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Boletín UNAM-DGCS-199
Ciudad Universitaria.
13:00 hs. 04 de abril de 2014

 

   

 

 

EL TERREMOTO DEL 2 DE ABRIL EN CHILE NO ES EL GRAN EVENTO QUE SE ESPERA PARA ESA REGIÓN: CINNA LOMNITZ

 

 

  • Aún está por ocurrir el megasismo de magnitud nueve previsto para ese país, pero no podemos predecir cuándo será, dijo el investigador emérito del IGf de la UNAM
  • El más fuerte ocurrido en México fue el de 1985, de magnitud 8.2, pero estamos en un borde de placa activo, alertó

 

 

El terremoto de 8.2 grados en la escala de Ritcher ocurrido hace unos días en el norte de Chile no es el gran temblor que los sismólogos esperamos para esa región, reveló Cinna Lomnitz Aronsfrau, investigador emérito del Instituto de Geofísica (IGf) de la UNAM.

“Esperamos un gran sismo desde hace más de 100 años. El último de esa magnitud ocurrió en la misma región norte de Chile en 1877. Para mí, la sorpresa del evento del primero de abril fue que no fuera mayor, pensábamos que podría ocurrir uno de magnitud nueve y fue de 8.2, con un tsunami menor”, refirió.

El científico planteó dos posibilidades: o el sismo del 9 de mayo de 1877 (de magnitud 8.8) fue un evento extraordinario y raro, o todavía falta otro más grande en esa región sudamericana, que no se puede predecir si ocurrirá en pocos años o en décadas.

Zona de megasismos

Toda la línea costera de Chile y Perú está sobre dos placas tectónicas: la de Nazca, que es oceánica, y la Sudamericana, que es continental.  La constante fricción entre ambas y el fenómeno de subducción de la placa de Nazca bajo la Sudamericana hacen del primer país, y parte del segundo, zona sísmica muy activa.

“En lo personal he mirado esa zona de Chile, donde los movimientos telúricos llegan a magnitudes de nueve. En siglos pasados, los eventos de ese tamaño causaron muchas muertes y daños materiales, lo que afortunadamente no ocurrió en esta ocasión”, señaló.

Lomnitz explicó que son considerados megasismos los movimientos telúricos de magnitud nueve o mayor, que producen tsunamis grandes y causan daños cuantiosos.
 
El evento de este tipo más potente registrado en la historia de la humanidad ocurrió precisamente en esa región del mundo. Fue el llamado Gran Terremoto de Chile, sucedió el 22 de mayo de 1960 y tuvo una magnitud de 9.5.

“Para mayor seguridad hay que esperar uno mayor en esa nación, pero el del primero de abril nos sirve a los científicos para comenzar a entender cómo se forman estos sismos extragrandes”, indicó.

En México, recordó, lo máximo que hemos observado son movimientos telúricos de 8.2, que fue la magnitud del terremoto del 19 de septiembre de 1985. “Nunca se ha observado algún evento mayor”. En el país estamos al borde de una placa activa.

Lejos de la predicción

El investigador emérito destacó que el margen de incertidumbre respecto a la predicción aún es grande. “Los colegas japoneses nunca pensaron que en su país pudiera ocurrir un sismo de magnitud nueve, y sucedió en 2011”, recordó.

Aunque Japón es uno de los países más avanzados del mundo en ciencia sísmica y desarrollo de tecnología en esa y muchas áreas, no imaginaron que el llamado Gran Terremoto de Japón Oriental sacudiera la tierra acompañado de un tsunami –que creó olas de 40.5 metros– y ocasionara casi 21 mil muertos y más de tres mil desaparecidos.

Aún hay mucho que estudiar sobre la ocurrencia de megasismos. El evento de la isla asiática fue un golpe muy fuerte para los sismólogos, pues no se pudo predecir. “Necesitamos cautela y nuevas ideas para estudiar estos fenómenos”, apuntó.

El investigador emérito del IGf consideró que la pregunta es si estos eventos pueden ocurrir en cualquier borde de placas tectónicas o si solamente hay algunos lugares, como el norte de Chile, donde suceden. “En mi opinión, cualquier borde de placas puede generar uno”, concluyó.

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