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Boletín UNAM-DGCS-725
Ciudad Universitaria.
11:00 hs. 14 de diciembre de 2014


Sandro Cervantes

   

 

TRABAJOS EN TORNO A LA TERRAFORMACIÓN DE MARTE

• En la UNAM simulan escenarios de calentamiento de la atmósfera marciana para adecuarla a la vida humana
• Según estudios preliminares, con poco menos de 150 milibares de CO2 se podría iniciar la terraformación del planeta rojo

La terraformación planetaria consiste en la modificación deliberada de las características de un planeta rocoso, principalmente de su atmósfera, para adecuarlo a la vida terrestre, sobre todo a la humana.

Marte es nuestro mejor candidato para ese proceso. Es el segundo más cercano al nuestro. Aunque apenas posee una tercera parte de la gravedad terrestre, carece de campo magnético nuclear. Además, por sus -60°C promedio, podría considerarse un desierto congelado.

A diferencia de Venus (96 000 milibares de CO2), su atmósfera de 6 mb de CO2 (dióxido de carbono) es más fácil de manejar con la tecnología y conocimientos que poseemos actualmente.

Además, contiene todos los elementos necesarios para la vida terrestre (agua, carbono, nitrógeno y azufre), su día dura poco más de 24 horas, presenta estaciones debido a su inclinación (~25°) y cercanía al Sol, y actualmente conocemos más de su superficie que del fondo de nuestros océanos.

“Aunque Hollywood nos ha planteado la terraformación planetaria como un suceso de ficción científica o como un logro lejano en el tiempo, el inicio de la terraformación podría comenzar hoy mismo”, consideró Sandro Cervantes Núñez, biólogo y candidato a doctor en Ciencias de la Tierra, quien dirige una investigación sobre el tema en la UNAM.

Las propuestas científicas sobre ese proceso se remontan a la década de los años 60, con los artículos precursores de Carl Sagan. “Algunos estudios y propuestas publicadas en las últimas dos décadas han demostrado que con la tecnología y conocimientos actuales podríamos comenzar a modificar el sistema climático marciano e, incluso, llevarlo hasta un punto cercano a mantener agua líquida en su superficie (su propia agua)”, dijo.

El trabajo de Cervantes, titulado “Escenarios biocompatibles de modificación y calentamiento atmosféricos de Marte para iniciar su terraformación”, será publicado en el primer semestre del siguiente año y promete ser uno de los estudios precursores en este ámbito para Latinoamérica.

Las ciencias espaciales y Latinoamérica

En el mundo, refirió, aún no comprendemos adecuadamente la importancia que tienen las ciencias espaciales; sin embargo, algunos países, a través de sus agencias, e incluso varios corporativos, han logrado hacerse de apoyo económico, infraestructura, logística y capital humano especializado, para lograr los avances alcanzados como humanidad, no sólo en la tecnología espacial, sino en la vida diaria.

La pasta de dientes, el papel aluminio, las telecomunicaciones, un mejor estudio y comprensión de los fenómenos naturales, así como la prevención de desastres debido a los mismos, entre otros beneficios, han sido producto de la investigación espacial, remarcó.

Para los latinos, agregó, el estudio del Sistema Solar, el espacio interestelar y el resto del Universo, incluso nuestra misma estrella, es un lujo, dado que en la región la problemática social, política y económica impiden que existan más recursos, en todos los ámbitos, para apoyar estas indagaciones.

Dependemos de la ayuda que nos brindan verdaderos focos de progreso, conocimiento y desarrollo como lo son algunas universidades, centros y consejos de investigación de nuestros países, así como de la ciencia y tecnología producida por naciones y agencias espaciales que dominan los estudios en ese campo, agregó.

“En México tenemos la suerte y ventaja de contar con la UNAM, con el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, con el Instituto Politécnico Nacional, entre otros; con ellos, al menos hemos podido aportar e insertarnos en algunos de los proyectos científicos internacionales más importantes, como el Gran Colisionador de Hadrones o el Mars Science Laboratory (Curiosity), entre otros”.

La terraformación y supervivencia humana

En estos momentos, sólo un puñado de naciones y agencias espaciales han conseguido los recursos económicos y la capacidad tecnológica para desarrollar e implementar proyectos y exploración robótica de nuestro satélite natural, otros planetas e, incluso, asteroides y cometas. “Sin embargo, no existe país o agencia espacial que pueda encarar en forma solitaria la colonización y menos la terraformación.

