La crisis económica y financiera global no ha sido contenida. El mundo vive episodios graves e inquietantes porque las políticas de austeridad fiscal aplicadas limitan el crecimiento y la generación de empleos, lo que cancela oportunidades futuras de las próximas generaciones, dijo Verónica Villarespe, directora del Instituto de Investigaciones Económicas (IIEc) de la UNAM.
Ante la desaceleración de las economías avanzadas, los capitales se desplazan a regiones periféricas en busca de ganancias mayores. Estos flujos no son invertidos para impulsar el mercado interno de los territorios receptores, sino destinados a instrumentos financieros con expectativas de altos rendimientos, expuso.
La desaceleración rompe el contrato social entre los actores económicos al generar una asfixia económica escalonada que propicia una parálisis notoria y difícil de contrarrestar, subrayó.
Políticas de austeridad y reformas
En tanto, Alejandro López, del Grupo de Análisis de Coyuntura de la Economía Mexicana del IIEc, apuntó que las modificaciones fiscales más recientes ampliarán la desigualdad y la concentración de ingresos en los sectores más favorecidos. “En este proceso se aplican programas de ajuste y estabilización, se pierden conquistas sociales y los derechos laborales se convierten en mercancía”.
Las medidas aplicadas aumentan las cargas impositivas a las personas, que al final pagan la crisis. En este contexto, el caso de Pemex es relevante, porque en este nuevo marco los recursos que aporta la paraestatal al gobierno se convertirán en activos privados con amplia valorización financiera, lo que generará presiones en el esquema fiscal.
En 2013, vendió 409 mil 442 millones de pesos, su rendimiento bruto fue de 129 mil 950 millones y pagó en impuestos y derechos 206 mil 458 millones. A nivel mundial, ocupa la séptima posición en la producción diaria de barriles y el lugar 12 en ventas entre las empresas del ramo, refirió.
En tanto, Margarita Camarena, del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS), explicó que la escala de rentabilidad financiera es cada vez más alta, centralizada, monopolizada y desigual y los programas anticrisis movilizan grandes volúmenes de capital. “Aumentar la velocidad en la circulación financiera restituiría el balance con el ingreso para superar el estancamiento y la deflación”.
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