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Boletín UNAM-DGCS-718
Ciudad Universitaria.
06:00 hs. 11 de dicienbre de 2014

 

     

APORTAN NUEVO CONOCIMIENTO SOBRE LAS TRADICIONES PREHISPÁNICAS DEL TZOMPANTLI Y EL JUEGO DE PELOTA

• Emilie Carreón, del IIE de la UNAM, analizó códices, pinturas, grabados, biombos novohispanos y otras imágenes para indagar los nexos entre estas prácticas precolombinas • Por este trabajo recibió el Premio Alfonso Caso, del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en el rubro Investigación

En el imaginario colectivo, en los relatos de los guías de turistas en zonas arqueológicas como Chichén Itzá y en distintas fuentes, el tzompantli es un muro funerario formado por los cráneos de las víctimas de sacrificios humanos, como los perdedores en el tlachtli, cancha en forma de “i” en la que dos equipos golpeaban una bola con caderas o glúteos sin permitir que tocara el suelo, para pasarla por los marcadores.

A partir de 2007, Emilie Carreón, del Instituto de Investigaciones Estéticas (IIE) de la UNAM, analizó códices, grabados, pinturas, dibujos, biombos novohispanos  y otras imágenes para profundizar en los nexos entre ambas prácticas prehispánicas.

En el trabajo Le tzompantli et le jeu de balle. Relation entre deux espaces rituels (el tzompantli y el juego de pelota, relación entre dos espacios rituales) propone que los valores occidentales dificultan la comprensión del vínculo entre ese muro y la cancha. Las interpretaciones ajenas parten del supuesto de que el perdedor era decapitado.

La indagación —escrita en español— fue traducida al francés para obtener el doctorado por la Escuela de Altos Estudios, Francia. La tesis, publicada por el British Archeological Report, recibió el Premio Alfonso Caso del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en la categoría de Investigación.

El misterio

En la primera parte, describe las características del tzompantli y el juego de pelota, así como las actividades y sucesos ligados a cada uno en la época prehispánica, para demostrar la naturaleza de su vínculo; en la segunda, explora la génesis de la idea, hasta ahora infundada, de considerar una relación entre estos dos espacios sagrados.

El arranque del trabajo tuvo como marco la Copa América Venezuela 2007. En la justa, Óscar Ruggeri, exfutbolista rosarino, declaró que, de no alzarse con el título, matarían a los jugadores de Argentina (“metafóricamente”), lo que llamó la atención de la investigadora.

“A pocos días de iniciar el Campeonato Continental y la Selección Mexicana enfrentara a Brasil, me pregunté, desde una óptica personal y mesoamericana, ¿a quién se decapitaría al finalizar el partido? ¿A alguien del equipo ganador, al capitán del perdedor, al árbitro o al director técnico? ¿De quién sería la cabeza en el tzompantli?”.

De atenerme a lo que la mayoría de los estudiosos del México prehispánico dirían, si fuera una contienda entre pueblos precolombinos en un tlachtli sería algún miembro del equipo derrotado, agregó.

Sobre la indagación, resaltó que no hay evidencia arqueológica suficiente que apunte a la existencia de un nexo directo entre estos espacios rituales. Existían más de mil canchas dedicadas al juego, pero no es posible saber si el ganador o perdedor eran sacrificados.

La investigadora plantea que esta concepción es producto de la rememoración particular y renovada de cada época que mira el pasado prehispánico desde su concepción de actos, ritos e imágenes, y en consecuencia a deportes, como al hablar del tlachtli, y a prácticas punitivas, en el caso del tzompantli.

A lo largo del tiempo, el juego de pelota es considerado una contienda con ganadores y perdedores, y la ofrenda, un muro funerario formado con cráneos de los derrotados, detalló.

En el presente, las ideas al respecto se reúnen y reconocen en un conjunto de propuestas que no permiten dilucidar la posibilidad  de que los actos realizados en estos espacios no estuvieron ligados a lo largo del tiempo y el espacio mesoamericano.

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El juego de pelota prehisp ánico y los muros de cráneos conocidos como tzompantlis son dos espacios rituales vinculados de los que apenas comenzamos a entender su relación.