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Boletín UNAM-DGCS-724
Ciudad Universitaria.
11:00 hs. 14 de diciembre de 2014


Federico Bermúdez Rattoni

   

 

ESTUDIAN LA MEMORIA Y LAS CAUSAS POR LAS QUE SE PUEDE PERDER

• La acumulación de las proteínas beta-amiloide y tau en el cerebro ocasiona un deterioro en el proceso de cognición, por lo que los individuos empiezan a padecer la enfermedad de Alzheimer

El almacenamiento de la información adquirida mediante el aprendizaje y la recuperación de ésta –todo lo cual se lleva a cabo en el sistema nervioso central– integra lo que recibe el nombre de memoria. Así pues, tanto el aprendizaje como la memoria están estrechamente relacionados y uno no puede darse sin la otra.

El aprendizaje es la adquisición de la información; la memoria el almacenamiento y recuperación de la misma. ¿Qué sucede entre uno y la otra? Un proceso llamado consolidación de esta última, que consiste en el paso de una memoria de corto plazo, que es cuando obtenemos la información, a una de largo plazo, que ocurre al afianzarse.

“Se debe tomar en cuenta que no todas las cosas que aprendemos, o a las que estamos expuestos en la vida, las consolidamos; muchas de ellas las perdemos, las dejamos ir”, explicó Federico Bermúdez Rattoni, investigador del Instituto de Fisiología Celular (IFC) de la UNAM.

La idea de que la memoria reside exclusivamente en una parte del cerebro viene de una vieja corriente filosófica conocida como localizacionismo, según la cual las distintas funciones cerebrales se ubican en sitios precisos de ese órgano.

“Lo que hemos visto es que dentro del cerebro hay unos circuitos que están más involucrados en un determinado tipo de memoria y otros que lo están en otro. Es decir, diversos conjuntos de circuitos, de los cuales cada uno conforma un determinado tipo de memoria, interactúan para formar la totalidad de ésta”, abundó.

El caso H M

Hace años, en Estados Unidos se registró el caso conocido como H M, en referencia al paciente Henry Molaison, quien perdió la capacidad de consolidar la memoria; a partir de su análisis y estudio se percataron que un área importante del cerebro, el lóbulo temporal, está involucrada justamente en ese proceso.

Una vez que le quitaron bilateralmente el hipocampo (se sitúa en la parte interna del lóbulo temporal), además de otras áreas de la corteza cerebral, H M ya no pudo consolidar la memoria.

“Se acordaba perfectamente de todo lo que había ocurrido antes de la operación (a qué escuela había asistido o quién era el presidente de su país), pero ya no era capaz de obtener nueva información y retenerla. Podía mantener la adquisición de información por breves periodos; sin embargo, después de una o dos horas la olvidaba por completo”, explicó.
De aquí se llegó a la conclusión de que el hipocampo y, en general, todo el lóbulo temporal, se relacionan con la consolidación, pero no con el almacenamiento de la memoria. Este último proceso se distribuye en las otras áreas de la corteza cerebral que, en el caso de H M, no habían sido dañadas por la operación.

“Se puede afirmar, entonces, que si bien hay circuitos distribuidos en el cerebro, que son muy relevantes para la adquisición y el mantenimiento de la información, asimismo existen áreas como el hipocampo y el lóbulo temporal, que están más involucradas en la consolidación”.

Tipos

La memoria de corto plazo está conformada por lo que aprendemos y podemos ejecutar inmediatamente, y a través del proceso de consolidación se puede formar la de largo plazo.

Por lo que se refiere a los tipos de ésta, se encuentran las declarativas o explícitas, y las no declarativas o implícitas. Las primeras son aquellas que verbalizamos y que nos permiten decir dónde vivimos, cuál es nuestro número telefónico, con quién nos reunimos ayer.

Las segundas son las que no verbalizamos, pero sí ejecutamos porque forman parte del repertorio de nuestra memoria motora; nos permiten responder ante ciertas situaciones sin haber pasado por un proceso de declaración de la memoria, esto es, caminar, subir unas escaleras o andar en bicicleta.

“Los problemas que tuvo H M con la consolidación de la información tenían que ver exclusivamente con las declarativas. Si él aprendía algo manual o de memoria motora, no tenía ningún problema y lo hacía”, relató el universitario.

Pérdida

Durante el envejecimiento se presentan, entre otros, problemas vasculares y metabólicos que actúan en detrimento de todos los órganos y, en particular, del cerebro.

“Aunado a esto, mis colaboradores y yo hemos encontrado en un modelo animal de laboratorio que la acumulación de las proteínas beta-amiloide y tau en el cerebro ocasiona una disminución de las fibras que liberan los neurotransmisores conocidos como catecolaminas, uno de los cuales, la dopamina, está muy ligado al proceso de cognición, por lo que los individuos empiezan a perder la memoria, es decir, a padecer la enfermedad de Alzheimer”, finalizó el investigador universitario.

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Federico Bermúdez Rattoni, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la UNAM.