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Boletín UNAM-DGCS-710
Ciudad Universitaria
11:00 hs. 6 de diciembre de 2014


José Narro Robles

   

 

PRESENTAN EN LA UNAM ALABARDAS, ÚLTIMA NOVELA INCONCLUSA DE JOSÉ SARAMAGO

• El libro tiene una estructura profunda, seria y rigurosa, destacó Pilar del Río, viuda del escritor portugués

• Este texto se presta, más que ningún otro, para la imaginación, sostuvo José Narro, rector de esta casa de estudios

El rector de la UNAM, José Narro Robles, presentó el libro Alabardas de José Saramago, última obra del premio Nobel de Literatura y la que, por su muerte en 2010, dejó inconclusa.
 
La novela consta de sólo tres capítulos, donde el escritor portugués relata “el conflicto moral de Artur Paz Semedo, empleado de una fábrica de armas que, intrigado por el sabotaje de una bomba durante la Guerra Civil Española, e impulsado por Felicia, su exesposa, inicia la investigación de los entresijos de una época convulsa, lo que le despierta un debate íntimo entre la ceguera impuesta por el miedo heredado y la necesidad del compromiso”.

Al hablar sobre el texto, Narro Robles afirmó que éste se presta, más que ningún otro, para la imaginación. Se trata de una propuesta del hoy ausente, pero del siempre presente José Saramago, quien “siento que nos ha dejado la tarea de terminar su obra. Cada uno de los lectores tiene el encargo de construir la trama subsiguiente con un único compromiso establecido en su nota del 16 de septiembre: incluir la frase final que el autor habría esculpido para el final “Vete a la mierda”.

Esto es importante, explicó, toda vez que un amigo escritor me enseñó que para un literato es siempre indispensable tener presente la primera y la última frase del libro que piensa escribir.
 
Este relato inconcluso, señaló, nos plantea una vez más un dilema ético fundamental: el de colocarnos en el lado de la guerra, la destrucción, el poder, el dinero y el sometimiento, o de hacerlo en contraposición en el de los valores laicos representados por la solidaridad, el pacifismo, la generosidad, el compromiso y la verdad.
 
La prosa diáfana y contundente de Saramago nos envuelve en la lectura fácil e incluso divertida por momentos, pero siempre profunda, certera para entender las motivaciones de los personajes y los dilemas morales.
 
En las notas que incluye, el autor señala los orígenes de su imaginación para escribir la novela que le animaba enormemente. “Nos descubre sus preocupaciones por el título que toma en esas notas, cuatro versiones, nos da listas sobre el desarrollo de la trama humana que anticipa un papel protagónico para el consejero delegado de la empresa”.
 
En su oportunidad, Pilar del Río, viuda del escritor, consideró que la novela tiene una estructura profunda, seria y rigurosa, y toca asuntos que le movían tanto a José Saramago, que al estar ya muy enfermo abordó la tarea de concluir este texto.
 
Al final de sus días ya no podía trabajar en su escritorio y lo hacía sentado en su sillón sobre una mesa blanca. En su portátil escribió con auténtico entusiasmo, porque cada línea era como algo que le iba robando a la muerte, detalló en la Casa Universitaria del Libro.

Se supone, apuntó, que en el tercer capítulo la novela daría un quiebre y pasaría a otro registro, donde el autor iba a describir de forma somera el ambiente de la fábrica de armas, para lo cual hacía una investigación; después, retomaría la historia y determinaría cómo se cruzarían las vidas de los personajes.
 
En el evento, moderado por Fernando Castañeda, director de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de esta casa de estudios, Sandra Lorenzano, vicerrectora académica de la Universidad del Claustro de Sor Juana, sostuvo que Saramago sabía que “las palabras salvan, las palabras nos protegen de la oscuridad, del desamor, de la soledad, del dolor”.
 
Puedo imaginar al escritor sobre la página en blanco contando la historia de Artur con la pluma que se desliza a toda velocidad sobre el papel, con las notas tomadas a lo largo de los meses, con el fervor y la alegría, pero también con la angustia de pensar que la historia está ahí y no hay mucho tiempo para contarla.
 
Sabía que la historia estaba en la página en blanco, aunque nadie más que él pudiera verla, porque “él sabía que la palabra puesta en negro y blanco sobre un libro es mucho más que eso”, concluyó.

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El rector José Narro en la presentación del libro Alabardas de José Saramago; le acompañan Pilar del Río, Fernando Castañeda y Sandra Lorenzano