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Boletín UNAM-DGCS-592
Ciudad Universitaria.
11:00 hs. 12 de octubre de 2014.

 

     

LAS APORTACIONES DE LA CIENCIA, CRUCIALES EN ACCIONES PARA AMINORAR EL RIESGO DE DESASTRES

• Su conocimiento es fundamental en el análisis y atención de la problemática, aseveró Irasema Alcántara Ayala, investigadora del IGg de la UNAM, en el marco del Día Internacional para la Reducción de Desastres, que se conmemora este 13 de octubre

Entre 1992 y 2012, más de cuatro mil millones de personas fueron afectadas por sismos, inundaciones y tormentas, entre otros fenómenos naturales; se reportaron pérdidas económicas directas superiores a los 100 mil millones de dólares por estas causas, además de 1.3 millones de decesos, refiere la Oficina para la  Reducción del Riesgo de Desastres, de la Organización de Naciones Unidas (ONU), en el informe presentado en 2013.

En este contexto, la comunidad científica es fundamental en el análisis y atención de la problemática y debe identificar las acciones necesarias para apoyar iniciativas que, en marzo próximo, definirán gobiernos y organismos en la Tercera Conferencia Mundial sobre la Reducción de Riesgo de Desastres.

En las tareas referidas, la Universidad Nacional deberá jugar un papel medular, sostuvo Irasema Alcántara Ayala, investigadora adscrita al Instituto de Geografía (IGg) de esta casa de estudios.

El objetivo de la reunión, a celebrarse en Sendai, Japón, es evaluar los avances y deficiencias en la materia, desde la puesta en marcha del Marco de Acción de Hyogo, aprobado y signado por 168 países miembros de la ONU, entre ellos, México, refirió.

La identificación de áreas prioritarias vinculadas con la reducción del riesgo, la construcción de la resiliencia y el desarrollo de la capacidad de recuperación, constituyen algunos de los elementos cruciales de discusión y consenso, planteó en ocasión del Día Internacional para la Reducción de Desastres, a celebrarse el 13 de octubre.

El concepto, explicó, implica la corresponsabilidad entre todos los actores de la sociedad a fin de disminuir el impacto de las amenazas asociadas con la ocurrencia de fenómenos naturales.

Por ello, es necesario atenuar el grado de exposición a las amenazas, atender la vulnerabilidad de la población, lograr la gestión sustentable del territorio y la preparación permanente de las comunidades.

Las tareas referidas deben fundamentarse en la ciencia y el desarrollo tecnológico, e incluir a la ética como eje cardinal, subrayó la también integrante del Comité Científico del Programa de Investigación Integrada de Riesgo de Desastres (IRDR) del Consejo Internacional para la Ciencia (ICSU).

Vulnerabilidad y riesgo

Alcántara Ayala puntualizó que es incuestionable que las naciones del mundo son vulnerables, en magnitudes distintas.

En Haití, un sismo registrado en enero de 2010, sin precedentes históricos recientes, causó más de 200 mil muertes por la alta fragilidad de la sociedad, la falta de capacidad científica y tecnológica, sumadas a la carencia de estrategias de prevención.

En contraste, el terremoto y tsunami de Tōhoku, Japón, y la crisis de la planta nuclear de Fukushima en la nación asiática, en marzo de 2011, mostraron la necesidad de considerar escenarios multi amenaza y multi riesgo, aún en territorios donde la cultura de prevención de desastres es una prioridad gubernamental, destacó.

Este año, la conmemoración está centrada en los adultos mayores, a fin de sensibilizar a la sociedad sobre la necesidad de incluirlos en las estrategias y prácticas de reducción del riesgo, además de valorar y reconocer el papel que pueden desempeñar en la construcción de resiliencia debido a su experiencia y conocimientos.

Este grupo es altamente frágil al impacto de los desastres por bajos ingresos, pobre movilidad, visión deficiente, mala audición, falta de acceso a la información y a la tecnología, carencia de viviendas seguras y apoyo escaso de la comunidad, añadió.

Gobiernos y organismos se preparan para participar en la Conferencia Mundial sobre la Reducción de Riesgo de Desastres.  La tarea de la comunidad científica será identificar cómo la ciencia y la tecnología pueden apuntalar la definición, ejecución y seguimiento del marco post-2015 sobre la reducción en el rubro referido, concluyó.

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Fotos

Entre 1992 y 2012, más de cuatro mil millones de personas fueron afectadas por sismos, inundaciones y tormentas invernales, entre otros fenómenos naturales.

Irasema Alcántara Ayala, investigadora del IGg de la UNAM.