Con el tiempo me di cuenta de que la arquitectura es una materia que combina la imaginación y el diseño con cuestiones técnicas y humanísticas y una actividad que permite servir a la sociedad, resaltó Xavier Cortés Rocha, quien por sus logros y trayectoria ha sido nombrado profesor emérito de la UNAM. “Elegí mi profesión por la posibilidad de crear y diseñar espacios y edificios”, agregó.
Él mismo se describe como un enamorado de la docencia, un practicante irredento de su disciplina y un universitario de siempre, “pues ingresé a la carrera cuando la Facultad de Arquitectura (FA) aún era Escuela Nacional. Ahí tuve la fortuna de formarme con profesores tan talentosos como Jesús Aguirre Cárdenas, Fernando López Carmona, Imanol Ordorika, Enrique Landa, Ernesto Gómez Gallardo, Javier García Lascuráin y Miguel Herrera Lasso”.
Tuve maestros de excelencia y la suerte de estudiar en una época en la que los mejores de la disciplina se daban tiempo para realizar sus proyectos y ser profesores de asignatura, dijo.
Al terminar mis estudios de posgrado en Francia, en 1968, regresé a la UNAM y me incorporé a la FA para dar una clase de urbanismo y planificación, que imparto hasta la fecha. Desde entonces he permanecido en las aulas, a cargo de diferentes cursos y talleres, incluso en mis periodos sabáticos, refirió.
También, por muchos años, enseñé en el Taller de Diseño Urbano. Hoy participo en los programas de posgrado de maestría y doctorado de Urbanismo y Restauración de Monumentos.
En opinión de la arquitecta María Luisa Morlotte, la actividad docente de Cortés Rocha se ha caracterizado por construir conocimientos actualizados, síntesis de la relación de la docencia, la investigación y un sentido crítico surgido de la práctica constante.
“En las aulas, disfruta compartir sus experiencias con profesores y alumnos, propone formas para mejorar el entorno cotidiano y pone a los estudiantes de licenciatura, maestría y doctorado en la ruta para ser profesionales críticos y creativos”, agregó la académica de la FA.
Experiencia crucial
El emérito definió a su carrera como algo muy gratificante. “He ejercido la profesión en muy diferentes ámbitos, lo que ha sido una experiencia crucial en mi vida”.
En la FA ha ocupado puestos de conducción académica, como director de la entidad y jefe de la División de Estudios de Posgrado; además fue secretario General de esta casa de estudios.
Soy un arquitecto en ejercicio que ha realizado gran diversidad de proyectos de arquitectura, urbanismo y restauración, refirió.
La práctica profesional de avanzada y de excelencia es un factor que contribuye a que como docente esté actualizado. Su labor puede apreciarse en los proyectos para restaurar los anexos del Palacio de la Antigua Escuela de Medicina (primera sede de la Universidad en la calle de Moneda) y el Centro de las Artes en la antigua fábrica de hilados de San Luis Apizaquito, Tlaxcala.
Asimismo, participa como asesor en los programas de los centros históricos de Campeche, Guanajuato y Zacatecas que lleva a cabo el Programa Universitario de Estudios sobre la Ciudad (PUEC).
Otro ámbito en el que destaca su labor es el de las publicaciones, porque ha producido importantes libros que son referencia en las áreas que cultiva.
El emeritazgo
El que me hayan designado profesor emérito es una satisfacción y recibo el nombramiento con humildad, porque he hecho mi labor sin esperar honores; que la institución de la que formo parte como docente desde hace más de 45 años me reconozca, me proporciona gran alegría, enfatizó.
Es un impulso en mi trayectoria, pero también una invitación a reflexionar sobre la enseñanza y la formación de arquitectos, consideró.
Finalmente, exhortó a los alumnos de la FA a prepararse profundamente en todo lo que rodea a la profesión y entender de dónde viene, a dónde va y para qué ejercer la disciplina.
“Traten de ser los mejores creadores, sepan que esto es una enorme responsabilidad porque al final este quehacer tiene un fuerte componente de servicio a la sociedad”, concluyó.
—oOo—
