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Boletín UNAM-DGCS-753
Ciudad Universitaria.
11:00 hs. 28 de diciembre de 2014


Ignacio Camacho Arroyo

   

 

ESTUDIAN EN LA UNAM EFECTOS DE LA MIFEPRISTONA (RU486) EN EL TRATAMIENTO DE CÁNCER CEREBRAL

• En el Laboratorio de Comunicación Neuroendocrina de la FQ analizan este fármaco, una alternativa complementaria que interviene en la eficiencia de la quimio y la radioterapia, indicó Ignacio Camacho Arroyo

En el Laboratorio de Comunicación Neuroendocrina del Departamento de Biología de la Facultad de Química (FQ) de la UNAM, se estudian las acciones de un fármaco que podría utilizarse en el tratamiento de tumores cerebrales. Se trata de una antihormona de la progesterona denominada Mifepristona (RU486), que bloquea los efectos del crecimiento tumoral cerebral.

No es un medicamento que alivie el cáncer cerebral, sino una alternativa complementaria que puede incrementar la eficiencia de la quimio y la radioterapia. Hasta el momento no hay una estrategia terapéutica eficiente para mejorar la calidad o aumentar el tiempo de vida del paciente que padece de un glioblastoma, tumor cerebral más frecuente y agresivo en el ser humano, aclaró Ignacio Camacho Arroyo, especialista en neuroendocrinología de la FQ.

Es un fármaco que originalmente se utilizó como anticonceptivo y desde hace 13 años estamos interesados en los efectos que tiene en esa afección. De acuerdo con modelos in vivo e in vitro, detiene el crecimiento neoplásico, explicó el también profesor de la entidad universitaria.

Camacho Arroyo precisó que hormonas sexuales como la progesterona, además de vincularse a la regulación de la reproducción, están vinculadas al desarrollo de diferentes patologías, entre ellas el cáncer.

Entonces, al utilizar la Mifepristona, que es un esteroide antagónico de la progesterona, se detiene el avance. Para llegar a esta conclusión, inicialmente se trabajó con pacientes del Instituto Nacional de Neurología (INN). Observamos que los de mayor grado de evolución tenían más proteínas receptoras de progesterona, con las que RU486 puede interactuar y ejercer sus efectos.

Alentados con esos resultados, se llevaron a cabo estudios in vitro de células derivadas de glioblastomas humanos, que fueron implantadas en la corteza cerebral de ratas. “Dejamos que el tumor crezca y después aplicamos progesterona y la hormona antagónica, cada una por separado y combinadas.

“Se analizaron los efectos y encontramos que la progesterona aumenta el área e infiltración del tumor, pero si ponemos la molécula antagonista RU486 se bloquean los efectos de aquélla. Tenemos ya datos, tanto in vivo como in vitro, de que al bloquear los efectos de la progesterona podríamos detener, por lo menos en estos modelos (células in vitro y ratas), el crecimiento tumoral”, concluyó.

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Ignacio Camacho Arroyo, especialista en neuroendocrinología de la FQ de la UNAM.