de los trabajos realizados en el IGg, la nave podría usarse para sobrevolar zonas de difícil acceso, prestar servicio a TVUNAM en tomas aéreas o emplear sus sensores para obtener imágenes en tercera dimensión aplicables a maquetas virtuales.

Saúl Rodríguez, del área de Cartografía y Sistema de Información Geográfica (SIG) de la SEREPSA, señaló que se dificultaba actualizar el mapa de la reserva de manera constante cada vez que sucedía un cambio significativo en el territorio y paisaje.

En esta tarea es crucial la obtención de información a partir de vuelos tripulados o sensores satelitales. “Con el hexacóptero esos contratiempos se eliminan, pues ahora es posible manejar la altura, tamaño del pixel y escoger los días más favorables para volar”, dijo.

Tras el incendio ocurrido en enero de 2011, se comprobó la utilidad de estas aeronaves no tripuladas en la captura de imágenes aéreas que ayudaron a establecer, de manera precisa, el área afectada.

Aplicaciones concretas

Armando Peralta Higuera, del IGg, no sólo ha piloteado la nave, sino que la ha empleado para generar cartografías de alta resolución y trabajar en zonas de deslizamientos o de alto riesgo.

“Con el dron es posible modelar edificios en tercera dimensión, como hicimos con uno del Instituto de Geografía a partir de un vuelo de apenas ocho minutos y mediante programas de cómputo que analizaron las imágenes para extraer la información requerida”, apuntó.

Es preciso destacar que el aparato proporciona puntos de vista distintos a quienes estudian la vegetación, pues a partir de los sobrevuelos es factible ver determinadas zonas y obtener datos adicionales, subrayó.

“Así, es posible hacer transectos en manglares. Desde arriba, el hexacóptero toma fotografías y obtiene imágenes ortocorregidas, al tiempo que permite determinar aspectos como la altura de los árboles”.

El representante del IGg añadió que la nueva adquisición servirá para completar el mapa de CU y actualizarlo a partir del levantamiento láser de alta resolución realizado en 2012. El nuevo aparato de la SEREPSA fue bautizado como Huitzilin-2 en honor a los colibríes que habitan la reserva.

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Con un peso de siete kilogramos, seis aspas y una cámara Sony NEX-7, Huitzilin-2 es capaz de tomar fotografías o filmar; funciona con baterías recargables LiPo, que proporcionan hasta 15 minutos de vuelo.

Pedro Camarena, Saúl Rodríguez y Armando Peralta con el Hexacóptero para la Reserva Ecológica.