Transcurrieron 10 años para que la UNAM obtuviera el primer lugar en la competencia estudiantil Egg Protection Device, realizada en Washington, Estados Unidos. Los protagonistas de este logro fueron Jesús Alberto Martínez Sánchez, Rigoberto Marcos Candelario y los hermanos José Luis y Julio César Cruz Silva, del octavo semestre de Ingeniería Civil de la facultad deI área (FI).
La justa formó parte de la Convención Internacional de Otoño del American Concrete Institute (ACI) y los tres primeros sitios fueron para representaciones mexicanas: el primero y tercero para la Universidad Nacional y el segundo para la UAM Azcapotzalco.
La escuadra del bronce estuvo integrada por Alfonso Sebastián Terán Hernández, José Ramón Pérez Castro Guillén, Juan Carlos Mejía Suárez, Saúl Hernández Ramos y Hugo Adrián Martínez Nayar, quienes no sólo comparten con los triunfadores el hecho de estudiar la misma carrera en la misma entidad, sino a su asesor, Josué Garduño Chávez, ganador de la misma contienda, pero en 2004.
Los equipos universitarios se impusieron a rivales de 19 universidades de Canadá, Costa Rica, Chile, Estados Unidos y Puerto Rico.
La competencia —realizada hace algunas semanas— consistió en armar marcos y cilindros de concreto de alta resistencia para someterlos al impacto de balas con un peso de ocho kilos 400 gramos, arrojadas a distancias que oscilaron entre los 50 y los 300 centímetros (la estructura ganadora fue la que soportó el mayor número de colisiones).
La pieza de la FI toleró dos golpes asestados a tres metros. La escuadra puma empató con la UAM-Azcapotzalco en este aspecto, pero la diferencia se estableció a partir del peso total de los objetos, pues los universitarios obtuvieron una resistencia de mil 200 kilogramos sobre centímetro cuadrado, resultado sobresaliente porque se obtuvo a cinco días de haber colado el espécimen ganador (sus contrincantes más cercanos registraron 100 gramos menos).
Por reglamento, los marcos debían tener dimensiones de 32.5 centímetros de largo por 24.5 de altura. Los vencedores realizaron diversas pruebas de laboratorio, con variables de temperatura y calidad del agua, agregados de basalto más pequeños a los empleados en construcción y, además, aditivos favorables a la obtención de una alta resistencia.
Desde junio trabajaron con material obtenido de la planta de asfalto ubicada detrás de La Cantera, con una donación de 300 kilogramos para hacer pruebas en el Laboratorio de Materiales de la FI, donde laboraron de 10 de la mañana a seis de la tarde en las vacaciones.
En ensayos previos y durante la justa internacional, los estudiantes aplicaron los conocimientos adquiridos en materias como Análisis, Estática, Diseño Estructural y Mecánica de Materiales, aunado a una amplia investigación sobre concretos de alta resistencia y asesorías con profesores de la facultad.
El equipo ya había ganado en el Concurso Metropolitano de Marcos de Concreto, realizado en septiembre, tras vencer a 18 representativos de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Aragón, Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y el Instituto Politécnico Nacional (IPN), lo que les dio la oportunidad de refrendar lo obtenido, pero ahora en una justa internacional como la organizada por el ACI.
“Estos resultados nos dan un panorama del nivel de la ingeniería en México”, concluyeron los jóvenes.
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