Internarse en el sueño de acociles y camarones, hurgar en el Cretácico Inferior en búsqueda de huellas de reptiles con alas, divulgar un anticonceptivo para hombres o experimentar la “ficción” con una prótesis controlada mediante ondas cerebrales, son algunos de los reportes, producto de la indagación de Omar Canek Páramo Cañetas, egresado de la Facultad de Filosofía y Letras (FFyL) y colaborador de Gaceta UNAM.
En este 2014, el universitario también fue un cazador de sonidos y reportó el trabajo de un estudiante de Biología de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Zaragoza, denominado Módulo de Identificación Acústica de Aves (MIAA), un dispositivo con micrófonos apuntados al cielo que detecta los trinos del Mirlo primavera (Turdus migratorius); en un principio, permite determinar en qué zonas habita y calcular su población.
Con la publicación de “MIAA, un aparato que identifica el canto de las aves”, a través de los órganos informativos de esta universidad, en la página www.unam.mxy Gaceta UNAM, Omar obtuvo el primer lugar del Concurso Nacional de Periodismo y Divulgación Científica 2014, organizado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, en la categoría de Noticia, que busca reconocer el trabajo de periodistas y divulgadores e impulsar el interés por la comunicación de la ciencia entre los jóvenes mexicanos estudiantes de licenciatura y posgrado.
Thauma
A partir de evidencias y una labor de monitoreo de investigaciones de la planta académica de la UNAM, sincretiza las labores de un periodista y un filósofo. “Me gusta mucho una descripción de lo que debería ser la actitud del filósofo, creo que también debe aplicarse en el periodismo, es el thauma, que en realidad no es la aplicación enciclopédica de conocimientos, sino simplemente la capacidad de asombro, es como se acercaba el filósofo a cualquier problema a partir de un asombro”, expuso.
Páramo Kañetas se allega a la información general, pero su estrechez con la ciencia la contrajo en su estancia en la licenciatura. “La filosofía toca todo; teníamos una materia que se llamaba filosofía de la Ciencia, y es que a la ciencia se le llamó en algún momento filosofía natural. Aristóteles decía que filósofo era aquel que lo sabía todo y nada en particular”.
Aún con ello, el también exalumno de Creación Literaria de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México explicó que con los textos de carga científica se realiza una especie de traducción para que los demás entiendan, porque no se escribe para un experto.
Se debe hacer el esfuerzo por entender y admitir que sólo puedes escribir de aquello que ya entendiste, “porque uno de los vicios que hay en el periodismo, en general y científico, es aplicar esta máxima que ‘ante las dudas, comillas’, y luego sólo comprenderán los expertos en la materia, pero uno intenta deducir algo de lo que quizá 15 minutos antes no tenía idea alguna”, explicó.
Pentapremiado
Tras una trinchera de libros, donde se asoman Hawking, Rushdie y Sagan, Omar se refugia en el valle de una oficina, donde lo delata el tecleo y los clicks; su introversión parece no terminar, aunque se emprenda una charla, inevitablemente didáctica.
Ha intervenido en las cuatro ediciones del Concurso Nacional de Periodismo y Divulgación Científica, y en cada una ha recibido reconocimientos, todos en la categoría de Noticia.
En la primera edición del certamen, en 2010, ocupó el primero y segundo lugares con los trabajos “Parche de Serotonina, una futura opción anticonceptiva para hombres” y “Vertebrados e invertebrados, todos compartimos el mismo sueño”, respectivamente.
Para 2012 obtuvo el tercer lugar con “Huellas confirman que hubo pterosaurios en lo que actualmente es México”; en 2013 el segundo con la nota “Crean prótesis que puede ser controlada con la mente”, y este 2014 ocupó el primer sitio con “MIAA, un aparato que identifica el canto de las aves”.
El jurado ha valorado en todas las ocasiones la novedad del tema presentado, la originalidad en el tratamiento de la información, así como la claridad expositiva y la pertinencia.
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