“Aún no estamos preparados para llevar a cabo un megaproyecto de esas dimensiones, ni mental, ni colectivamente, pero debemos hacerlo tarde o temprano, pues colonizar y adaptar un planeta a nuestras necesidades y explotarlo de forma sustentable, así como el espacio circundante (lunas y asteroides), no sólo garantizará nuevos y conocidos recursos y conocimientos, sino que nos permitirá sobrevivir como especie e incrementar nuestra inteligencia”.

En un futuro no tan distante, advirtió, el crecimiento poblacional, la demanda desmedida de recursos, el cambio climático, la amenaza de colisión de un cometa o asteroide, la erupción de un supervolcán, entre otros aspectos ecológicos y socioeconómicos, podrían presionar a la humanidad a buscar nuevos hábitats, como la superficie y fondo de los océanos, el espacio orbital terrestre cercano, la Luna y otros planetas.

“Es un hecho que somos un peligro para nosotros mismos, pero de la misma manera somos nuestra única opción de supervivencia a mediano y largo plazo”, sostuvo.

¿Por qué no sólo colonizar planetas?, “porque aunque aprendamos a extraer los recursos de ellos y establecer colonias eficientes y seguras, ninguno podrá compararse con la eficiencia y seguridad a largo plazo que ofrece la biosfera de nuestro mundo. Además, tarde o temprano querremos salir del domo y caminar por la superficie como lo hacemos aquí”, precisó.

La terraformación de Marte

La terraformación inicial de Marte implica engrosar y calentar su tenue atmósfera (tiene 6 a 10 mb y la Tierra posee 1024 mb de presión a nivel del mar) con gases de efecto invernadero.

“Al lograr una presión atmosférica de algunos cientos de mb y una temperatura planetaria promedio, por arriba de 0°C, se podría mantener agua líquida en la superficie; entonces se puede optar por comenzar la ecosíntesis planetaria, una fase de la terraformación donde se introducen y utilizan organismos vivos, para que en una serie de estadios progresivos se oxigene la atmósfera y se produzca la capa de ozono; así se prepararía para que nos reciba de la manera más cercana a casa”, puntualizó.

En 1997, Christopher McKay, uno de los contados y quizá el principal experto a nivel mundial en el tema, propuso que el calentamiento del polo sur de Marte, apenas unos 4°C por arriba de su temperatura promedio, liberaría suficiente CO2 congelado para provocar que su sistema climático entre en un efecto invernadero desbocado (runaway, en inglés), lo que llevaría a la evaporación completa de ese polo en aproximadamente una década. Así se le forzaría a liberar más CO2 de su superficie (regolito).

Este proceso lo sacaría del punto de equilibrio estable en el que se encuentra y lo llevaría, sin más intervención humana, a un nuevo punto estable, pero con aproximadamente 300 mb de presión atmosférica y una temperatura promedio de entre -40 y -50°C (registrada en algunas zonas boreales y árticas habitadas de la Tierra).

Dentro de nuestros resultados preliminares hemos alcanzado este segundo punto de equilibrio estable con menos presión atmosférica, cerca de 150 mb.

“Esto significa que quizá necesitemos menos CO2 para impulsar al sistema climático marciano a que alcance, por sí mismo, este segundo punto estable, de tal manera que con otro esfuerzo de calentamiento, tan modesto como el primero, podríamos ocasionar otro efecto invernadero desbocado que impulsaría nuevamente al planeta a evaporar más CO2 (ya sea el que aún pudiera tener congelado en los polos o en el resto de su superficie) y lograr un tercer punto estable, en el que pudiéramos obtener agua líquida en su superficie”, explicó Cervantes

Para el universitario, ésta sería una manera económica y sencilla de lograr la terraformación, con el uso del mismo sistema climático de Marte para que hiciera la mayor parte del trabajo.

“Evidentemente, necesitamos saber con certeza si existe o no vida, probablemente sub superficial, antes de implementar cualquier técnica, pues encontrarla sería un hito incomparable, no sólo en la biología y en las ciencias espaciales, sino en la historia de la humanidad, y sería razón más que suficiente para declarar a Marte intocable, salvo para el estudio de esa existencia”, precisó.

Dentro de los objetivos también está aprovechar los datos climáticos generados por el orbitador Mars Global Surveyor de la NASA, que son procesados para elaborar perfiles de temperatura y presión latitudinales, que podrían emplearse tanto en proyectos futuros de exploración robótica y/o tripulada del planeta rojo, en la búsqueda de vida, así como en la implementación de colonias permanentes científicas, e incluso turísticas, finalizó.

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Sandro Cervantes Núñez, biólogo y candidato a doctor en Ciencias de la Tierra, quien dirige una investigación sobre la terraformación de Marte en la UNAM.